Hay varias formas de manipular el lenguaje científico:
- Si se intenta aprovechar el prestigio de la ciencia, donde no viene a cuento aplicarlo, para obtener beneficios de algún tipo. Por ejemplo: cuando se anuncia un producto o un plan como resultado de un estudio científico que en realidad no ha tenido lugar. A lo largo del tiempo, este efecto suele concretarse en el uso incorrecto de los términos científicos más avanzados del momento. A finales del siglo XIX, muchos productos llevaban adjetivos relacionados con el telégrafo o la radiodifusión; a principios del siglo XX, se usaron mucho el elemento radio y la radioactividad, antes de que se descubrieran sus efectos nocivos; a mediados del siglo XX estaba de moda la palabra atómico; a finales del siglo XX, los términos computerizado, electrónico y biotecnológico; y a principios del siglo XXI los términos más utilizados han pasado a ser ecológico, sostenible y respetuoso con el medio ambiente. El valor científico de todos estos calificativos es prácticamente nulo.