En un
artículo anterior puse en duda que la dietética sea una ciencia, porque
parece seguir con mucha frecuencia lo que podría considerarse como las alternancias
de la moda, y aduje algunos ejemplos. En este artículo voy a añadir
algunos más, junto con alguna consideración general.
- La fecha de caducidad de los yogures. Hace unos años se escribían libros y se pronunciaban discursos defendiendo la recomendación de que no debe consumirse un yogur desde el día siguiente a su fecha de caducidad. Además, por supuesto, ningún alimento caducado debería utilizarse para ayudar a personas en dificultades económicas. Sin embargo, cualquier experto en calidad sabe que las fechas de caducidad incluyen siempre un margen de seguridad que a veces puede ser bastante largo (días, semanas o incluso meses). Por lo tanto, algunos alimentos recién caducados probablemente estén comprendidos dentro de ese margen de seguridad y pueden consumirse sin problemas. Sin hablar del hecho de que hay productos (como los yogures) que no deberían caducar, porque su composición hace que no se estropeen, aunque puedan llegar a perder características nutritivas o de sabor. Por eso últimamente en este tipo de productos ya no se habla de fecha de caducidad, sino de fecha de consumo preferente.