Cuándo es buena una novela histórica


Batalla de Borodino, por Louis-François Lejeune
En el artículo anterior mencioné Guerra y Paz de León Tolstói, como ejemplo paradigmático de la buena novela histórica. En mi opinión, las tres reglas de oro para escribir buenas novelas históricas son las siguientes:
1.      Los personajes principales son ficticios: En el caso de Guerra y Paz esos personajes son Pierre, Natacha, el príncipe Andrés y sus familiares, amigos y cónyuges.
2.      Los personajes reales son secundarios: En Guerra y Paz los personajes reales son Napoleón, Alejandro I de Rusia y el general Kutúzov. Estos personajes actúan en la novela exactamente igual que lo hicieron en realidad. Respecto a ellos, no se inventan hechos, se interpretan.
3.      Las vidas de ambos grupos de personajes se entrelazan perfectamente.

La historia, ¿ciencia o literatura?



Alegoría de la Ciencia, por Sebastiano Conca
Las ciencias no son todas iguales. Unas son más rigurosas y tienen gran poder de predicción, otras lo son menos, otras casi nada. Veamos una clasificación de las ciencias:
·         Ciencias formales: Parten de unos axiomas o postulados más o menos inatacables y utilizan la deducción como principal método de razonamiento. Algunas desempeñan el papel de base fundamental para todas las demás ciencias. Entre las ciencias de este grupo destacan las matemáticas, la lógica y la informática teórica.
·         Ciencias naturales: Utilizan la inducción como principal método de razonamiento. Su objetivo es descubrir leyes fundamentales que expliquen el funcionamiento del mundo. Para desarrollarse, se apoyan más o menos en la lógica y las matemáticas. Entre ellas destacan (por orden de rigor decreciente) la física y la astronomía; la química; la biología, geología y paleontología.
·         Ciencias sociales: Utilizan la abducción como principal método de razonamiento (véase un artículo anterior en este blog). Su objeto de estudio es el hombre o la sociedad. Entre ellas destacan la psicología, la economía, la sociología, la antropología, la política, la arqueología y la historia.
·         Finalmente, las ciencias aplicadas, cuyo objetivo es desarrollar aplicaciones prácticas a partir de los conocimientos teóricos proporcionados por las ciencias experimentales y sociales. En conjunto suelen asociarse bajo el nombre de tecnología, aunque hay algunas disciplinas que quedan fuera de ese paraguas, como las ciencias jurídicas, la economía aplicada, la medicina, o la psicología aplicada.

Errores en la divulgación científica mediática: Stephen Hawking no lo hizo todo


Stephen Hawking
Stephen Hawking ha sido durante décadas un icono científico para los medios de comunicación. Su penosa situación personal le ha convertido en una figura mediática, que atrae indefectiblemente la atención. Por ello, dichos medios tienen cierta tendencia a exagerar su labor científica, atribuyéndole logros que él no había conseguido y que sería el primero en repudiar, si estuviera aún entre nosotros.
Por ejemplo, con ocasión de su muerte, en diversos medios han aparecido los siguientes titulares:

Gödel y el realismo


Kurt Gödel
Kurt Gödel (1906-1978) fue uno de los matemáticos más importantes del siglo XX. En 1931, cuando tenía 25 años, saltó a la fama al demostrar matemáticamente que el intento de construir un sistema axiomático completo a partir del cual pueda deducirse toda la aritmética de los números naturales, o cualquier sistema equivalente, está condenado al fracaso.
Su primer teorema de incompletitud dice esto:
Todo sistema formal consistente y con potencia semejante a la de la aritmética elemental, no es completo (contiene proposiciones verdaderas indecidibles).
Veamos una demostración informal simplificada:
Sea el Teorema G, que dice lo siguiente: Este teorema G no se puede demostrar partiendo de los axiomas y las reglas del sistema S.
  • Si suponemos que el teorema G es falso, el sistema S es inconsistente, pues a partir de los axiomas y reglas de S se podría demostrar un teorema falso.
  • Luego si S es consistente, G tiene que ser verdadero, y por tanto no se puede demostrar a partir de los axiomas de S.
El teorema de Gödel demuestra que toda formalización axiomática de la aritmética, o bien es inconsistente (permite demostrar teoremas falsos), o bien es incompleta (contiene teoremas verdaderos que no se pueden demostrar).