¿Seremos inmortales aumentando la esperanza de vida?

Pieter van Lint - Alegoría de la inmortalidad

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Este método se apoya en la siguiente idea: si conseguimos aumentar la esperanza de vida más de un año por año, automáticamente seríamos inmortales. Matemáticamente, esta idea es correcta. Pero ¿hay alguna posibilidad de que llegue a realizarse en la práctica?

Un problema es que el aumento de la esperanza de vida es cada vez menor, e incluso ha llegado a invertirse.

Lo primero que tenemos que hacer es aclarar un equívoco. No se deben confundir dos conceptos completamente independientes:

• Esperanza de vida: Es un concepto relativo, que depende de la edad de cada persona. Así, la esperanza de vida de quien ya ha cumplido ochenta años es mucho menor que la de un niño recién nacido. El dato que se suele dar es la esperanza de vida al nacer. Con la revolución médica de los siglos XIX a XXI, la esperanza de vida al nacer ha subido mucho. Pero el ritmo de su crecimiento, en lugar de subir, ha disminuido, y últimamente ha llegado a bajar.

Año	País	Esperanza de vida	Aumento (años/año)
1950	Noruega	71,6
1960	Noruega	73,6	0,04
1970	Suecia	74,7	0,16
1980	Islandia	76,5	0,34
1990	Japón	79,0	0,24
2000	Japón	81,2	0,30
2010	Japón	82,9	0,18
2015	Hong-Kong	84,3	0,28
2019	Hong-Kong	85,3	0,10
2020	Hong-Kong	85,2	-0,10
2021	Hong Kong	85,5	0,30

Datos de la ONU sobre esperanza de vida al nacer

            La figura adjunta muestra la evolución de la esperanza de vida al nacer en los Estados Unidos durante todo el siglo XX y parte del XXI. Se ve claramente que el aumento máximo tuvo lugar entre 1930 y 1950. Desde entonces ha ido disminuyendo, y se ha estancado varias veces.

• Longevidad: Es la duración máxima de la vida de un individuo perteneciente a una especie dada.
• En los seres unicelulares, el concepto de longevidad no tiene sentido, porque no envejecen: cuando alcanzan determinado tamaño, se dividen en dos o más células idénticas y continúan viviendo indefinidamente. Tampoco tiene sentido, en su caso, el concepto de individuo, porque no sabríamos a cuál de los descendientes asociar la individualidad de la célula de partida.
• Entre las plantas, especialmente algunas especies de árboles, se dan las longevidades más largas de los seres pluricelulares, que alcanzan miles de años.
• Entre los animales hay de todo un poco: algunos (como las esponjas y los celentéreos) se parecen a los seres unicelulares; otros (como los platelmintos y los equinodermos) tienen enormes capacidades de regeneración y si se parten en varios pedazos, cada uno de ellos acaba convirtiéndose en un individuo independiente; otros (como los vertebrados) se reproducen sexualmente y el concepto de individuo está bien definido: cada individuo termina su vida envejeciendo y muriendo. Las tortugas parecen ser las más longevas, pues alcanzan una longevidad de 150 años. Las sigue el hombre, en el que no hay constancia fidedigna de que nadie haya sobrepasado mucho los 120 años. Los demás mamíferos tienen longevidades mucho menores que el hombre.

Con la revolución médica de los siglos XIX a XXI, la longevidad humana no ha crecido. De hecho, parece que no ha crecido nada en toda la historia de la humanidad: siempre ha habido algunos individuos que rebasaron los 100 años. Pues bien:

Para lograr la inmortalidad no basta aumentar la esperanza de vida; hay que aumentar también la longevidad.

Si no se aumenta la longevidad, a medida que la esperanza de vida al nacer se aproxima a la longevidad máxima, el aumento de la esperanza de vida irá disminuyendo hasta detenerse.

¿Podremos aumentar nuestra longevidad? Volveremos sobre esto en el próximo artículo.

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Manuel Alfonseca