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jueves, 1 de marzo de 2018

El problema de la intencionalidad humana


Hace unas semanas mantuve en otro blog un debate que me enfrentó con tres ateos militantes que defendían el monismo materialista que sostiene, entre otras cosas, que estamos determinados por nuestras neuronas, que la consciencia es un epifenómeno irrelevante y que el libre albedrío es una ilusión. En otro artículo de este blog he tocado ese tema, mencionando las cuatro teorías filosóficas al respecto, una de las cuales es el monismo materialista.
Este es el argumento que ofrecí para defender el dualismo frente al monismo materialista:
Veamos cuál es el problema de la intencionalidad humana. Cuando digo: Voy a prestarle dinero al banco para que me pague intereses estoy diciendo que la causa por la que voy a prestarle dinero al banco es para obtener intereses. Este tipo de causa, Aristóteles lo llamaba causa final, porque es el fin hacia el que se dirige mi acción, algo que está en el futuro. Por otra parte, el monismo materialista dice que la única causa de todas nuestras acciones está formada por las descargas eléctricas de nuestras neuronas. Esto es lo que Aristóteles llamaba causa eficiente. Tenemos, por lo tanto, que para explicar el mismo fenómeno (que yo le preste dinero al banco) se nos proponen dos causas distintas: mi intención y los disparos de mis neuronas, una situada en el presente, la otra en el futuro. ¿Es esto posible?

jueves, 25 de febrero de 2016

¿Tiempo A o Tiempo B?

J.M.E. McTaggart, que en 1908 acuñó
los términos "Tiempo A" y "Tiempo B".
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Los seres humanos parecemos tener una propensión innata a pensar que lo que no nos gusta o no podemos explicar no existe. Así, en el hinduismo y el budismo, la realidad misma se considera una ilusión (maya), algo de lo que hay que desprenderse para alcanzar la liberación. Según esta filosofía, y como parte inseparable de la realidad física, el tiempo también debería ser considerado como una ilusión. En el Brahman hinduista y en el Nirvana budista no hay tiempo.
En la filosofía y la ciencia de Occidente, la idea del tiempo ha sido tradicionalmente muy distinta. Hasta el siglo XVIII no se puso en duda la realidad de la realidad. Como parte inseparable de la realidad, el tiempo era absoluto. En la mecánica de Newton desempeña ese papel. Según su teoría de la gravitación, el transcurso del tiempo es independiente del movimiento del observador. De ahí se puede deducir el principio de la relatividad de la mecánica clásica, según el cual, cuando varios cuerpos están sometidos a movimiento rectilíneo y uniforme (con velocidad constante), es imposible distinguir cuál de ellos está en reposo y cuál está en movimiento.