Medidas de la Constante de Gravitación Universal



Sección vertical de la balanza de Cavendish
En 1798, el físico-químico inglés Henry Cavendish, fue el primero en medir la constante de gravitación universal (G) de Newton utilizando un método espectacularmente ingenioso, que apenas ha sido mejorado desde entonces. El método fue ideado por John Michell, quien murió sin conseguir llevarlo a cabo, siendo Cavendish quien realizó el experimento. En realidad, su objetivo no era medir la constante, sino la masa de la Tierra, pero el valor de la constante podía deducirse del resultado.
El instrumento de Cavendish era una balanza de torsión de la que pendían dos bolas idénticas de plomo. Junto a estas bolas, una a un lado y otra al otro, se colgaban otras dos esferas de plomo mucho más grandes, de 175 kg cada una, que al atraer a las dos primeras producían una ligera torsión de la balanza, que Cavendish pudo observar mediante un pequeño telescopio situado fuera del recinto, para evitar interferencias del observador. Así detectó un desplazamiento de sólo 4 mm, que midió con una precisión de ¼ mm. Esto le permitió calcular que la densidad de la Tierra era 5,448 veces mayor que la del agua, de donde se pudo deducir la masa de la Tierra y el valor de G:
G=6,674×10-11N.m2/kg2
Este es el valor oficial, que se conoce con una exactitud bastante baja (1 en 10.000), en comparación con otras constantes universales.

Ciencia o filosofía



Pierre Teilhard de Chardin
En un artículo anterior, hablando de la inteligencia, mencioné que existen cuatro teorías filosóficas incompatibles entre sí, que tratan de explicar el fenómeno de la consciencia humana. Las resumo brevemente aquí:
1.      Monismo reduccionista o funcionalismo biológico: la mente está totalmente determinada por el cerebro, y este por la red de neuronas que lo constituye. El pensamiento humano es un epifenómeno. La  libertad de elección es una ilusión. Somos máquinas programadas.
2.      Monismo emergentista: la mente es un producto evolutivo emergente con auto-organización, que ha surgido como sistema complejo a partir de sistemas más simples formados por las neuronas. Algunos sostienen que las estructuras subyacentes no pueden determinar por completo la evolución de los fenómenos mentales, pero que estos sí pueden influir sobre aquellas.
3.      Dualismo neurofisiológico: la mente y el cerebro son diferentes, pero están tan íntimamente unidos que llegan a constituir una unidad, son dos estados complementarios y únicos de un mismo organismo.
4.      Dualismo metafísico: la mente y el cerebro son dos realidades diferentes. La primera es una sustancia espiritual y no espacial, capaz de interaccionar con el cerebro, que es material y espacial. Ambas entidades pueden existir independientemente la una de la otra, aunque el cuerpo sin la mente acaba por descomponerse.

Más abusos del lenguaje científico


En un artículo anterior mencioné algunos abusos del lenguaje científico, que suelen perpetrar muchos periodistas y algunos de los propios científicos. En este artículo añado algunos más.
  • Oído en las noticias de la radio: La culpa de la extensión de este incendio la tiene la meteorología. Pues habrá que poner un pleito a los meteorólogos. Parece que decir que la culpa la tiene el calor excesivo o la sequedad del ambiente es demasiado vulgar, y hay que decir las cosas de modo que parezca más científico.
  • El ADN es el ácido desoxirribonucleico, que contiene la información genética de los seres vivos. La idea de identificarlo con las propiedades que definen a una entidad de otro orden, como una construcción cultural o una sociedad, es una metáfora ingeniosa, pero que por abuso y repetición se convierte en manida. ¿Cuántas veces al día oímos hablar del ADN de un club de fútbol, o del ADN de una empresa, o de la obra de un artista?
  • Una variante del caso anterior consiste en utilizar la palabra genoma en lugar del ADN con el mismo significado, como en este ejemplo, que apareció en un artículo de El País con el siguiente titular: El genoma del hogar: la nueva batalla del consumidor se libra en casa.

Tiempo cíclico y tiempo lineal


Stephen Hawking
En un artículo publicado en 1999 en el volumen 879 de los Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York, Pier Luigi Luisi plantea los dos modelos tradicionales del tiempo que han proliferado en la filosofía y la mitología tradicionales de las diversas civilizaciones históricas de la humanidad. No confundir con los dos modelos filosóficos originados en el siglo XX, el tiempo-A y el tiempo-B, de los que hablé en otro artículo de este blog.
  • El tiempo cíclico, predominante en las civilizaciones asiáticas y en el mundo greco-romano hasta que se impuso en él la visión cristiana del mundo. El origen de este modelo es evidente, pues muchos fenómenos naturales son cíclicos: la salida y la puesta del sol, las fases de la luna, los movimientos anuales de las estrellas, sincronizados con las estaciones y con muchos fenómenos biológicos...
  • El tiempo lineal, predominante en las tres religiones que se consideran descendientes de Abraham: judaísmo, cristianismo e Islam. Este modelo del tiempo se puede comparar con el transcurso de la vida de cualquier ser vivo, que empieza en el nacimiento, se prolonga con cambios durante cierto tiempo, y termina con la muerte.