The same post in English
En artículos
anteriores de este blog he mencionado diversos procedimientos que suelen emplear
los autores de novelas de ciencia-ficción para hacer que los viajes
interestelares sean casi tan sencillos y breves como los viajes actuales en
avión a distintos puntos de la Tierra. Uno de esos procedimientos consiste en
desintegrar la nave y reintegrarla en el universo de los taquiones, que son partículas hipotéticas,
compatibles con la teoría de la relatividad, que siempre viajarían a
velocidades mayores que la de la luz. Así sería posible (en principio) viajar muy
deprisa al punto que nos interesara, reintegrar la nave en el mundo de los tardiones (o sea, en el nuestro), y ¡presto! hemos
viajado a velocidad mayor que la de la luz.
Lo que pasa es que los autores de esas novelas (entre los que me incluyo) no solemos entrar en detalles sobre cómo sería el mundo de los taquiones. Simplemente damos por supuestas tres condiciones necesarias para que los viajes interestelares sean posibles: