¿Será posible viajar a las estrellas?

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¿Será posible realizar viajes interestelares? En el nivel actual de nuestra tecnología, la respuesta es claramente negativa. ¿Será posible en el futuro? Siempre es peligroso hacer predicciones: la realidad suele alejarse de lo que se suponía que tenía que ocurrir. Pero no parece que los viajes interestelares vayan a llegar a ser factibles en el futuro próximo. Eso sí, en la literatura científica, tanto seria como imaginativa, se han propuesto diversos métodos, algunos de los cuales vamos a revisar en este y los próximos artículos, analizando las probabilidades relativas de cada uno.

Muchos escritores consideran el viaje interestelar la próxima frontera de la expansión humana y la única garantía para evitar nuestra extinción accidental, si ocurre una catástrofe cósmica, o provocada por nosotros mismos con una guerra nuclear. El problema es que un viaje a las estrellas sería muchísimo más difícil que la exploración de los planetas del sistema solar. Aparte del sol, la estrella más próxima a nosotros está a 4,27 años-luz, algo más de 40 billones de kilómetros. Con las posibilidades de la técnica actual se alcanzan velocidades del orden de un millón de kilómetros por día, por lo que un viaje hasta esa estrella duraría más de cien mil años. Aprovechando la atracción gravitatoria de los planetas gigantes, como Júpiter, sería posible triplicar la velocidad, pero aun así estamos hablando de decenas de miles de años.

Veamos algunos de los métodos propuestos para resolver el problema y alcanzar las estrellas más próximas, por orden de dificultad en su realización:

  1. Viajes generacionales: se viajaría hasta las estrellas en naves gigantescas, ecológicamente cerradas, propulsadas y mantenidas por la energía de la fusión nuclear, en las que podrían partir varios miles de personas hacia un destino que sólo sería alcanzado por sus descendientes lejanos.
  2. Viajes en estado de animación suspendida: sería igual que el anterior, pero los viajeros se trasladarían en estado de hibernación, por lo que el gasto de energía necesario sería mucho menor, y las mismas personas que emprendieran el viaje llegarían a su destino, lo que eliminaría muchos de los problemas del método anterior.
  3. Velocidades relativistas: Aunque la velocidad de la luz es inalcanzable para todo objeto móvil, de acuerdo con la teoría especial de la Relatividad, quizá se podrían alcanzar velocidades suficientes para reducir el tiempo de los viajes interestelares. Por ejemplo: la mitad de la velocidad de la luz. En este caso no habría necesidad de poner a los viajeros en estado de vida latente, y el viaje podría ser de ida y vuelta, aunque esta solución provocaría nuevos problemas, como el acortamiento temporal.

Numerosas novelas de ciencia-ficción dejan muy claro que ni siquiera las velocidades relativistas satisfacen nuestros impulsos de exploración. Quisiéramos viajar a las estrellas con la misma facilidad con que hoy atravesamos el Atlántico. Nos gustaría que el tiempo de un viaje hasta el centro de la galaxia se midiera en días, si no en horas. ¿Hay alguna posibilidad de que esto llegue a ocurrir? Quizá en el futuro se descubra alguna propiedad del universo, hoy desconocida, que nos ayude a romper el límite de la velocidad de la luz, que parece firmemente establecido y que nos obliga a emplear miles de años en los viajes interestelares a la mayor parte de las estrellas, excluyendo únicamente las más próximas.

  1. Procedimientos basados en hallazgos científicos aún no descubiertos: Por el momento, la mayoría son pura ciencia ficción, aunque hay algunas propuestas científicas serias, más o menos imaginativas. Este grupo de soluciones puede, a su vez, clasificarse así:
    1. Viajes a velocidades superiores a la de la luz. Ya sea utilizando taquiones (partículas hipotéticas que no se sabe si existen), o efectos especiales, como la métrica de Alcubierre, que daría lugar a un procedimiento llamado warp drive, nombre inspirado en la serie de ciencia-ficción Star Trek.
    2. Viajes a través de agujeros de gusano. El más sencillo sería un agujero negro que se ponga en contacto con un agujero blanco, un objeto que no se sabe si existe.
    3. Viajes a través de dimensiones desconocidas del espacio. Este es uno de los procedimientos favoritos de los escritores de ciencia-ficción, que llaman a esas dimensiones con nombres como hiperespacio o subespacio.

En artículos sucesivos hablaremos, uno por uno, de estos procedimientos.

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Manuel Alfonseca

Publicado en La Nueva Razón el 30 de enero de 2022

2 comentarios:

  1. Realmente muy interesante. Seguiremos leyendo. Muchas gracias. ¡Adelante! Maria Elena y Pedro

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  2. Los viajes en estado de animación suspendida son todo un clásico de la ciencia ficción desde hace décadas, pero no parece que haya nada que indique que sea posible, ningún experimento exitoso en esa línea. Y el la hipótesis de que fuera posible sería de esperar que al ser reanimado el astronauta estuviera en un estado físico peor que tras un coma prolongado y necesitaría una larga rehabilitación con mucha fisioterapia, nada de salir de un salto de la cámara de hibernación. Hay una excepciòn de hibernación viable y que se practica rutinariamente, la congelación de embriones, que los viajeros sean embriones congelados, lo que nos lleva al problema de como gestar, criar y educar niños de manera automatizada y no lesiva a los derechos humanos.
    Los viajes a velocidades relativistas parecen más viable... si se encontrara la manera de lograr ese impulso sin gastos energéticos imposibles. Literariamente tiene su interés por el desarraigo temporal que crea en el viajero.
    Otra opción, las misiones robóticas, en especial si las sondas se pudieran miniaturizar a masas muy pequeñas más fáciles de acelerar.

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