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Dorothy L. Sayers |
He dicho a menudo (y lo repetiré tantas veces como haga falta) que la enseñanza en España ha ido de mal en peor durante los últimos cincuenta años. Casi siempre que ha cambiado el gobierno se ha pergeñado una nueva ley de educación que, sin ninguna excepción, ha sido siempre peor que la anterior. También se ha alargado la duración de la enseñanza. En 1963, yo ingresé en la universidad con 17 años recién cumplidos. Hoy nadie lo hace sin haber cumplido 18. A veces se aduce que es que tienen que aprender más cosas y necesitan más tiempo. Quizá sea verdad, pero ¿realmente, al llegar a la universidad, saben más que antes?
La respuesta a esta pregunta es, sin duda, negativa. Cuando llegan a la universidad, el nivel de los estudiantes es cada vez más bajo, cada vez saben menos, no son capaces de razonar y a veces ni siquiera entienden lo que leen. Cada vez son más fáciles de manipular. Quizá sea eso lo que se pretende.