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jueves, 26 de marzo de 2020

¿Supremacía cuántica?

Oblea del D-Wave Quantum Computer.
Por Steve Jurvetson from Menlo Park, USA

Desde hace unas décadas se viene hablando de computadoras cuánticas, que trabajarían con cúbits (bits cuánticos) en vez de bits, y realizarían ciertas operaciones mucho más deprisa que los ordenadores ordinarios.
Desde los años treinta del siglo XX se sabe que los ordenadores cuánticos no son capaces de resolver problemas que no puedan ser resueltos por los ordenadores ordinarios. Esos problemas se llaman no computables. Lo que sí podrían hacer, en principio, es resolver ciertos problemas (no todos) mucho más deprisa que los ordenadores ordinarios. Esa velocidad mucho mayor, que en algunos casos podría ser enorme, es lo que se llama supremacía cuántica.

jueves, 9 de enero de 2020

Las tres leyes de la Robótica

Isaac Asimov
Isaac Asimov fue un prolífico escritor de ciencia-ficción y divulgación científica que en los años 40 del siglo XX publicó una serie de cuentos sobre robots, posteriormente recopilados en la colección Yo Robot. En estos cuentos inventó una palabra que ha pasado al vocabulario tecnológico, como nombre de una disciplina: Robótica. Además formuló las tres famosas leyes de la Robótica, que en su opinión deberían implementarse en todos los robots para hacer posible nuestra seguridad en las interacciones con estas máquinas que, cuando Asimov formuló las leyes, eran simples previsiones de futuro.
Las tres leyes de la Robótica son las siguientes:
Primera Ley: Un robot no causará daño a un ser humano, ni permaneciendo inactivo permitirá que un ser humano sufra daño.
Segunda Ley: Un robot obedecerá cualquier orden que le dé un ser humano, excepto aquellas que se opongan a la primera ley.
Tercera Ley: Un robot protegerá su propia existencia e integridad, excepto en aquellas situaciones que se opongan a las dos primeras leyes.

jueves, 27 de junio de 2019

¿Viajes hacia el pasado?


S.Agustín, por Louis Comfort Tiffany
Lightner Museum
En sus Confesiones (Libro XI, capítulo 14), San Agustín escribió estas palabras, que hoy mantienen toda su vigencia:
¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.
En la situación actual de nuestros conocimientos científicos y filosóficos, seguimos sin saber lo que es el tiempo.
·         Para la filosofía clásica y para la ciencia de Newton, el tiempo es una propiedad del universo. Existiría, por lo tanto, un tiempo absoluto.
·         Para Kant, el tiempo es una forma a priori de la sensibilidad humana (o sea, una especie de recipiente mental al que se adaptan nuestras experiencias sensoriales).
·         Para Einstein el tiempo es relativo al estado de reposo o movimiento de cada objeto físico. No existe, por tanto, un tiempo absoluto.
·         Para la teoría cosmológica estándar, para cada objeto físico sí es posible definir un tiempo cósmico absoluto, que mide la distancia temporal desde el Big Bang hasta la actualidad.
·         Para la teoría A del tiempo (utilizando la nomenclatura de J.McTaggart) el flujo del tiempo es parte de la realidad. El pasado ya no existe. El futuro aún no existe. Sólo existe el presente. Si la teoría A es correcta, los viajes hacia el pasado son imposibles, porque no se puede viajar a lo que no existe.
·         Para la teoría B del tiempo, el fluir del tiempo es una ilusión. Pasado, presente y futuro existen simultáneamente, sólo que para cada uno de nosotros el pasado ya no es accesible directamente, y el futuro todavía no lo es. Einstein adoptó la filosofía B del tiempo. En una carta de pésame escribió esto, para consolar a su interlocutor por la pérdida de un ser querido: 
La distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, aunque persistente.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Algunas aclaraciones sobre la revolución cuántica

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Primero conviene aclarar algunos conceptos, pues noticias recientes publicadas en los medios de comunicación tienden más bien a fomentar la confusión.
·         Qubit: la unidad de información cuántica. Mientras la información clásica se expresa en bits, que pueden valer sólo 0 o 1, los qubits se forman por superposición (o combinación lineal) de dos estados cuánticos, |0> y |1> (por ejemplo, polarización horizontal o vertical de un fotón) y su valor es: α|0>+β|1>, donde α y β son dos números complejos que se llaman amplitudes de probabilidad.
·         Criptografía cuántica: Permite cifrar la información mediante un protocolo que aprovecha las propiedades cuánticas de la materia. Los procedimientos ideados hasta ahora pueden ser descifrados por adversarios que utilicen procedimientos cuánticos, pero se sabe (o se cree) que son imposibles de descifrar por medios clásicos. El primer protocolo de criptografía cuántica, BB84, fue propuesto en 1984 por Charles Bennett y Gilles Brassard, de IBM.