¿Será posible viajar a las estrellas?

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¿Será posible realizar viajes interestelares? En el nivel actual de nuestra tecnología, la respuesta es claramente negativa. ¿Será posible en el futuro? Siempre es peligroso hacer predicciones: la realidad suele alejarse de lo que se suponía que tenía que ocurrir. Pero no parece que los viajes interestelares vayan a llegar a ser factibles en el futuro próximo. Eso sí, en la literatura científica, tanto seria como imaginativa, se han propuesto diversos métodos, algunos de los cuales vamos a revisar en este y los próximos artículos, analizando las probabilidades relativas de cada uno.

Muchos escritores consideran el viaje interestelar la próxima frontera de la expansión humana y la única garantía para evitar nuestra extinción accidental, si ocurre una catástrofe cósmica, o provocada por nosotros mismos con una guerra nuclear. El problema es que un viaje a las estrellas sería muchísimo más difícil que la exploración de los planetas del sistema solar. Aparte del sol, la estrella más próxima a nosotros está a 4,27 años-luz, algo más de 40 billones de kilómetros. Con las posibilidades de la técnica actual se alcanzan velocidades del orden de un millón de kilómetros por día, por lo que un viaje hasta esa estrella duraría más de cien mil años. Aprovechando la atracción gravitatoria de los planetas gigantes, como Júpiter, sería posible triplicar la velocidad, pero aun así estamos hablando de decenas de miles de años.

Anumeralismo superexacto

A.K. Dewdney
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Entre 1984 y 1991, A.K. Dewdney fue autor de numerosos artículos de la sección de Juegos Matemáticos de la revista Scientific American, como uno de los sucesores del más famoso de los colaboradores de esa sección, Martin Gardner. Dewdney es también autor de un libro sorprendente, The Planiverse (1984), que pertenece al mismo género de fantasía matemática que Flatland de Edwin Abbott, publicado justo un siglo antes.

En el artículo anterior comenté algunos ejemplos de anumeralismo sacados del libro de A.K. Dewdney, 200% of Nothing. En este libro, Dewdney señala, entre muchos otros, dos errores matemáticos muy frecuentes. El primero consiste en dar tan pocas cifras de un número, que pierde toda su utilidad (los llama nums, para indicar que no son verdaderos números, pues no están completos). El segundo es el error opuesto: dar demasiadas cifras de un número, más allá de lo que hace falta o tiene sentido. A los dígitos innecesarios los llama dramadígitos, pues sólo sirven para dar un aspecto más dramático al número que se presenta.

Veamos un ejemplo sacado del libro de Dewdney:

Anumeralismo

Douglas Hofstadter
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Douglas Hofstadter, el autor del libro Gödel, Escher, Bach, an Eternal Golden Braid, acuñó la palabra innumeracy, por analogía a la palabra illiteracy (analfabetismo), para referirse a la carencia de conocimientos matemáticos que afecta a gran parte de la población. Por analogía, propongo como traducción de innumeracy al español la palabra anumeralismo, que me parece apropiada como título para este artículo.

Veamos un ejemplo de anumeralismo propuesto por A.K. Dewdney en su libro 200% of Nothing (200% de Nada):

Un hombre encuentra un billete de 5€, se lo mete en el bolsillo y piensa: “Como tengo un billete de 10€ en el otro bolsillo, acabo de ganar un 50%”. Cuando llega a casa, descubre que se le ha perdido el billete de 5€ que se encontró. Entonces piensa: “Como tenía 15€ y he perdido 5, he sufrido una pérdida del 33%. Como antes gané un 50%, en conjunto he ganado un 17%”.

Hacia un uso razonable de las vacunas COVID

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Hay mucha polémica respecto al uso de las vacunas contra la COVID-19. Aunque son muy variadas, las reacciones ante este problema se pueden clasificar en tres grandes grupos:

1.     Algunos (especialmente los gobiernos europeos) son francamente favorables a que todo el mundo se vacune.

2.     Otros (usualmente personas particulares concretas) se oponen abiertamente a vacunarse, ya sea porque niegan que la enfermedad exista (negacionistas), o porque dudan de la utilidad de las vacunas, o porque las consideran peligrosas.

3.     Un tercer grupo es partidario del uso consciente y razonado de las vacunas, pero se opone a que la vacunación sea obligatoria, considerando que dicha obligatoriedad sería una transgresión a la libertad individual y a los derechos humanos.