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C.S. Lewis |
Estas
elucubraciones pueden parecer irrelevantes, puesto que no sabemos si existen inteligencias extraterrestres. De hecho, la probabilidad de su existencia es
el 50%, como expliqué en un
artículo anterior, con lo que quiero decir que no sabemos nada, que lo
mismo da tirar una moneda al aire para decidirlo. Sin embargo, algunos teólogos
serios y autores de ciencia-ficción se han planteado esta cuestión, por lo que
no me parece absurdo tratarla aquí.
Jean Jacques Rousseau sostenía que el hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad le hace malo. Toda la evidencia de que disponemos le desmiente. Cada vez que se ha intentado corregir esa situación modificando las estructuras sociales, por ejemplo, en la Revolución francesa (que introdujo la guillotina); en la Revolución rusa (que introdujo el Gulag); y en el nacionalsocialismo alemán (que introdujo las cámaras de gas); las cosas han empeorado. Está claro que el hombre está inclinado al mal por naturaleza, aunque también pueda ser capaz de grandes heroísmos. Esa inclinación al mal es consecuencia de lo que llamamos pecado original.