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jueves, 7 de marzo de 2024

Azar, diseño y vida artificial

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En artículos anteriores de este blog he mencionado mis experimentos sobre vida artificial: la simulación en un ordenador de procesos similares a los que tienen lugar en los seres vivos. La vida artificial no debe confundirse con la vida sintética: construcción de seres vivos artificiales en el laboratorio.

Una de las herramientas más utilizadas en vida artificial (y en otros campos relacionados) son los algoritmos genéticos, que simulan la evolución biológica dentro del ordenador y la hacen actuar sobre los entes que son objeto de la investigación. En estos experimentos, se utiliza una mezcla de azar y necesidad (el título del libro de Monod mencionado en el artículo anterior). El azar se aplica usualmente con un generador de números seudoaleatorios que modifican el funcionamiento del resto del algoritmo, que al estar programado, representa la necesidad.

jueves, 18 de mayo de 2017

¿Se acelera el aumento de la esperanza de vida?

Nick Bostrom
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Algunos filósofos, como Nick Bostrom y los transhumanistas, han inventado una versión actualizada del superhombre de Nietzsche. Sus previsiones se basan en dos avances científicos presentados como inminentes desde hace varias décadas: la inmortalidad, que se alcanzará cuando los avances en medicina aumenten la esperanza de vida más allá de un año por año. Y la inteligencia artificial, el diseño de máquinas super-inteligentes. Ambos avances podrían combinarse para alcanzar la inmortalidad a través de la inteligencia artificial, si conseguimos descargar en una máquina súper-inteligente nuestra consciencia (que ni siquiera podemos definir científicamente), para que siga existiendo dentro de la máquina.
Desgraciadamente para los transhumanistas, los datos de la ONU no confirman sus expectativas. Veamos primero los datos sobre la evolución de la esperanza de vida máxima en el mundo entre 1950 y 2015 (véase la tabla 1). Estos y los siguientes datos se han tomado de https://esa.un.org/unpd/wpp/Download/Standard/Mortality/.

jueves, 26 de mayo de 2016

Decepción ante las previsiones excesivamente optimistas

Arthur C. Clarke
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El futuro es impredecible. La revolución informática que comenzó en los años 80 con el auge del ordenador personal, siguió en los 90 con la expansión mundial de Internet, y continuó en la primera década de este siglo con los teléfonos móviles inteligentes, cogió por sorpresa a casi todos los futurólogos. Hace medio siglo, todos predecían que en el futuro los ordenadores serían cada vez más grandes. En realidad, se hicieron cada vez más pequeños. En 1965, algo parecido a Internet parecía una predicción para finales del siglo XXI (véase el cuento de Arthur C. Clarke, Dial F for Frankenstein). Mirando hacia el pasado, muchos de los avances científicos del siglo XX fueron sorprendentes. ¿Por qué entonces nos empeñamos en hacer predicciones, si luego no se cumplen?
El número de marzo de 2016 de la revista Investigación y Ciencia contiene un artículo titulado Neurociencia: cómo evitar el desengaño, del catedrático de Valladolid Alfredo Marcos, en el que revisa algunas de las predicciones modernas de los investigadores sobre el cerebro humano, que considera demasiado optimistas. Si estas previsiones no se cumplen, como es de esperar, la decepción de la opinión pública y los gobiernos que patrocinan y financian estos esfuerzos científicos podría dar lugar a una ola de excesivo escepticismo. Veamos algunas de sus palabras:
Por mucho que aprendamos sobre el cerebro, no esperemos que nos brinde la curación inmediata de todos nuestros males médicos y sociales, desde el alzhéimer hasta la violencia, ni mucho menos las claves de la existencia humana.

jueves, 8 de octubre de 2015

No vivimos en una simulación: respuesta a Nick Bostrom

Simulación de una colisión de galaxias
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En un artículo publicado en 2003 [1], Nick Bostrom propuso el siguiente razonamiento:
Una civilización “posthumana” tecnológicamente madura dispondría de un poder de computación enorme. Basándonos en este hecho empírico, el argumento de la simulación muestra que al menos una de las siguientes afirmaciones es verdad:
(1)   La fracción de las civilizaciones de nivel humano que alcanzan una etapa posthumana es muy próxima a cero.
(2)   La fracción de las civilizaciones posthumanas interesadas en ejecutar simulaciones de sus antepasados es muy próxima a cero.
(3)   La fracción de los pueblos con experiencia parecida a la nuestra que viven en una simulación es muy próxima a uno.