Viajes interestelares en animación suspendida

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La mayor parte de los problemas mencionados al final del artículo anterior desaparecerían si se combinara la técnica del viaje generacional con otro avance científico que no parece, a primera vista, imposible: la conservación de los seres humanos en estado de vida latente durante periodos de tiempo muy prolongados. Este estado, que se parece al que adoptan muchos seres vivos cuando las condiciones ambientales son desfavorables, recibe el nombre de hibernación cuando es una respuesta al frio, y estivación cuando se utiliza como defensa contra el calor y la sequedad. 

En las condiciones actuales de la ciencia, la hibernación humana no es factible. Es verdad que se ha conseguido disminuir mucho el ritmo vital mediante la aplicación de bajas temperaturas, una técnica que se utiliza en cirugía para realizar operaciones muy complejas o delicadas, pero la suspensión total de las actividades vitales es siempre transitoria y se limita a un plazo breve que se mide en horas. 

Si se consiguiera mantener a los seres humanos en estado de hibernación indefinida y reversible, los saltos interestelares podrían realizarse en las mismas condiciones aplicables a los viajes generacionales, pero los futuros colonos podrían viajar en estado de vida latente. Así, los mismos individuos que comenzaran el viaje, llegarían al final; no sería necesario controlar la población ni conservar conocimientos a largo plazo; no habría problemas de adaptación psicológica a ambientes desconocidos. Por último, el gasto de energía sería mucho más pequeño, puesto que los seres humanos consumirían muy poco en estado de hibernación. 

Aunque su objetivo inicial no es un viaje a las estrellas, sino a Júpiter, la película 2001, una odisea del espacio utiliza este método.

Si el funcionamiento del vehículo espacial y los equipos de mantenimiento de la vida fuesen totalmente automáticos, no sería necesario mantener una tripulación humana durante el recorrido. En caso contrario, sería necesario realizar turnos de guardia. En un viaje de este tipo podría transportarse mucha más gente (quizá cien mil personas), pues en estado de hibernación necesitarían poco espacio y pocos suministros y habría más energía disponible. Si los turnos estuvieran compuestos por cuatro personas, la duración de cada turno podría ser de dos años para un viaje de cincuenta mil años, con lo que la edad biológica de los colonos avanzaría muy poco. 

Otra forma de animación suspendida que se ha utilizado en la literatura imaginativa y en publicaciones científicas serias, consiste en congelar, no seres humanos adultos, sino embriones, para los que esta técnica está mucho más avanzada. Al llegar al punto final del viaje, los embriones podrían ser descongelados y desarrollados en máquinas de incubación automáticas (que aún no existen), y a continuación serían educados, ya sea por un número reducido de adultos transportados de la misma manera, o bien por máquinas automáticas (que tampoco existen). Yo mismo he utilizado esta solución en una de mis novelas de ciencia-ficción: La historia de la Colonia Tierra-9.

Es evidente que tanto el viaje generacional como el de hibernación carecen de retorno: una vez comenzado, ningún participante puede volver a la Tierra. Cualquiera de los dos métodos puede servir si el objetivo del viaje es la diseminación de seres humanos por las estrellas próximas al sistema solar, pero no se resuelve el problema de aumentar nuestros conocimientos respecto a otros sistemas planetarios, puesto que los que allí se dirijan difícilmente podrán enviarnos información en mucho tiempo. Para ello sería necesario recurrir a otros métodos que permitan el regreso de los astronautas. 

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Manuel Alfonseca