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Alvin Plantinga |
En artículos anteriores de este blog he señalado que algunos ateos intentan justificar sus creencias utilizando en sus razonamientos premisas ocultas. Esta es la más importante:
Dios no existe
Al final del razonamiento,
la conclusión suele ser que Dios no existe, o alguna afirmación equivalente.
Como la premisa de partida está oculta, seguramente ni ellos mismos se dan
cuenta de que han incurrido en circularidad, una de las falacias
más conocidas desde la antigüedad, que consiste en demostrar la verdad de una
afirmación, partiendo de que dicha afirmación es verdadera.
En la introducción a su Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Carlos Marx escribe esto: