Viajes interestelares hiperlumínicos

James H. Schmitz
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La imaginación humana no conoce límites. Einstein puede decirnos que la velocidad de la luz establece un límite infranqueable para objetos con masa, pero en el fondo no nos lo creemos. ¡Tiene que haber una manera de romper ese límite! Si no, ¿cómo podríamos llegar a las estrellas durante el breve lapso de nuestra vida, volver a la Tierra y contar lo que hemos visto?

La gente de nuestra época, especialmente la de nuestra civilización, está empeñada en que tenemos que conseguir todo lo que queremos. Quiero ser inmortal, luego lo seré, y si no lo soy yo, lo serán mis hijos o mis nietos. (Más allá de los nietos, usualmente no llegamos…) Quiero viajar al centro de la galaxia, y si no puedo yo, alguien podrá hacerlo. Quiero hacer todo lo que quiera con mi vida, y lo haré… caiga quien caiga.

Para conseguir romper la limitación que nos impone la teoría especial de la Relatividad, buscamos atajos como los que mencioné en el primer artículo de esta serie, que retomo aquí:

a)      Viajes a través de dimensiones desconocidas del espacio. Quizá sea James Schmitz el autor de ciencia-ficción que ha utilizado mejor este método. Su subespacio, además de permitir viajar a velocidades hiperlumínicas a los habitantes del Hub, que es el nombre de la región de la Vía Láctea colonizada por los terrestres, tiene muchas más posibilidades. Por ejemplo, se puede construir una fortaleza espacial en esa dimensión desconocida, como en la novela Legacy, conocida en su versión española con el título de Historia de dos Relojes.

b)      Viajes a través de agujeros de gusano. Hablé de esto en otro artículo.

c)      Viajes a través del mundo de los taquiones. Se trata de unas partículas hipotéticas que viajarían siempre a velocidades superiores a la de la luz. Son partículas un tanto raras, porque si no tienen energía viajarían a velocidad infinita, mientras que a medida que se les aplicara energía, su velocidad iría disminuyendo, pero sin alcanzar nunca la de la luz. Además, su masa sería imaginaria, en el sentido matemático del término. Por otra parte, el mundo de los taquiones, si existiera, sería muy extraño: su espacio de cuatro dimensiones constaría de un tiempo tridimensional y un espacio de una sola dimensión. Parece un poco difícil orientarse en un mundo así, para llegar a donde nos interese.

d)      Viajes utilizando el warp drive. Harían uso de la métrica de Alcubierre, una solución a las ecuaciones de la Relatividad General que permitiría deformar el espacio de tal manera que se formara una burbuja que podría desplazarse a velocidad superior a la de la luz. Si consiguiéramos colocar una nave espacial dentro de esa burbuja, o si la nave contiene un dispositivo que permita crear esa burbuja a su alrededor, la nave podría desplazarse con la burbuja a velocidad superlumínica. Ese dispositivo se llama warp drive, en honor del motor que permitía a la tripulación de la nave espacial Enterprise viajar entre las estrellas en la famosa serie de ciencia-ficción de los años sesenta, Star Trek.

Lo malo es que los viajes a velocidades superlumínicas podrían dar lugar a paradojas destructivas, igual que los viajes en el tiempo. Describí con detalle una de ellas en el artículo titulado El mundo de v>c de este blog. Esto nos hace pensar que, como en el caso de los viajes en el tiempo, los viajes a velocidades superlumínicas seguramente son imposibles.

De hecho, igual que para los viajes en el tiempo existe una versión especial de la Paradoja de Fermi (si los viajes en el tiempo fuesen posibles, ¿dónde están los viajeros del tiempo?), en el caso de los viajes superlumínicos también sería aplicable la versión original de la paradoja: si los viajes a velocidades superlumínicas fuesen posibles, ¿dónde están las inteligencias extraterrestres que deberían haberlos descubierto antes que nosotros?

A pesar de lo que digan los medios de comunicación, que de vez en cuando sacan noticias como esta, anunciando que los viajes a velocidades superlumínicas están a la vuelta de la esquina, y a pesar de Arthur C. Clarke, que en 1960 predijo que alcanzaríamos las estrellas hacia 2080, creo que lo más sensato es olvidarnos de los viajes interestelares superlumínicos, no sólo por el momento, sino por mucho tiempo (¿milenios?) o quizá para siempre.

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Manuel Alfonseca

4 comentarios:

  1. Efectivamente, el tema de viajes hiperlumínicos parece imposible. Sin embargo, por lo que he visto, no está claro que el "wrap drive" de Alcubierre sea imposible. Hay artículos recientes que indican que no parece que haya una incompatibilidad con la teoría de la relatividad. Incluso que la energía necesaria no sería inmensa (se estimó en su momento equivalente a la masa del planeta Júpiter). Interesante al menos...

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    1. El warp drive de Alcubierre puede ser compatible con la relatividad, igual que algunos dicen que los viajes en el tiempo lo son también, pero en ambos casos se pueden producir paradojas destructivas, lo que hace suponer que ambas cosas sean imposibles. Si para resolver las paradojas tenemos que saltar a otro universo, menuda forma de resolver el problema de los viajes interestelares o en el tiempo...

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  2. Buenos dias me gustaria saber que hay del consenso actual sobre la conciencia. Va ganando el monismo emergentista?

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    1. No, ni ganará nunca, porque es un problema sin solución científica.

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