El misterio de la constante cosmológica

Alexander Fridman
(Александр Фридман)

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Este artículo completa un artículo anterior con un título parecido: El problema de la constante cosmológica.

En primer lugar, vamos a distinguir tres conceptos diferentes, pero que podrían estar relacionados:

  1. La energía del vacío: se debe a la aparición constante de pares de partículas y antipartículas que se desintegran inmediatamente entre sí, de modo que son indetectables por experimentación directa. Su aparición es consecuencia del principio de incertidumbre: ΔE×Δt<ħ/2, que implica que una partícula con la energía ΔE puede aparecer espontáneamente durante un tiempo Δt<ħ/(2ΔE), tanto más pequeño cuanto más grande sea ΔE. Así, un electrón virtual duraría menos de 4×10-21 segundos. Un protón, cuya masa es 1837 veces mayor, duraría 1837 veces menos. Aplicando la teoría cuántica de campos a todas las partículas conocidas, se puede estimar la energía del vacío.
  2. La constante cosmológica: fue introducida por Einstein en su ecuación cosmológica, que en el formato ideado por Alexander Friedman se expresa así: El símbolo Λ es la constante cosmológica. Einstein propuso un valor negativo, para que compensara la expansión cósmica, en la que al principio no creía. Hoy se piensa que es positiva, lo que explicaría la expansión acelerada del universo descubierta en 1998.
  1. La energía oscura: un agente desconocido que causaría la expansión acelerada del universo.

Ladran, luego cabalgamos

Ilustración de Gustavo Doré

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En septiembre de 2003, leyendo el libro Sobre la voluntad en la naturaleza (1836) del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, encontré las siguientes palabras en la página 40 de la traducción española de Alianza Editorial:

…según lo que dicen aquellos versos de Goethe: “El perro quisiera acompañarnos desde el establo: el eco de sus ladridos nos prueba que cabalgamos”.

Inmediatamente se me ocurrió que esta frase tenía que ser el origen del refrán castellano ladran, luego cabalgamos, que solía atribuirse al Quijote. Como no recordaba haberla leído en El Quijote, por si acaso, hallé una versión digitalizada del Quijote y busqué la frase en cuestión. No estaba. A continuación hice una búsqueda de la frase en Google, y me salieron unas sesenta referencias, todas las cuales afirmaban que era una frase del Quijote. Busqué también la traducción al alemán de la frase de Goethe citada por Schopenhauer, y aparecieron cinco referencias al poema Kläffer (Ladrador) de Goethe (1808). Por lo tanto, toda la información utilizada por Google para buscar esa frase en castellano era entonces errónea, mientras que la información escrita en alemán sí era correcta, aunque menos abundante.

El Papa Francisco, la tecnocracia y la Inteligencia Artificial

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La última Exhortación Apostólica del papa Francisco, titulada Laudate Deum y publicada el 4 de octubre de 2023, dedica un capítulo al paradigma tecnocrático que se ha impuesto en todo el mundo, al que aplica la siguiente definición: un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla. Se refiere sobre todo a la degradación del medio ambiente en relación con el cambio climático de origen antropogénico, aunque la frase utilizada puede interpretarse de una forma más amplia, pues hay muchas más formas de degradar el medio ambiente, además de lanzando gases a la atmósfera.

Pero no se detiene ahí. El párrafo siguiente dice esto:

21. Durante los últimos años hemos podido confirmar este diagnóstico al mismo tiempo que hemos asistido a un nuevo avance de dicho paradigma. La inteligencia artificial y las últimas novedades tecnológicas parten de la idea de un ser humano sin límite alguno, cuyas capacidades y posibilidades podrían ser ampliadas hasta el infinito gracias a la tecnología. Así, el paradigma tecnocrático se retroalimenta monstruosamente.

Azar, diseño y vida artificial

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En artículos anteriores de este blog he mencionado mis experimentos sobre vida artificial: la simulación en un ordenador de procesos similares a los que tienen lugar en los seres vivos. La vida artificial no debe confundirse con la vida sintética: construcción de seres vivos artificiales en el laboratorio.

Una de las herramientas más utilizadas en vida artificial (y en otros campos relacionados) son los algoritmos genéticos, que simulan la evolución biológica dentro del ordenador y la hacen actuar sobre los entes que son objeto de la investigación. En estos experimentos, se utiliza una mezcla de azar y necesidad (el título del libro de Monod mencionado en el artículo anterior). El azar se aplica usualmente con un generador de números seudoaleatorios que modifican el funcionamiento del resto del algoritmo, que al estar programado, representa la necesidad.