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jueves, 26 de enero de 2023

El mundo de los taquiones y la ciencia-ficción

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En artículos anteriores de este blog he mencionado diversos procedimientos que suelen emplear los autores de novelas de ciencia-ficción para hacer que los viajes interestelares sean casi tan sencillos y breves como los viajes actuales en avión a distintos puntos de la Tierra. Uno de esos procedimientos consiste en desintegrar la nave y reintegrarla en el universo de los taquiones, que son partículas hipotéticas, compatibles con la teoría de la relatividad, que siempre viajarían a velocidades mayores que la de la luz. Así sería posible (en principio) viajar muy deprisa al punto que nos interesara, reintegrar la nave en el mundo de los tardiones (o sea, en el nuestro), y ¡presto! hemos viajado a velocidad mayor que la de la luz.

Lo que pasa es que los autores de esas novelas (entre los que me incluyo) no solemos entrar en detalles sobre cómo sería el mundo de los taquiones. Simplemente damos por supuestas tres condiciones necesarias para que los viajes interestelares sean posibles:

jueves, 24 de febrero de 2022

¿Será posible viajar a las estrellas?

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¿Será posible realizar viajes interestelares? En el nivel actual de nuestra tecnología, la respuesta es claramente negativa. ¿Será posible en el futuro? Siempre es peligroso hacer predicciones: la realidad suele alejarse de lo que se suponía que tenía que ocurrir. Pero no parece que los viajes interestelares vayan a llegar a ser factibles en el futuro próximo. Eso sí, en la literatura científica, tanto seria como imaginativa, se han propuesto diversos métodos, algunos de los cuales vamos a revisar en este y los próximos artículos, analizando las probabilidades relativas de cada uno.

Muchos escritores consideran el viaje interestelar la próxima frontera de la expansión humana y la única garantía para evitar nuestra extinción accidental, si ocurre una catástrofe cósmica, o provocada por nosotros mismos con una guerra nuclear. El problema es que un viaje a las estrellas sería muchísimo más difícil que la exploración de los planetas del sistema solar. Aparte del sol, la estrella más próxima a nosotros está a 4,27 años-luz, algo más de 40 billones de kilómetros. Con las posibilidades de la técnica actual se alcanzan velocidades del orden de un millón de kilómetros por día, por lo que un viaje hasta esa estrella duraría más de cien mil años. Aprovechando la atracción gravitatoria de los planetas gigantes, como Júpiter, sería posible triplicar la velocidad, pero aun así estamos hablando de decenas de miles de años.

jueves, 30 de abril de 2015

El mundo de v>c

Albert Einstein
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En 1967, el físico Gerald Feinberg dio el nombre de taquiones (del griego tacus, rápido) a unas partículas hipotéticas cuya posible existencia había sido propuesta cinco años antes por otros investigadores. Los taquiones tendrían una propiedad única: se moverían siempre a velocidades mayores que la de la luz. Su comportamiento matemático no transgrediría las limitaciones de la teoría especial de la relatividad de Einstein, que prohíbe que los cuerpos con masa alcancen la velocidad de la luz. Desgraciadamente surgirían otros problemas.
La idea de la posible existencia de los taquiones fue abrazada con alborozo por los escritores de ciencia-ficción, para quienes parecía ofrecer la posibilidad de realizar viajes interestelares en tiempos razonables. Bastaría para ello con poner en práctica el siguiente procedimiento: