Hace unas semanas mantuve en
otro blog un debate que me enfrentó con tres ateos militantes que defendían
el monismo materialista que sostiene, entre otras
cosas, que estamos determinados por nuestras neuronas, que la consciencia es un
epifenómeno irrelevante y que el libre albedrío es una ilusión. En
otro artículo de este blog he tocado ese tema, mencionando las cuatro
teorías filosóficas al respecto, una de las cuales es el monismo materialista.
Este es el argumento que ofrecí
para defender el dualismo frente al monismo materialista:
Veamos cuál es el problema de la
intencionalidad humana. Cuando digo: Voy a prestarle dinero al banco
para que me pague intereses estoy diciendo que la causa por la que voy
a prestarle dinero al banco es para obtener intereses. Este tipo de causa,
Aristóteles lo llamaba causa final,
porque es el fin hacia el que se dirige mi acción, algo que está en el futuro.
Por otra parte, el monismo materialista dice que la única causa de todas
nuestras acciones está formada por las descargas eléctricas de nuestras
neuronas. Esto es lo que Aristóteles llamaba causa eficiente.
Tenemos, por lo tanto, que para explicar el mismo fenómeno (que yo le preste
dinero al banco) se nos proponen dos causas distintas: mi intención y los
disparos de mis neuronas, una situada en el presente, la otra en el futuro. ¿Es
esto posible?