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jueves, 23 de diciembre de 2021

La hora 24

Reloj Blando
Escultura de Dalí
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He retocado un poco el título de la famosa novela del escritor rumano Constantin Virgil Gheorghiu (La hora 25), porque en este artículo voy a hablar de las horas. Igual que pasa con los días, de los que hablamos en el artículo anterior, existen distintos tipos de horas.

Cada tipo de hora se define dividiendo por 24 la longitud del día correspondiente. Por eso hay tantos tipos de horas como de días: hora lunar, hora sidérea y hora solar media. Pero además de estas tres, existen dos más: la hora solar verdadera y la hora oficial (véase la tabla adjunta). La primera es consecuencia de que el día solar verdadero difiere del día solar medio hasta un cuarto de hora, aproximadamente. Por esa razón, cuando los capitanes de barco querían calcular la longitud geográfica de su posición observando el momento en que el sol pasaba por el meridiano, tenían que aplicar tablas de corrección en función de la fecha. Si dividimos entre 24 la duración de cada día solar verdadero, obtendremos la hora solar verdadera, que naturalmente sólo tiene 60 minutos unas pocas veces al año.

jueves, 24 de diciembre de 2020

El reloj de la catedral de Estrasburgo

Reloj de la Catedral de Estrasburgo
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Uno de los instrumentos de medida del tiempo más sorprendentes que conozco es el reloj de la catedral de Estrasburgo, que contiene en su interior una computadora mecánica, una maravilla compuesta exclusivamente por engranajes y ruedas dentadas, cumbre de la instrumentación de la época, que podría considerarse comparable a la máquina analítica de Charles Babbage, excepto por el hecho de que no es un dispositivo de cálculo programable, sino una máquina de cómputo construida con el propósito específico de calcular la hora. Pueden verse más detalles en este artículo en la revista The Sciences de la Academia de Ciencias de Nueva York.

No se trata de un reloj de torre, como los de otras muchas catedrales, pues se encuentra dentro del edificio. Tiene tras de sí una larga historia que se remonta hasta el siglo XIV, aunque fue totalmente reconstruido en el XVI. A finales del XVIII dejó de funcionar. La leyenda dice que, a principios del siglo XIX, un celador que enseñaba la catedral a un grupo de visitantes mencionó que el reloj llevaba mucho tiempo estropeado. Entonces un niño que formaba parte del grupo exclamó: ¡Yo lo arreglaré! Cuarenta años después, lo cumplió. Ese niño habría sido Jean-Baptiste Schwilgué, quien remodeló el reloj hacia 1840.