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Ilustración de Gustavo Doré |
En septiembre de 2003, leyendo el libro Sobre la voluntad en la naturaleza (1836) del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, encontré las siguientes palabras en la página 40 de la traducción española de Alianza Editorial:
…según lo que dicen aquellos versos de Goethe:
“El perro quisiera acompañarnos desde el establo: el eco de sus ladridos nos
prueba que cabalgamos”.
Inmediatamente se me ocurrió que esta frase tenía que ser el origen del refrán castellano ladran, luego cabalgamos, que solía atribuirse al Quijote. Como no recordaba haberla leído en El Quijote, por si acaso, hallé una versión digitalizada del Quijote y busqué la frase en cuestión. No estaba. A continuación hice una búsqueda de la frase en Google, y me salieron unas sesenta referencias, todas las cuales afirmaban que era una frase del Quijote. Busqué también la traducción al alemán de la frase de Goethe citada por Schopenhauer, y aparecieron cinco referencias al poema Kläffer (Ladrador) de Goethe (1808). Por lo tanto, toda la información utilizada por Google para buscar esa frase en castellano era entonces errónea, mientras que la información escrita en alemán sí era correcta, aunque menos abundante.