Respuestas a un lector que rechaza el Cristianismo

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Un lector muy fiel a mi blog, que alaba mi forma de tratar la ciencia, en cambio rechaza el Cristianismo, y parece que le molesta que de mis artículos se pueda deducir que yo soy católico creyente. En una andanada de comentarios que lanzó en uno de mis artículos, detalla sus argumentos. Allí no le contesté porque no era oportuno hacerlo, dada la longitud de sus comentarios, que en total contienen 3346 palabras, mientras que mi artículo sólo tiene 644 (más de cinco veces menos).

Creo que a este lector conviene calificarle más bien como agnóstico que como ateo, como parece deducirse de estas palabras:

Divagar sobre la posible existencia de Dios y caer del lado de "voy al 100% con que sí existe" no tiene nada de estúpido. El universo es TAN complejo que, mientras no haya ninguna prueba en contra, creer que puede existir alguien/algo que "diseñó" todo esto… no se puede tachar de "pensamiento estúpido".

Creo que las diversas críticas del lector pueden resumirse citando estas palabras, que también aparecen en su primer comentario:

El problema viene cuando se pretende utilizar todos estos razonamientos (que, en principio, hablan de Dios como algo completamente etéreo e impersonal) para tratar de validar la historia de Jesucristo, que parece que es la finalidad.

Está claro, ¿no? El lector acepta que yo hable de Dios, pero no de Jesucristo. Al parecer, le molesta profundamente que lo haga. He nombrado a Jesucristo en ocho artículos entre más de 450, aunque es posible que mi cristianismo se desprenda también de artículos en los que no le nombro. Y me acusa de tratar de llevar el agua a mi molino (o de barrer para casa). Se trata de un caso de libro de la falacia ad hominem. Ya sabemos que a esa falacia (que en este caso puede resumirse así: dices esto porque eres católico) se puede responder de la misma manera: dices eso porque eres ateo, o agnóstico, o lo que corresponda.

La mayor parte de sus comentarios (2092 palabras) se dirige contra la posibilidad de que haya milagros, y en particular contra el milagro de Fátima, al que he dedicado varios artículos de este blog. Sospecho que el lector piensa que sus argumentos contradicen lo que yo dije en esos artículos, pero en conjunto pienso que no ha hecho más que confirmarlo. Yo dije en su momento que:

  1. O bien ese hecho ocurrió de verdad, o sea, los testigos que lo atestiguan dijeron la verdad.
  2. O bien el hecho no ocurrió, y los testigos mintieron deliberadamente.
  3. O bien el hecho no ocurrió, pero los testigos no mintieron, simplemente estaban equivocados, o habían sido presa de una alucinación colectiva, o alguna explicación equivalente.

Y añadí:

Los escépticos sostienen que el milagro fue una alucinación colectiva, o bien un efecto óptico debido a la contemplación del sol. Los creyentes preferimos la primera opción.

G.K.Chesterton

¿Y qué hace el lector? Sostener que las únicas alternativas válidas de mi trilema son la segunda y la tercera. O sea, lo mismo que yo había previsto que haría quien esté en su caso. Un agnóstico o un ateo tiene que negar la posibilidad de que haya milagros, luego tienen que adoptar forzosamente las otras dos alternativas. Un creyente dispone de una alternativa más, la primera. (Los católicos no aceptamos automáticamente todo lo que se nos dice que es un milagro, como demuestran los cuentos de G.K. Chesterton agrupados en la colección La incredulidad del Padre Brown). Luego esas 2000 y pico palabras confirman lo que yo había previsto.

Por cierto, en el caso del milagro de Fátima, muchos protestantes se suman a los ateos y los agnósticos contra los católicos, porque uno de sus dogmas de partida (que la Virgen María no puede participar en nuestra salvación) les impide aceptarlo. Lo contrario ocurre con la resurrección de Cristo, que sí aceptan los protestantes.

Hay también alguna referencia al otro argumento que suelen usar los ateos para negar la existencia de Dios: el problema del mal. A este respecto dice:

Que los aviones que iban a impactar contra las Torres Gemelas se hubieran quedado congelados en el aire a 20 metros del impacto… hubiera sido alucinante, no hubiera habido explicación de ningún tipo y hubiera quedado registrado en vídeo… Sin embargo eso no ocurrió… Y murieron miles de personas. Y otras tantas sufrieron un impacto psicológico alucinante. Parece ser que los milagros sólo ocurren para hacer tonterías intrascendentes.

Este es el problema del mal humano, al que la respuesta usual es señalar que se está tratando de echar a Dios la culpa del mal que hacen los hombres. O como parece que dijo Mark Twain: Hay muchos chivos expiatorios, pero el más frecuente es la Providencia. En este caso concreto se echa en cara a Dios no haber realizado un milagro para evitar un acto humano de barbarie. Otros suelen nombrar Auschwitz. Esta exigencia de milagros delata un concepto mágico-mecánico de Dios, que sólo sería el corrector automático del mal que realizamos los seres humanos. Los tiempos no cambian; eso fue también lo que le dijeron a Cristo crucificado: ¡Sálvate a ti mismo bajando de la cruz! (Mc. 15:30).

Es curioso: antes de que el lector pusiera estos comentarios en mi blog, yo había utilizado argumentos parecidos en una discusión sobre la existencia de Dios entre dos inteligencias artificiales en mi última novela de ciencia-ficción: Operación Viginti. El debate termina en tablas, que es lo que suele ocurrir en este tipo de discusiones. Es casi imposible llegar a un acuerdo, porque ambas partes del debate parten de axiomas diferentes: uno afirma que Dios existe, el otro lo niega o lo pone en duda, y es difícil encontrar un argumento que sea capaz de convencerles.

Hilo Temático sobre Ciencia, Fe y Ateísmo: Anterior Siguiente

Manuel Alfonseca

¿Está en crisis la divulgación científica?

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En los últimos treinta años, el interés por la divulgación científica ha disminuido de forma preocupante. Quizá no sea ajena a ello la pérdida de prestigio de la ciencia, a la que el hombre de la calle tiende a considerar culpable o cómplice de algunas amenazas, como la proliferación de armas nucleares, la destrucción descontrolada del medio ambiente o el cambio climático.

En este tiempo han desaparecido varias secciones fijas de los medios de comunicación dedicadas a la divulgación científica, así como algunas revistas importantes, y los libros de divulgación no suelen alcanzar grandes éxitos de venta, con pocas excepciones, relacionadas sobre todo con la salud.

En los medios de comunicación de masas, lo único que importa ahora es el gancho del titular, a costa del rigor científico, por lo que a menudo los efectos de este tipo de divulgación son negativos y contraproducentes, pues en vez de informar, deforman la opinión pública. Sobre los efectos nefastos de este tipo de divulgación he hablado en varios artículos de este blog.

La edad de oro de la divulgación científica

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La divulgación científica, tal como se realizó a partir de 1970, puede dividirse en tres grandes grupos:

  • Alta divulgación científica, representada por las revistas de mayor nivel, dirigidas a lectores con buena base científica, que desean mantenerse al día sobre los avances realizados en disciplinas distintas de la suya:
    • Scientific American, que había entrado en su segundo siglo de existencia y que publica cada año, con periodicidad mensual, menos de cien artículos largos, selectos, amén de un número reducido de artículos cortos, de información. Su prestigio aumentó aún más cuando se convirtió en el medio a través del cual se hicieron públicos algunos descubrimientos importantes, que eligieron esta revista en lugar de publicaciones científicas más conocidas, como Nature o Science. Así, en octubre de 1970, Martin Gardner publicó en su sección (Mathematical Games) el primer artículo dedicado al Juego de la Vida, ideado por el matemático británico John Conway: The fantastic combinations of John Conway's new solitaire game "life". Y en mayo de 1975, Gregory Chaitin publicó en Scientific American su famoso artículo Randomness and Mathematical Proof, en el que demostró que la aleatoriedad de los números enteros es indecidible, un teorema de indecidibilidad comparable a los de Gödel.

La prehistoria de la divulgación científica

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El interés por el mundo que le rodea, la curiosidad por averiguar las causas de los fenómenos naturales, son tan antiguos como el hombre, pero en sentido estricto no se puede hablar de ciencia hasta la invención de la escritura, pues los conocimientos que se comunicaban por transmisión oral eran desorganizados, imprecisos y fragmentarios. Para que aparezca la ciencia, el bagaje de conocimientos debe constituir un todo coherente y ordenado, lo que era prácticamente imposible antes de que se pudieran utilizar medios de almacenamiento de información más permanentes que la memoria humana.

En cuanto aparecieron sistemas de escritura en Oriente Medio, la India, China y América, comenzaron a desarrollarse las ciencias. Las tres primeras fueron la medicina, las matemáticas y la astrología. Surgieron por razones prácticas: para curar enfermedades; para el buen manejo de la economía y la agrimensura; para predecir fenómenos naturales relacionados con el ciclo de las estaciones. Las ciencias de la naturaleza (física, química, biología y geología) fueron menos necesarias para las primeras sociedades humanas, por lo que no surgieron hasta la civilización griega.

Los marcos de la ética en la tecnología

Desastre de Chernóbil

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En sus acepciones 4 y 5, el diccionario de la Real Academia define así la ética:

Acepción 4: Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida.

Acepción 5: Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores.

La Wikipedia define así la ética:

La ética es el intento de ofrecer una respuesta racional a la pregunta de cuál es la mejor forma de vivir de los seres humanos.

Desde que Aristóteles escribió dos (o tres) libros sobre ética (la Ética Nicomaquea, la Ética a Eudemo, y quizá la Gran Ética), la ética se ha considerado una parte importante de la filosofía.

Tradicionalmente se distinguen tres enfoques principales (hay más) que pueden servir de marco para la construcción de una ética:

Curiosidades matemáticas y citas de matemáticos

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Las siguientes curiosidades y citas sobre matemáticas las he sacado del libro A Passion for Mathematics, de Clifford A. Pickover, que ya mencioné en otro artículo de este blog. Estas son las curiosidades:

·         Veamos cuatro propiedades asombrosas del número 5: a) Es la hipotenusa del triángulo pitagórico más pequeño. b) Existen cinco sólidos platónicos. c) Es el número automórfico más pequeño. Los números automórficos son aquellos cuyo cuadrado termina en el número. d) Probablemente es el único número intocable impar. Los números intocables son los que no son iguales a la suma de los divisores propios de ningún otro número.

Programas de ordenador y juegos de inteligencia

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En 1956, John McCarthy y sus colegas definieron el término Inteligencia Artificial, del que tanto se está abusando, en un seminario que tuvo lugar en el Dartmouth College de Hanover (USA). Ese mismo año, Arthur Samuel, que trabajaba en IBM, construyó el primer programa de ordenador capaz de jugar a las damas. Este programa guardaba información sobre el desarrollo de las partidas que jugaba y la utilizaba para modificar sus jugadas futuras. Es decir, “aprendía”. Tras un número suficiente de partidas, el programa fue capaz de vencer a su creador y desempeñaba un papel razonable en los campeonatos oficiales.

Este avance pareció dar la razón a los creadores del término Inteligencia Artificial, que habían predicho que diez años más tarde (o sea, hacia 1966) habría programas capaces de traducir perfectamente entre dos lenguas humanas cualesquiera y de jugar al ajedrez mejor que el campeón del mundo. Y esto no sería más que el principio. Pronto sería posible construir máquinas capaces de comportarse con inteligencia igual o superior a la nuestra. El viejo sueño de construir hombres artificiales se habría hecho realidad.

Información e inteligencia

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La arquitectura de Von Neumann, que se aplica a casi todos los ordenadores que se han construido durante toda la historia de la informática, construye las computadoras a partir de dos partes claramente separadas: la unidad de proceso, en la que se ejecutan las instrucciones, y la memoria, donde se guardan los datos. En consecuencia, casi todos los programas que ejecutamos en nuestros ordenadores se dividen en dos secciones diferentes: el algoritmo (las instrucciones ejecutables) y los datos que constituyen la información aportada al algoritmo (su input).

Una separación tan clara se parece a los dos conceptos que aparecen en el título de este artículo:

Cuantificación histórica de la violencia

Auschwitz
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En una conferencia reciente que he escuchado, la conferenciante dijo que en los últimos tiempos la violencia en el mundo ha disminuido considerablemente. Añadió que mucha gente tiene la sensación de que es al revés, que ahora hay más violencia que nunca. ¿Es cierto lo que dijo, o es verdad lo que piensa la gente?

Empecemos por definir la violencia. La Encyclopedia Britannica la define así: Un acto de fuerza física que causa o se pretende que cause daño.

Sistemas de verdad y conocimiento

Pitirim Sorokin
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Pitirim Sorokin fue uno de los principales sociólogos del siglo XX, quizá el más importante. Una de sus obras maestras se titula Social and Cultural Dynamics, en la que hace un análisis de la historia de las civilizaciones paralelo al que realizaron independientemente el filósofo Oswald Spengler,  el historiador Arnold J. Toynbee y el antropólogo A.L. Kroeber. En uno de los 42 capítulos de esta obra, Sorokin distingue siete sistemas de verdad y conocimiento, que se pueden agrupar en tres grandes grupos:

1.      Sistemas ideacionales: se basan en la verdad de la fe. El principio de la verdad es Dios, que la comunica a través de la revelación, inspiración divina, experiencia mística, etc. En este grupo, Sorokin clasifica tres sistemas de verdad y conocimiento:

Nuevo caso de ajuste fino y “gran diseño”

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Casi todos los casos de ajuste fino que se han mencionado hasta ahora afectan a las reacciones nucleares y a sus consecuencias, en el campo de lo muy pequeño. Esto es lo que pasaría si las constantes y parámetros universales no estuvieran finamente ajustadas:

  • O bien en el universo no habría hidrógeno, con lo que las estrellas durarían demasiado poco tiempo para que la vida pueda aparecer.
  • O bien no sería posible la fusión del hidrógeno para dar helio, con lo que no habría estrellas.
  • O bien no se generaría en las estrellas oxígeno o carbono, elementos esenciales para la vida.

En todos estos casos, se utilizan conceptos e ideas extraídos de la física de partículas, la astronomía y la cosmología.

El principio de indiferencia

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En varios artículos anteriores he recurrido al principio de indiferencia, aunque no lo llamé por ese nombre, sólo lo apliqué.

La probabilidad de la existencia de inteligencias extraterrestres es del 50%. Como no sabemos nada, lo mismo da tirar una moneda al aire y, si sale cara, afirmar que estamos solos, y si sale cruz, que tenemos compañía.

La probabilidad de una teoría, si no tenemos ninguna razón para suponerla verdadera o falsa, debe aproximarse a 0,5… Teorías sobre las que no sabemos nada, ni a favor, ni en contra: su probabilidad está entre 0,4 y 0,6. Citaré la existencia de inteligencias extraterrestres, la posibilidad de construir la inteligencia artificial fuerte, o las diversas teorías de los multiversos.

Lavoisier, padre de la química moderna

Lavoisier
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A Antoine Laurent de Lavoisier se le considera el padre de la Química moderna, al haber introducido en esta ciencia el método cuantitativo. En 1768, a los 25 años de edad, fue elegido miembro de la Academia de Ciencias. El astrónomo Joseph Jérôme Lalande, que defendió su candidatura, lo explicó así:

Un joven con conocimientos, ingenio, actividad, a quien la fortuna exime de ejercer otra profesión, naturalmente sería de gran utilidad para las ciencias.

En efecto, la herencia de la familia de su madre le permitió comprar un puesto en una empresa financiera llamada Ferme générale, cuyos miembros se ocupaban de la recaudación de contribuciones en nombre del rey, cargo que ocupó hasta 1791 y que finalmente le llevó a la tumba. Allí conoció a la que sería su esposa, Marie-Anne Paulze, con quien se casó en 1771, cuando ella tenía 13 años, y que se convirtió en su mejor colaboradora científica.

Descripciones y explicaciones

Lavoisier
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Voy a ilustrar con un ejemplo la diferencia entre estos dos conceptos:

  • A Antoine-Laurent de Lavoisier se le considera el padre de la química moderna. Su Tratado Elemental de Química revolucionó muchas de las ideas que hasta entonces habían dominado esta ciencia. Sin embargo, en lo que respecta a las reacciones químicas que describe, este libro es un simple catálogo. Así, nos dice algo parecido a esto:

Si mezclamos gas oxígeno y gas hidrógeno y aplicamos a la mezcla fuego o una chispa eléctrica, se produce una explosión y el resultado es agua.

Esto es una descripción. Cuenta lo que ocurre, pero no ofrece ninguna explicación del fenómeno.

La exploración del sistema solar en la ciencia-ficción

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La exploración del sistema solar es uno de los temas clásicos de la ciencia-ficción, aunque la exploración de la galaxia le supera, tanto en número de obras como en la variedad de argumentos a los que ha dado lugar.

Entre mis obras favoritas sobre este tema citaré las siguientes:

  • Exploración y colonización de la luna. Dos novelas que se continúan: De la Terre à la Lune y Autour de la Lune de Julio Verne, en las que los protagonistas circunvalan la luna, pero no consiguen descender en ella; y dos cuentos cortos: The singing bell de Isaac Asimov y The menace from Earth de Robert Heinlein. En el segundo hay en la luna una base bien establecida.

Richard Dawkins frente a John Lennox

Richard Dawkins
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A la edad de quince años escribí mi primer libro, sin intención de publicarlo y para mi uso personal: una zoología sobre invertebrados en dos volúmenes. Todavía lo sigo consultando, aunque las clasificaciones han cambiado mucho desde entonces, con el auge de la cladística y el análisis de ADN.

En 1977, con el doble de edad y esta vez con intención de enviarlo a la imprenta, escribí en inglés otro libro bajo el título de Human cultures and evolution, en el que planteé la siguiente propuesta:

·         La evolución cultural es equivalente a la evolución biológica. Muchas de sus propiedades son comunes a ambos campos. Las civilizaciones humanas son equivalentes a las especies biológicas y describen curvas vitales semejantes. Existe una selección cultural, equivalente y muy parecida a la selección natural propuesta por Darwin para explicar el origen de las especies.

Transhumanismo, ¿es posible?

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En primer lugar, distingamos tres conceptos diferentes:

a) Singularidad tecnológica: el aumento aparentemente exponencial de nuestros avances tecnológicos tenderá al infinito dentro de muy poco tiempo. Para entonces, cualquier cosa que queramos hacer será posible hacerla.

b)    Transhumanismo: la mejora de la especie humana por medio de la tecnología.

c)   Posthumanismo: la generación de una nueva especie como híbrido de los seres humanos y la tecnología.

Recuerdos del Futuro

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En 1974, una película en Cinerama con el título Recuerdos del Futuro y Regreso a las Estrellas estuvo en Madrid más de veinte semanas en cartel, haciéndose anunciar con la siguiente frase: ¿Está comprobada la existencia de extraterrestres?

Aunque merecía la pena verla, por los paisajes y maravillas artísticas que muestra, cuando la vi no me convenció. Eric von Däniken, autor del libro Chariots of the Gods en el que se basa la película, parece tener muy poca fe en la capacidad creadora del hombre, ya que en cuanto alguna obra humana parece difícil, la atribuye inexorablemente a la intervención de extraterrestres. Así lo hace con las pirámides de Egipto, los observatorios astronómicos mayas, la argamasa de los incas, y muchas cosas más.

La (in)credulidad de los escritores ingleses

Charles Dickens
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Voy a hablar de tres escritores ingleses famosos, y de sus respuestas ante alguna de las seudociencias de la época. Uno de ellos vivió en pleno siglo XIX, otro a caballo entre el XIX y el XX, y el tercero escribió prácticamente toda su obra en el siglo XX.

Charles Dickens: Su roce con las seudociencias se nota en una de sus mejores obras (en mi opinión la mejor): Bleak House (Casa Desolada). Uno de los personajes, un tal Krook, muere víctima de una combustión espontánea.

La idea de que el cuerpo humano podría inflamarse espontáneamente surgió como consecuencia de una serie de casos anecdóticos de personas, a menudo alcohólicas, que murieron quemadas en circunstancias dudosas. Hubo quien sostuvo que el alcohol ingerido podría inflamarse espontáneamente dentro del cuerpo, a pesar de que los médicos afirmaban que la cantidad de alcohol necesaria para ello tendría que ser tan grande, que la persona habría muerto por intoxicación etílica mucho antes de inflamarse.

¿Ciencia patológica, ciencia ilusa o ciencia irónica?

Irving Langmuir
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En 1953, Irving Langmuir (Premio Nobel de Química en 1932) pronunció una conferencia sobre lo que él llamó ciencia patológica, nombre que aplicó al resultado de las investigaciones de científicos perfectamente honrados, entusiastas respecto a su trabajo… que se engañan completamente. Esta es la definición de Lagmuir de la ciencia patológica, que Milton Rothman bautizó en 1990 con el nombre alternativo de ciencia ilusa y John Horgan con el de ciencia irónica en 1996:

Son casos en los que no interviene la falta de honradez, pero donde las personas se engañan obteniendo resultados falsos, porque no comprenden hasta qué punto los seres humanos pueden dejarse engañar por efectos subjetivos, ilusiones o interacciones en el umbral.

Langmuir señaló cinco casos de ciencia patológica:

Un modelo de ChatGPT

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¿Cómo funciona ChatGPT? Supongamos que pasamos por alto por el momento que ChatGPT utiliza una red neuronal artificial, y vamos a representar su algorimo de la manera tradicional. Dicho algoritmo se puede dividir en dos partes:

  1. Entrenamiento: se le proporcionan datos (archivos de texto), que se utilizan para construir dos conjuntos de datos:
    1. Una lista de todas las palabras que aparecen en el conjunto de todos los textos, sin repetición, pero sin importar su orden ni el número de veces que aparece cada una.
    2. Una matriz de índices a la lista de palabras, que informa sobre el número de veces que aparece una palabra determinada a continuación de una serie de palabras. Por ejemplo, si en los textos aparece la siguiente serie: viajes en el tiempo, en la matriz aparecerán los índices de las palabras viajes, en, el, y tiempo, seguidos por el índice de la palabra siguiente, seguidos por el número de veces que aparece esa sucesión de cinco palabras en todos los textos utilizados para el entrenamiento.

¿Relativismo en la ciencia?

Karl Popper
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Como he dicho en otros artículos, citando a Popper, una teoría científica nunca puede considerarse completamente confirmada. O sea, nunca podremos estar absolutamente seguros de que sea verdad. Pero algunos intentan apoyarse en esto (y en la filosofía de Kant) para llegar a la conclusión de que no podemos saber nada sobre la realidad, que el conocimiento científico es relativo, y que la ciencia no se diferencia de otras actividades humanas, como las artes o la moda, de cuyas producciones no se puede decir que sean verdaderas o falsas.

Frente a esta postura, en un artículo publicado en 1990 en defensa del realismo, Martin Gardner escribió el siguiente párrafo, que en mi opinión no tiene desperdicio (la traducción es mía):

Ciberética

Norbert Wiener
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En 1948, Norbert Wiener creó el término Cibernética para referirse a una nueva tecnología, que definió así:

Ciencia que estudia el control y la comunicación en el animal y en la máquina

La Cibernética tiene mucho que ver con la Robótica y con el uso de ordenadores y microprocesadores para controlar y para comunicarse, es decir, casi todo lo que hacemos con ellos.

Pero de lo que se está hablando mucho ahora mismo, más que de Cibernética, es de Ciberética: de las cuestiones éticas relacionadas con el uso de ordenadores, redes sociales, y casi todas las demás herramientas que la tecnología moderna pone a nuestro alcance.

Roger Penrose frente a William Craig

Roger Penrose
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Agradezco a Plácido Doménech Espí haber llamado mi atención hacia este debate realizado en 2019 entre Roger Penrose y William Craig, titulado El Universo: ¿Cómo llegó aquí, y por qué somos parte de él? (The Universe: How did it get here & why are we part of it?).

Roger Penrose saltó a la fama como cosmólogo cuando en 1970 demostró, junto con Stephen Hawking, un teorema según el cual, la aplicación de la teoría de la Relatividad General de Einstein al universo entero exige que haya al menos un punto singular en dicho universo (un punto en el que confluyen todas las geodésicas del universo). O sea, el Big Bang.

En 1989, Penrose se convirtió en uno de los divulgadores científicos más famosos al publicar La nueva mente del emperador (The emperor’s new mind), un libro con profundas implicaciones filosóficas, en el que, entre otras cosas, propuso la siguiente cuestión, inspirada en el teorema de Gödel: ¿cómo es que podemos demostrar que un teorema es verdadero, si no se puede demostrar matemáticamente a partir de un conjunto razonable de axiomas? Según él, esto podría indicar que la inteligencia humana es cualitativamente distinta de la de las máquinas computadoras.

En 2004 publicó otro libro, El camino hacia la realidad (The road to reality), esta vez de altísima divulgación, pues está plagado de ecuaciones, en el que propone una unificación de la relatividad general de Einstein con la mecánica cuántica (una teoría de la gravedad cuántica), de la que poco después surgió su teoría cosmológica, la Cosmología cíclica conforme (Conformal cyclical cosmology o CCC), según la cual el universo no comenzó con el Big Bang, que sólo sería el principio del eón actual, sino que habría una sucesión infinita de eones anteriores, cada uno de los cuales comenzaría en un Big Bang y evolucionaría hasta la muerte térmica, cuando lo único que quedaría en todo el universo serían fotones. En ese momento, (nadie sabe cómo) la entropía descendería súbitamente hasta un valor mínimo para dar comienzo a un nuevo ciclo.

William Craig ha propuesto el argumento cosmológico kalam, que puede resumirse así:

  1. Todo lo que empieza a existir posee una causa de su existencia.
  2. El universo empezó a existir.
  3. Luego el universo posee una causa de su existencia.

William Lane Craig

Craig sostiene que el Big Bang fue el comienzo de la existencia del universo, por lo que tiene que haber una causa de esa existencia: un Creador no causado, que existe sin principio, sin cambio, inmaterial, sin tiempo, sin espacio, y enormemente poderoso, y además omnisciente, para poder ser también el autor del mundo abstracto. O sea, Dios.

En el debate, Penrose empezó sosteniendo que hay tres componentes de la realidad: un mundo abstracto (las matemáticas); un mundo físico (el mundo material); y un mundo mental (el mundo de la consciencia). Además, señala la existencia de tres misterios, que se refieren a las relaciones entre estos tres mundos:

  1. La irrazonable efectividad de las matemáticas (Eugene Paul Wigner): ¿Por qué el mundo abstracto describe tan bien el funcionamiento del mundo físico?
  2. El origen de la consciencia: ¿Cómo surge la consciencia a partir del mundo físico?
  3. La capacidad de la mente para entender el mundo abstracto: ¿Por qué podemos entender las matemáticas y aplicarlas para describir fenómenos contrarios a nuestra intuición?

Craig estuvo de acuerdo con el análisis de Penrose, y añadió esta consideración:

El mundo abstracto no puede ser la causa de los otros dos mundos, el físico y el mental, porque no tiene poder causal y no puede tomar decisiones. No está claro que el mundo físico sea la causa del mundo mental: el propio Penrose reconoce que eso es un misterio. ¿Puede ser el mundo mental la causa del mundo físico y del mundo abstracto? Parece que sí: tenemos la experiencia de que nuestra mente es capaz de producir cambios físicos a través de la intencionalidad humana. ¿No podría haber una mente omnisciente que fuera la autora de los mundos físico y abstracto? Eso resolvería el problema del origen de los tres mundos.

A esto, Penrose sólo pudo responder que no le gusta la idea (se declara ateo), y que prefiere pensar que el mundo abstracto (o platónico) es primordial, aunque no sabe cómo podrían proceder los otros dos mundos de este.

La segunda parte del debate trató sobre el problema del ajuste fino. Craig indicó que existen tres soluciones al problema:

  1. Las constantes universales sólo pueden tener el valor que tienen.
  2. Nuestra existencia en un universo tan ajustado puede deberse al azar en el entorno de un multiverso.
  3. Nuestro universo ha sido diseñado por un Creador.

Penrose comenzó negando que exista el ajuste fino, aunque al final se declaró agnóstico al respecto. Propuso su teoría CCC como explicación del origen de nuestro universo. Craig señaló que esa teoría no es más que un multiverso en el tiempo en lugar de en el espacio, donde se supone que existen casi todos los multiversos que se han propuesto. Penrose, a quien parece que no se le había ocurrido esta idea, la abrazó con alegría y afirmó que su teoría está comprobada experimentalmente, cosa que casi ningún cosmólogo actual acepta.

Mi conclusión ante este debate es que Penrose estuvo casi todo el tiempo a la defensiva, y que no pudo ofrecer ningún argumento convincente en favor de su ateísmo.

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Manuel Alfonseca