El que sabe, y sabe que sabe, es un
sabio. Síguele.
El que sabe, y no sabe que sabe,
está dormido. Despiértale.
El que no sabe, y sabe que no sabe,
es un ignorante. Enséñale.
El que no sabe, y no sabe que no
sabe, es un necio. Evítale.
Este texto anónimo es muy
conocido. Generalmente se presenta como proverbio árabe o persa, algunas veces como proverbio
chino, e incluso se atribuye equivocadamente a Confucio, porque lo que está
escrito en Analectas 17:3, aunque parecido, es diferente. El efecto Dunning-Kruger, que hace
referencia a un estudio
publicado en 1999 por estos dos autores en una revista de la American
Psychological Association, podría considerarse como un estudio experimental sobre
la primera y la última línea del proverbio.
Para identificar el efecto
que lleva su nombre, Dunning y Kruger realizaron y analizaron, con estudiantes
de psicología, conjuntos de test relacionados con actividades intelectuales y
sociales en campos como el humor, la gramática y la lógica. Después pidieron a
los participantes que se auto-evaluaran, contestando a las tres preguntas
siguientes: