Los límites de la biología

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Los límites de la biología son prácticos, más bien que teóricos, aunque algunos problemas biológicos son tan difíciles, que parece poco probable que lleguen a resolverse algún día. Veamos unos pocos:

·         El origen de la vida. Uno de los principios fundamentales del método científico, tal como se aplica en las ciencias experimentales, establece que un experimento debe poder repetirse. Ningún descubrimiento es válido hasta que un equipo independiente lo confirma. Si un experimento no puede repetirse, no se considera científico.

El origen de la vida tuvo lugar una sola vez en la historia de la Tierra. Obviamente, es imposible repetirlo. Por lo tanto, no es un hecho científico, sino un hecho histórico. Los hechos históricos se tratan de una manera diferente a los hechos científicos: se buscan documentos que confirmen que el hecho ocurrió y describan cómo lo hizo. Después se analiza la credibilidad de los documentos.  En el caso del origen de la vida, los documentos serían restos fósiles, pero es prácticamente imposible encontrarlos, por lo que es muy probable que este problema nunca será resuelto.

Los límites de la física

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Hay dos clases de límites en la investigación científica:

1.      Límites teóricos o intrínsecos: cuando se dan estos límites, por muy grandes que sean los descubrimientos científicos que se realicen en el futuro, dichos límites no se podrán rebasar.

2.      Límites prácticos: se presentan cuando, en teoría, un problema puede tener solución, pero hay razones prácticas que hacen imposible descubrirla, al menos por el momento. En estos casos no podemos afirmar que el problema no podrá resolverse en el futuro.

A veces no se sabe si un límite determinado es teórico o práctico. En estos casos, lo que pueda ocurrir en el futuro queda abierto. Si el límite resulta ser teórico, jamás se sobrepasará. Si es práctico, que se sobrepase o no dependerá de que nuestras capacidades técnicas rebasen las necesidades técnicas para su resolución, siendo posible que dicho rebasamiento tampoco llegue a producirse. Piénsese, como ejemplo, en los problemas matemáticos intrínsecamente difíciles, de los que hablé en el artículo anterior.

Los límites de las matemáticas

Kurt Gödel
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A finales del siglo XIX, Friedrich Ludwig Gottlob Frege, profesor de la universidad de Viena, emprendió un programa ambicioso: formalizar la aritmética mediante unos pocos axiomas y unas pocas reglas de deducción, de modo que todo teorema verdadero pudiese deducirse de los axiomas mediante cierto número de aplicaciones de las reglas de deducción. El resultado fue un libro monumental, Grundgesetze der Arithmetike (1893-1903), que entre otras cosas formalizó la teoría de conjuntos con una notación engorrosa, que pronto fue sustituida por la de Peano, que es la que usamos ahora.

Desgraciadamente para Frege, cuando estaba a punto de publicarse el segundo tomo de su libro, Bertrand Russell le envió una carta en la que demostraba que su formulación de la teoría de conjuntos daba pie a una inconsistencia. En la teoría de Frege, un conjunto puede pertenecer a otro conjunto. En particular, algunos conjuntos no pertenecen a sí mismos (como el conjunto de los números enteros, que no es un número entero), mientras otros sí pertenecen a sí mismos (como el conjunto de todos los conjuntos infinitos, que es infinito). Russell señaló que es posible definir el conjunto de todos los conjuntos que no pertenecen a sí mismos. Este conjunto lleva a una paradoja: si pertenece a sí mismo, no pertenece, y viceversa. La paradoja de Russell acabó con la obra de Frege, que tuvo que añadir apresuradamente un apéndice a su libro y abandonó la investigación sobre los fundamentos de las matemáticas.

Consciencia, auto-consciencia e inteligencia artificial

Ramón López de Mántaras
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En un artículo publicado en ConectaIndustria el 22/3/2021, se atribuyen estas palabras a Josu Bilbao, responsable del área TIC de IKERLAN:

En tres años, la inteligencia artificial permitirá un diálogo inteligente con las máquinas

Predicciones parecidas hemos visto muchas desde que hace más de 60 años se inventó el término Inteligencia Artificial (IA). En la mayor parte de los casos (por no decir todos) las predicciones han sido demasiado optimistas. ¿Va a ocurrir lo mismo con estas?

Consulté al respecto con uno de los mayores expertos mundiales en el campo del análisis automático del lenguaje natural, técnica que se utiliza para realizar el tipo de aplicaciones a las que se refiere el artículo que comento, y me dijo esto:

Depende de cómo se defina "diálogo inteligente". Si se restringe a un dominio concreto, por ejemplo, al control de los sistemas de automatización de tu casa utilizando Google Home, eso ya se puede hacer con una tasa de éxito superior al 70%, algo que hace diez años era ciencia ficción. Si quieres tener una conversación filosófica en la que tu interlocutor entienda lo que está diciendo, en vez de ir generando textos a partir de un modelo de lenguaje, es demasiado optimista.