Mostrando entradas con la etiqueta voluntad libre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta voluntad libre. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de septiembre de 2021

La física y el libre albedrío

The same post in English

En el número de enero de 2021 de la revista Physics World apareció un artículo titulado (en traducción española) Por qué la libertad está más allá de la física. Este artículo, escrito por Philip Ball, divulgador científico británico, es claramente anti-reduccionista y dice cosas como estas:

El libre albedrío no está descartado por la física, porque no proviene de la física.

Si la física puede refutar el libre albedrío, también debe descartar todo lo demás, incluso la evolución.

Pero, ¿queda realmente descartado el libre albedrío por el determinismo de la ley física? Creo que esos argumentos ni siquiera están equivocados; simplemente están mal concebidos. No reconocen cómo funcionan la causa y el efecto, y al intentar reclamar demasiada jurisdicción para la física fundamental, no son realmente científicos, sino metafísicos.

jueves, 9 de mayo de 2019

La acción de Dios a la luz de la ciencia



Portada del libro
Divine action & modern science
por Nicholas Saunders
Como he mencionado en artículos anteriores, ni la existencia de Dios ni su inexistencia pueden ser demostradas por la ciencia, pues Dios, si existe, no puede ser objeto del conocimiento científico. En consecuencia, desde el punto de vista racional, el problema de la existencia de Dios es filosófico y no científico. Ante este problema se han propuesto diversas soluciones:
  • Ateísmo: Según esta solución, propuesta hoy por muchos, Dios no existe y la existencia del universo sería consecuencia únicamente del azar. Un problema adicional, sugerido por esta teoría, es que realmente no sabemos qué pueda ser el azar (véase este artículo). Como la materia oscura y la energía oscura, es un nombre que sólo sirve para esconder nuestra ignorancia.
  • Panteísmo: Según esta solución, propuesta por nombres tan señeros como Spinoza y Einstein, Dios es el universo. Con otras palabras, en el universo hay algo que no podemos descubrir con el análisis científico, que explica de algún modo su propia existencia y la nuestra. La contraposición de esta teoría con la anterior queda clara en las palabras de Einstein contra la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica: Dios no juega a los dados. Con esas simples palabras, Einstein declaró su incredulidad respecto al concepto de azar, tal y como se plantea en muchas soluciones ateas al problema. En esta teoría, la acción de Dios en el mundo se realizaría únicamente a través de las causas naturales, sin modificación alguna (o sea, es una acción compatibilista).
  • Deísmo: Según esta solución, Dios existe y creó el universo, pero después se desentendió de él, dejándolo evolucionar solo. Originada en el siglo XVIII, muchos de los pensadores franceses de la época (y algunos posteriores hasta nuestros días) adoptaron esta teoría. Partiendo de este punto de vista, el problema de la acción de Dios en el universo no se plantea, pues se niega que Dios actúe en el universo.
  • Teísmo providencial: Según esta solución, Dios existe y creó el universo, pero después no se desentendió de él, sino que interactúa con él de alguna manera, dirigiendo su evolución. El problema de cómo tiene lugar la acción divina sólo se plantea en el marco de esta teoría.

jueves, 24 de enero de 2019

Neuronas y libre albedrío

The same post in English

En otro artículo de este blog, clasificado en el mismo hilo que este, he hablado sobre las cuatro teorías con las que la filosofía ha intentado resolver el problema de la mente humana: ¿Qué es la inteligencia? ¿Qué es la consciencia? ¿Qué es la libertad? ¿Somos libres, o estamos determinados y sólo somos máquinas de carne?
A finales del año pasado, Javier Pérez Castells publicó un libro en el que aborda algunas de estas cuestiones desde el punto de vista científico y filosófico. Su título es el mismo que el de este artículo. En particular, el capítulo 8 del libro describe algunos de los modelos con los que varios científicos y filósofos han intentado explicar cómo tomamos decisiones más complejas que las que estudian los experimentos de Libet, Fried y Haynes, que no van mucho más allá de apretar un botón o levantar una mano. Esos modelos se llaman de dos etapas, porque intentan explicar nuestras decisiones suponiendo que se realizan en dos fases: la primera más o menos aleatoria, en la que el cerebro genera las alternativas de que disponemos, seguida por otra en la que realmente tomamos una decisión, después de sopesarlas.

jueves, 1 de marzo de 2018

El problema de la intencionalidad humana


Hace unas semanas mantuve en otro blog un debate que me enfrentó con tres ateos militantes que defendían el monismo materialista que sostiene, entre otras cosas, que estamos determinados por nuestras neuronas, que la consciencia es un epifenómeno irrelevante y que el libre albedrío es una ilusión. En otro artículo de este blog he tocado ese tema, mencionando las cuatro teorías filosóficas al respecto, una de las cuales es el monismo materialista.
Este es el argumento que ofrecí para defender el dualismo frente al monismo materialista:
Veamos cuál es el problema de la intencionalidad humana. Cuando digo: Voy a prestarle dinero al banco para que me pague intereses estoy diciendo que la causa por la que voy a prestarle dinero al banco es para obtener intereses. Este tipo de causa, Aristóteles lo llamaba causa final, porque es el fin hacia el que se dirige mi acción, algo que está en el futuro. Por otra parte, el monismo materialista dice que la única causa de todas nuestras acciones está formada por las descargas eléctricas de nuestras neuronas. Esto es lo que Aristóteles llamaba causa eficiente. Tenemos, por lo tanto, que para explicar el mismo fenómeno (que yo le preste dinero al banco) se nos proponen dos causas distintas: mi intención y los disparos de mis neuronas, una situada en el presente, la otra en el futuro. ¿Es esto posible?

jueves, 15 de octubre de 2015

Inside out

The same post in English

La filosofía materialista atea tiene un problema importante: es incapaz de explicar la voluntad libre humana, sobre cuya existencia ha habido consenso casi universal entre los filósofos y los seres humanos individuales. Por eso se empeñan en negar su existencia (¿hay un modo más fácil de resolver un problema que negar que exista?) y aducen toda una serie de teorías para explicarla (los ingleses tienen un término mejor, pero intraducible: explain away). Citaré algunas:

  • Nuestra libertad es sólo una apariencia. Realmente somos juguete de nuestros sentimientos (alegría, tristeza, miedo, ira, asco…). La película de Disney y Pixar Inside Out (Del revés, en español) podría ser un ejemplo de esta postura filosófica.