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jueves, 14 de noviembre de 2024

¿Fue perseguido Teilhard de Chardin por defender la evolución?

Pierre Teilhard de Chardin

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En un artículo anterior he mencionado algunos de los mitos relacionados con la persecución de los científicos como consecuencia de sus ideas científicas y por motivos religiosos. Mencioné, por ejemplo, a Giordano Bruno y Miguel Servet, presentados erróneamente como mártires de la ciencia, cuando en realidad fueron perseguidos por sus ideas religiosas, no por sus actividades científicas, que en el caso de Bruno fueron prácticamente inexistentes.

En la presentación de un vídeo publicado hace poco se da publicidad a uno de estos mitos, también bastante extendido: el que afirma que Teilhard de Chardin fue reprimido por su orden jesuita por abogar por la evolución. Que esto es falso se puede deducir fácilmente del hecho de que Teilhard pudo publicar sin problemas decenas de artículos sobre la evolución de los antepasados del hombre en revistas científicas y filosóficas de impacto, sin que su orden se lo impidiera. Una de esas revistas fue Études, editada precisamente por los jesuitas. Curiosa manera de reprimirle por abogar por la evolución.

jueves, 15 de febrero de 2024

Inteligencias extraterrestres y pecado original

C.S. Lewis

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Estas elucubraciones pueden parecer irrelevantes, puesto que no sabemos si existen inteligencias extraterrestres. De hecho, la probabilidad de su existencia es el 50%, como expliqué en un artículo anterior, con lo que quiero decir que no sabemos nada, que lo mismo da tirar una moneda al aire para decidirlo. Sin embargo, algunos teólogos serios y autores de ciencia-ficción se han planteado esta cuestión, por lo que no me parece absurdo tratarla aquí.

Jean Jacques Rousseau sostenía que el hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad le hace malo. Toda la evidencia de que disponemos le desmiente. Cada vez que se ha intentado corregir esa situación modificando las estructuras sociales, por ejemplo, en la Revolución francesa (que introdujo la guillotina); en la Revolución rusa (que introdujo el Gulag); y en el nacionalsocialismo alemán (que introdujo las cámaras de gas); las cosas han empeorado. Está claro que el hombre está inclinado al mal por naturaleza, aunque también pueda ser capaz de grandes heroísmos. Esa inclinación al mal es consecuencia de lo que llamamos pecado original.

jueves, 17 de septiembre de 2020

La mente y el cosmos

Thomas Nagel
Thomas Nagel, filósofo, profesor en la Universidad de Nueva York y especializado en filosofía de la mente, ha publicado un libro (La Mente y el Cosmos) en el que resume sus ideas contrarias al reduccionismo materialista dominante en filosofía desde mediados del siglo XIX. He leído el libro en una traducción española realizada por el profesor de Sevilla Francisco Rodríguez Valls, con quien he colaborado más de una vez.
El libro proporciona argumentos contundentes en apoyo de la afirmación de que el reduccionismo materialista no puede explicar la consciencia, la razón y otros elementos mentales sin eliminarlos. Pero como la consciencia y la razón son los elementos dominantes de nuestra visión del mundo, la conclusión a la que deberíamos llegar es que el reduccionismo materialista tiene que ser falso.

jueves, 19 de septiembre de 2019

El optimismo de Teilhard de Chardin



Pierre Teilhard de Chardin
La visión de Teilhard de Chardin sobre el porvenir es esencialmente optimista, quizá demasiado. En su libro El Fenómeno Humano esboza su visión de la evolución futura de la humanidad, que presenta como un proceso de convergencia creciente hacia un centro unificador al que da el apropiado nombre de Punto Omega.
Al estudiar el proceso unificador que debe llevarnos a la siguiente etapa (si no al punto final) de nuestra evolución, Teilhard distingue tres ámbitos diferentes:

jueves, 18 de octubre de 2018

Ciencia o filosofía



Pierre Teilhard de Chardin
En un artículo anterior, hablando de la inteligencia, mencioné que existen cuatro teorías filosóficas incompatibles entre sí, que tratan de explicar el fenómeno de la consciencia humana. Las resumo brevemente aquí:
1.      Monismo reduccionista o funcionalismo biológico: la mente está totalmente determinada por el cerebro, y este por la red de neuronas que lo constituye. El pensamiento humano es un epifenómeno. La  libertad de elección es una ilusión. Somos máquinas programadas.
2.      Monismo emergentista: la mente es un producto evolutivo emergente con auto-organización, que ha surgido como sistema complejo a partir de sistemas más simples formados por las neuronas. Algunos sostienen que las estructuras subyacentes no pueden determinar por completo la evolución de los fenómenos mentales, pero que estos sí pueden influir sobre aquellas.
3.      Dualismo neurofisiológico: la mente y el cerebro son diferentes, pero están tan íntimamente unidos que llegan a constituir una unidad, son dos estados complementarios y únicos de un mismo organismo.
4.      Dualismo metafísico: la mente y el cerebro son dos realidades diferentes. La primera es una sustancia espiritual y no espacial, capaz de interaccionar con el cerebro, que es material y espacial. Ambas entidades pueden existir independientemente la una de la otra, aunque el cuerpo sin la mente acaba por descomponerse.

jueves, 2 de noviembre de 2017

El fin de la humanidad


Lord Kelvin
En un artículo anterior en este blog hablé del mito de la Ilustración, que dio lugar a la teoría del progreso indefinido y a la previsión de avances enormes para la humanidad, que estarían a su alcance en un futuro no demasiado lejano. A pesar de que la primera mitad del siglo XVIII supuso un freno en casi todas las actividades culturales de nuestra civilización, incluida la ciencia, ellos estaban encantados de haberse conocido. Friedrich Melchior, barón von Grimm (1723-1807), lo expresó con inigualable candor, con estas palabras [1]:
El siglo XVIII ha superado a todos los demás en los elogios que se ha prodigado a sí mismo.
Una de las ideas que se puso en boga por entonces fue la de que los avances científicos permitirían al hombre alcanzar la inmortalidad en breve plazo. Aunque la idea se remonta a Roger Bacon como algo posible, aunque muy lejano, a finales del siglo XVIII parecía mucho más cerca. De ahí la anécdota que se cuenta de la octogenaria mariscala de Villeroi, que al asistir al ascenso del profesor Charles en un globo de hidrógeno, exclamó:
Si, es cierto; descubrirán el secreto de no morir ¡cuando yo ya esté muerta!
Las ideas optimistas del siglo XVIII dieron un vuelco impresionante en el XIX, en el que pasó a dominar una visión más pesimista del futuro de la humanidad, que se basó principalmente en dos descubrimientos:

jueves, 30 de marzo de 2017

Trasplante de cerebro e identidad personal

Daniel Dennett
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En el artículo anterior hablé del trasplante de cerebro, pero quedó pendiente considerar el problema de cómo afectaría un trasplante cerebral a la identidad personal. ¿Está nuestra identidad asociada al cerebro, y por tanto pasaría a un cuerpo diferente en caso de trasplante cerebral? ¿O podría ocurrir algo distinto?
En primer lugar, debo hacer constar que esta disquisición no es científica, sino filosófica, pues por el momento el trasplante de cerebro es pura ciencia-ficción. Ni es factible ahora, ni parece probable que llegue a serlo en bastante tiempo, suponiendo que sea posible realizarlo con éxito. O sea, que estoy apoyándome en el vacío, eso mismo que yo he criticado varias veces cuando lo hacen otros...
En 1978, el filósofo estadounidense Daniel Dennett escribió un ensayo filosófico sobre este problema titulado Where am I? (¿Dónde estoy yo?) en el que, haciendo uso del género de la ciencia-ficción, planteaba el problema de la identidad personal en el caso de que llegasen a ser posibles avances científicos hipotéticos, tales como el mantenimiento de un cerebro vivo y activo fuera del cuerpo (aunque conectado con este por wifi), o la descarga del contenido de un cerebro humano en un ordenador.

jueves, 17 de diciembre de 2015

El fenómeno humano

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Pierre Teilhard de Chardin
Que el hombre tiene mente y consciencia es algo que sabemos por experiencia propia. Que los animales parecen tener más actividades mentales cuanto más próximos están a nosotros, también resulta evidente. Así, los mamíferos tienen más mente que los reptiles, los reptiles más que los peces, los peces más que los invertebrados (con la posible excepción de los cefalópodos). Todos los animales menos las esponjas tienen sistema nervioso, aunque algunos tengan muy poco: el nematodo Caenorhabditis elegans tiene sólo 300 neuronas. Las plantas no tienen sistema nervioso, pero sí alguna sensibilidad y son capaces de realizar movimientos lentos. Y cuando Antonie van Leeuwenhoek descubrió los microorganismos en el siglo XVII, al ver su actividad nadie dudó de que estos seres diminutos están vivos. Sólo con los virus, seres aún más pequeños, los biólogos aún no se han puesto de acuerdo sobre si están vivos o no. Sobre esto he hablado en otro artículo de este blog.

jueves, 28 de mayo de 2015

El principio antrópico final y el antiCristo

Pierre Teilhard de Chardin
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En su libro de divulgación científica The Anthropic Cosmological Principle, publicado en 1986, los cosmólogos John Barrow y Frank Tipler plantean tres principios antrópicos diferentes:
1.      El principio antrópico débil o WAP (este es el que formuló Brandon Carter en 1973): la simple constatación de que el hecho de que estamos aquí impone ciertas restricciones al universo, como haber durado lo suficiente para que pueda aparecer en él la vida inteligente.
2.      El principio antrópico fuerte o SAP: la afirmación de que hacer posible la aparición de vida inteligente era un requisito necesario para el universo.
3.      El principio antrópico final o FAP: La afirmación de que la vida inteligente, una vez ha aparecido en el universo, ya no puede desaparecer.