Los 25 cuentos de ciencia-ficción que más me han gustado


En Estados Unidos tienen una clasificación detallada de la ficción, en función de la longitud de la obra, con cuatro etapas:
  1. Novel, toda obra que tenga más de 40.000 palabras.
  2. Novella, obra comprendida entre 17.500 y 40.000 palabras.
  3. Novelette, entre 7.500 y 17.500 palabras.
  4. Short Story, con menos de 7.500 palabras.
Naturalmente, los límites no son estrictos, y en la práctica dependen de quien clasifica cada libro. En español, en cambio, tenemos menos categorías:
  1. Novela.
  2. Novela corta, que se aplica a obras de longitud intermedia.
  3. Cuento, protagonizado por pocos personajes y con un argumento sencillo.

Agujeros de gusano


Las novelas de ciencia-ficción dejan muy claro que, aunque fuésemos capaces de alcanzar velocidades relativistas (próximas a la velocidad de la luz), eso no satisfaría nuestra necesidad de explorar personalmente el universo. Quisiéramos viajar a otras estrellas con la misma facilidad con que hoy atravesamos el Atlántico. Nos gustaría que el tiempo de un viaje hacia el centro de la galaxia (que probablemente contiene un gran agujero negro) se midiera en días, si no en horas. ¿Hay alguna posibilidad de que esto llegue a ocurrir?
Para ello sería necesario que en el futuro se descubriera alguna propiedad del universo, hoy desconocida, que nos ayude a romper el límite de la velocidad de la luz, que parece firmemente establecido, y que nos obligaría a emplear miles de años en viajes a la mayor parte de las estrellas, exceptuando las más próximas.
Para resolver el problema, los autores de ciencia-ficción han utilizado esencialmente dos procedimientos diferentes:

La edad de los Premios Nobel científicos

Edad de los Premios Nobel científicos, por décadas


En mi conferencia de clausura del curso 1997-98 en la Universidad Autónoma de Madrid, titulada El mito del progreso en la evolución de la Ciencia, escribí esto:
Una medida interesante de la evolución del progreso científico durante el siglo XX viene dada por los premios Nobel, que recompensan los avances más significativos en los campos de la Física, la Química, la Fisiología y la Medicina. De la cuantificación realizada se deducen algunas tendencias preocupantes, como el envejecimiento progresivo de los científicos que los han recibido. Se ha pasado de una media de edad de 47 años a los 60 de la década de los noventa. En contraposición, el número de premios Nobel recibidos por personas con menos de 40 años ha descendido desde nueve en los años treinta y cincuenta, hasta cero en los noventa. Sirva de señal de esta evolución el hecho de que aún no ha recibido un premio Nobel ninguna persona nacida después de 1950.

El problema de los multiversos jerárquicos

Lee Smolin
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En un artículo anterior de este blog mencioné una lista de teorías sobre multiversos, independientes y a menudo contradictorias entre sí, preparada por el cosmólogo George Ellis. Esos multiversos pueden dividirse en dos grandes grupos:
  • Multiversos no jerárquicos: como el multiverso inflacionario caótico, en el que se supone que cada universo es una burbuja que ha detenido su crecimiento inflacionario en medio de un entorno inflacionario permanente y total.
  • Multiversos jerárquicos: como el de Smolin (que Ellis no mencionó) y el multiverso de las simulaciones de universos (o sea, que vivimos en una simulación). En este artículo me refiero exclusivamente a este tipo de multiversos, que comparten una propiedad que, en mi opinión, los hace, si no imposibles, sí muy poco plausibles.