Los físicos partidarios de
considerar la flecha del tiempo como una ilusión tienen un problema: no
toda la física es compatible con un tiempo reversible, como parecen indicar las
ecuaciones y teorías mencionadas en un
artículo anterior de este blog. Desde mediado el siglo XIX se conoce el
segundo principio de la termodinámica, que se remonta a 1850, cuando Clausius
introdujo el concepto de entropía y se constató que el valor de esta magnitud
física aumenta siempre, si se mide en un sistema aislado
que no intercambia materia ni energía con el exterior. Dado que el universo lo
es, disponemos al menos de una magnitud física que permite señalar
inequívocamente la dirección del flujo del tiempo.
Conscientes de este problema, los
físicos partidarios de la reversibilidad del tiempo han respondido de distintas
maneras: se ha dicho que el segundo principio de la termodinámica es una ley
ficticia, subjetiva, que no se ajusta a la realidad; una ilusión mental; una aproximación;
un efecto de las condiciones iniciales del universo. Se ha formulado la
hipótesis de que, si el universo fuese cíclico, la flecha del tiempo podría invertirse
durante la etapa de contracción. (Esta teoría ha sido abandonada). Para escapar
del problema, Stephen Hawking propuso un universo sin condiciones iniciales en
su Breve Historia del Tiempo. Es curioso ese
deseo de defender a toda costa la reversibilidad temporal, puesto que fue
Hawking precisamente quien propuso la existencia de una flecha del tiempo en
los agujeros negros, que en lugar de ser permanentes podrían desintegrarse.
En 1928, un año después de
proponer el término la flecha del tiempo, Arthur
Eddington desafió a los físicos que adoptan estas posturas con las siguientes
demoledoras palabras: Si tu teoría se opone al 2º
Principio de la Termodinámica… la espera el colapso en la más profunda
humillación (The Nature of the
Physcal World, 1928).