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jueves, 16 de diciembre de 2021

Los trabajos y los días

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He tomado el título de este artículo de la obra de Hesíodo. Aunque aquí no voy a hablar del trabajo, sí voy a hablar de los días. La palabra día tiene dos sentidos distintos: el día completo (24 horas) y la parte del día en que hay luz solar. Así, se podría decir que

día = día + noche

lo que parece absurdo, porque un matemático podría deducir que la noche no existe. En lugar de esa ecuación, y para dejar claro que existen dos clases de días, deberíamos utilizar esta otra:

día1 = día2 + noche

El día1 es un ciclo natural, el periodo del movimiento de rotación de la Tierra alrededor de su eje. Pero aquí surge un problema: ¿Cuándo se puede decir que la Tierra ha dado una vuelta completa alrededor de su eje? Y es que, para definir el periodo de un objeto que se mueve, es preciso disponer de un punto de referencia. Los resultados serán diferentes dependiendo de cuál sea el punto que se escoja.

jueves, 24 de diciembre de 2020

El reloj de la catedral de Estrasburgo

Reloj de la Catedral de Estrasburgo
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Uno de los instrumentos de medida del tiempo más sorprendentes que conozco es el reloj de la catedral de Estrasburgo, que contiene en su interior una computadora mecánica, una maravilla compuesta exclusivamente por engranajes y ruedas dentadas, cumbre de la instrumentación de la época, que podría considerarse comparable a la máquina analítica de Charles Babbage, excepto por el hecho de que no es un dispositivo de cálculo programable, sino una máquina de cómputo construida con el propósito específico de calcular la hora. Pueden verse más detalles en este artículo en la revista The Sciences de la Academia de Ciencias de Nueva York.

No se trata de un reloj de torre, como los de otras muchas catedrales, pues se encuentra dentro del edificio. Tiene tras de sí una larga historia que se remonta hasta el siglo XIV, aunque fue totalmente reconstruido en el XVI. A finales del XVIII dejó de funcionar. La leyenda dice que, a principios del siglo XIX, un celador que enseñaba la catedral a un grupo de visitantes mencionó que el reloj llevaba mucho tiempo estropeado. Entonces un niño que formaba parte del grupo exclamó: ¡Yo lo arreglaré! Cuarenta años después, lo cumplió. Ese niño habría sido Jean-Baptiste Schwilgué, quien remodeló el reloj hacia 1840.