Si pudiéramos descargar nuestra
consciencia en un ordenador o en un robot, seguiríamos viviendo indefinidamente
dentro de él y, por lo tanto, alcanzaríamos la inmortalidad. Esto es lo que
sostienen algunos futurólogos y los partidarios del transhumanismo. Pero ¿hay
alguna posibilidad de que esto llegue a hacerse realidad?
Si esto fuera posible, por añadidura, se podrían mantener copias de seguridad. Así, en caso de accidente, se podría recuperar al difunto y volver a ponerle en funcionamiento con una pérdida de memoria mínima. Como de costumbre, la ciencia-ficción ya se había adelantado, como en la novela de Cory Doctorow Down and out in the Magic Kingdom.