Mostrando entradas con la etiqueta límites a la longevidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta límites a la longevidad. Mostrar todas las entradas

jueves, 15 de diciembre de 2022

¿Nos ayudarán los robots a ser inmortales?

The same post in English

El segundo método que, según los optimistas, nos ayudará a conseguir la inmortalidad, se apoya en la siguiente idea:

Pronto seremos capaces de diseñar unos robots diminutos que, introducidos en nuestra sangre, ataquen y destruyan a todos los microorganismos patógenos habidos y por haber, así como a todas las células cancerosas, dejando intactas a las células normales del organismo. Al desaparecer todas las enfermedades, seremos automáticamente inmortales.

jueves, 1 de diciembre de 2022

Cuatro maneras de alcanzar la inmortalidad

Heródoto
The same post in English

Como he explicado en otros artículos de este blog, algunas personas están convencidas de que estamos a punto de alcanzar la inmortalidad. Eso sí, según cómo se consiguiera, podría ser que no fuera para todos, porque sería carísima. Posiblemente sólo podrían alcanzarla algunas personas enormemente ricas. O quizá se encontrarán formas más democráticas de conseguirla, que permitan que todo el mundo sea inmortal. Muchos periodistas, políticos, magnates, filósofos, futurólogos, e incluso gente común, están convencidos de que, más pronto o más tarde, todos, o al menos algunos, seremos inmortales.

No se trata de una aspiración nueva, sino que se remonta a la más remota antigüedad. Una de las obras maestras de la literatura más antiguas que se conocen, el Poema de Gilgamesh, escrito hace 4000 o 4500 años, tiene por objeto la búsqueda de la inmortalidad. O la leyenda de la fuente de la juventud, que permitiría alcanzar la inmortalidad a quien beba de sus aguas, y que según Heródoto estaría en Etiopía, aunque algunos dicen que Ponce de León la buscó inútilmente en la Florida.

jueves, 20 de octubre de 2016

Envejecimiento y longevidad


Longevidad de varias especies.
Datos de Science News, 13-7-2016
Se dice a menudo que el envejecimiento ha sido favorecido por la selección natural para facilitar la sustitución de una generación por la siguiente. Según Alex Kowald, de la universidad de Newcastle, esta afirmación es una tontería. Es evidente que la selección natural favorecería a individuos que envejecieran menos y fueran capaces de reproducirse durante más tiempo. Como dijo en 1951 Peter Medawar, Premio Nobel de Fisiología y Medicina (1960), los seres vivos salvajes no viven bastante tiempo como para que la selección natural pueda actuar sobre los genes que afectan su envejecimiento. La muerte les alcanza mucho antes de que se aproximen a su límite de longevidad.
Cada especie de seres vivos parece tener una longevidad máxima, que en el hombre, según las apariencias, no excede mucho de 110 años. La longevidad humana más larga que se ha comprobado corresponde a la francesa Jeanne Louise Calment, que murió a los 122,5 años de edad.