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jueves, 26 de diciembre de 2024

Los mundos perdidos de 2001

Arthur C. Clarke

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2001, una odisea del espacio (1968) es una de las películas más representativas de la ciencia-ficción en el mundo del cine. Su guion, cuya construcción llevó varios años, fue elaborado conjuntamente por Arthur C. Clarke, escritor consagrado de ciencia-ficción durante la edad de oro de este género, y Stanley Kubrick, afamado director de cine. Mientras participaba en el guion, Clarke escribió un libro con el mismo título que la película, que se publicó después del estreno de esta.

En 1972 Arthur C. Clarke publicó un libro titulado Los mundos perdidos de 2001, en el que mezcla reminiscencias sobre la construcción del guion con capítulos descartados del libro. Al leerlo, es posible seguir el proceso de elaboración de la película por parte de Clarke y Kubrick y las etapas sucesivas por las que pasó el argumento. Coincido con ellos en que el guion definitivo quedó mucho mejor que cualquiera de las versiones intermedias.

jueves, 7 de diciembre de 2023

La prehistoria de la divulgación científica

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El interés por el mundo que le rodea, la curiosidad por averiguar las causas de los fenómenos naturales, son tan antiguos como el hombre, pero en sentido estricto no se puede hablar de ciencia hasta la invención de la escritura, pues los conocimientos que se comunicaban por transmisión oral eran desorganizados, imprecisos y fragmentarios. Para que aparezca la ciencia, el bagaje de conocimientos debe constituir un todo coherente y ordenado, lo que era prácticamente imposible antes de que se pudieran utilizar medios de almacenamiento de información más permanentes que la memoria humana.

En cuanto aparecieron sistemas de escritura en Oriente Medio, la India, China y América, comenzaron a desarrollarse las ciencias. Las tres primeras fueron la medicina, las matemáticas y la astrología. Surgieron por razones prácticas: para curar enfermedades; para el buen manejo de la economía y la agrimensura; para predecir fenómenos naturales relacionados con el ciclo de las estaciones. Las ciencias de la naturaleza (física, química, biología y geología) fueron menos necesarias para las primeras sociedades humanas, por lo que no surgieron hasta la civilización griega.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Predicciones de Arthur C. Clarke hasta 2020 (y más allá)

Arthur C. Clarke
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En un artículo anterior señalé que las predicciones a corto plazo son peligrosas, porque la fecha prevista no tarda en llegar, y el “profeta” corre el riesgo de que alguien (como yo) guarde las predicciones y compruebe si realmente se cumplieron.

En este artículo voy a aplicar el mismo principio a las predicciones a largo plazo, en las que el efecto resulta aún más espectacular. Claro es que es más difícil que esas predicciones se recuerden, pero siempre hay alguien (como yo) que guarda recortes de prensa de 1963 y puede comprobar si dichas predicciones se cumplieron.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Previsiones científicas para 2020

Arthur C. Clarke
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Ya se sabe que las previsiones de futuro son tanto más arriesgadas cuanto más lejos apunten. Los lectores de mi blog deben saber que me encanta guardar previsiones científicas de futuro, para poder comprobarlas cuando llegan las fechas correspondientes. A veces he llegado a esperar medio siglo para realizar esas comprobaciones, que en general suelen ser fallidas, generalmente por exceso de optimismo, aunque a veces se acierta alguna. En este artículo anterior apliqué las comprobaciones a algunas de las predicciones realizadas por divulgadores tan eximios como Arthur C. Clarke e Isaac Asimov.

Las tres predicciones que voy a analizar hoy son todas para el año 2020, y se hicieron con menos tiempo por delante: 25 años en la primera, sólo 10 años o poco más en las otras dos. Veámoslas:

jueves, 9 de julio de 2020

¿Cuándo es buena la divulgación científica?

Isaac Asimov
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Noticia publicada el 20 de noviembre de 2007 en ABC: 
El Jugene, el ordenador civil más potente y ecológico del mundo, es alemán. [En la] localidad renana de Jülich [se ha puesto en marcha] el Jugene (Jülicher Blue Gene), cuyas 167.000 millones de operaciones básicas (teraflops) por segundo lo han aupado como el primero del mundo para uso civil...
En realidad, los ordenadores más potentes de entonces funcionaban a unos pocos cientos de teraflops. La noticia exagera la velocidad en nueve órdenes de magnitud. Este error no ha sido corregido.
Oído en Radio Nacional el 30 de mayo de 2008: Los pescadores se quejan de la subida del gasóleo. Hace cinco años les costaba un 320% menos. O sea, hace cinco años les pagaban por llenar el depósito.
Veamos otro ejemplo publicado en ABC el 18/2/2020. El titular dice: Científicos logran generar electricidad de la “nada”. El texto aclara que la saca de la humedad del aire actuando sobre una proteína.
Estos errores, tan frecuentes en los medios de comunicación (podría aportar muchos más), me han llevado a formular la siguiente regla de oro de la divulgación científica:
Cualquier afirmación debe ser correcta y contrastada
Todo lo que se diga debe comprobarse detenidamente para asegurarnos que no se trata de un error, de una noticia apresurada o tergiversada, o en el peor caso, de una noticia falsa.
Otro error típico de la divulgación científica en los medios de comunicación es presentar como realizadas noticias que en realidad no son más que predicciones de futuro. Esto suele ocurrir sobre todo en los titulares, porque se intenta siempre reducirlos al tamaño mínimo manteniendo el máximo impacto. Por ejemplo, en la noticia publicada en ABC el 13/2/2020, el titular es Marte también se hizo a golpes y durante mucho tiempo. El subtítulo, sin embargo, es mucho menos tajante. Lo que el titular da como seguro, pasa a ser sólo posible: El planeta rojo pudo ser impactado por pequeños mundos de distintos tamaños en los inicios de su historia.
La estadística se presta a muchas manipulaciones, a veces con consecuencias inesperadas:
En 1995, un estudio demostró que la píldora anticonceptiva aumenta un 100% el riesgo de trombo-embolia. La prensa lo publicó con grandes titulares. Miles de mujeres dejaron de tomar la píldora. Se estima que, en consecuencia, se produjeron 10.000 abortos más, sólo en Gran Bretaña.
¿Qué había pasado en realidad? ¿Qué descubrió ese estudio?
Riesgo de trombo-embolia en mujeres que no toman la píldora: 1 en 14.000. Riesgo de trombo-embolia en mujeres que toman la píldora: 2 en 14.000.
En este caso, la noticia no era incorrecta. Lo que estaba mal era la forma de plantearla. Es verdad que el riesgo aumentaba un 100% (de 0,00007 a 0,00014). Pero expresada así, la noticia se prestaba a provocar un pánico, como así ocurrió.
He puesto más ejemplos en dos artículos antiguos de este blog: este y este.
Veamos una lista de 20 divulgadores famosos de todos los tiempos:
Michael Faraday
Galileo Galilei, Michael Faraday, Jean Martin Charcot, Camille Flammarion, George Gamow, Willy Ley, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Konrad Lorenz, Stephen Jay Gould, Martin Gardner, Douglas Hofstadter, Ian Stewart, Raymond Smullyan, Steven Weinberg, Richard Feynman, Carl Sagan, Stephen Hawking, Roger Penrose y Paul Davies.
A los que añadiré cuatro divulgadores españoles famosos:
Santiago Ramón y Cajal, Josep Comas i Solà, Gregorio Marañón y Félix Rodríguez de la Fuente.
Santiago Ramón y Cajal
Casi todos ellos eran científicos, distribuidos entre las siguientes especialidades: 3 matemáticos, 12 físicos, químicos y astrónomos, 3 biólogos, 4 médicos y un ingeniero. La excepción es Martin Gardner, que se graduó en filosofía, aunque luego se especializó en filosofía de las matemáticas. Algunos de ellos abordaron varias disciplinas o se mantuvieron al día en ellas, al menos desde el punto de vista divulgativo.
Muchos de los divulgadores mencionados abordaron también la otra forma de divulgar la ciencia: a través de la ficción. Algunos de los nombres indicados son también famosos como autores de novelas de ciencia-ficción o simplemente de ficción, con algún detalle científico: Asimov, Clarke, Gamow, Sagan, Davies, Ramón y Cajal, y Marañón escribieron novelas, algunas de las cuales están consideradas entre las mejores del género.
¿Nacen los divulgadores o se hacen? Seguramente ambas cosas a la vez. La mejor definición de un divulgador la dio Willy Ley, cuando uno de sus maestros planteó a sus alumnos que hicieran un trabajo desarrollando la siguiente cuestión: qué quiero ser de mayor y por qué. Willy Ley respondió: Quiero ser explorador. Al maestro no le gustó la respuesta, dijo que ya no quedaba nada por explorar. Evidentemente, el maestro se equivocaba.
Hilo Temático Divulgación Científica: Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca

Agradezco a Felipe Gómez-Pallete,
que me sugirió el tema de este artículo.
Felices vacaciones. Hasta septiembre

jueves, 9 de enero de 2020

Las tres leyes de la Robótica

Isaac Asimov
Isaac Asimov fue un prolífico escritor de ciencia-ficción y divulgación científica que en los años 40 del siglo XX publicó una serie de cuentos sobre robots, posteriormente recopilados en la colección Yo Robot. En estos cuentos inventó una palabra que ha pasado al vocabulario tecnológico, como nombre de una disciplina: Robótica. Además formuló las tres famosas leyes de la Robótica, que en su opinión deberían implementarse en todos los robots para hacer posible nuestra seguridad en las interacciones con estas máquinas que, cuando Asimov formuló las leyes, eran simples previsiones de futuro.
Las tres leyes de la Robótica son las siguientes:
Primera Ley: Un robot no causará daño a un ser humano, ni permaneciendo inactivo permitirá que un ser humano sufra daño.
Segunda Ley: Un robot obedecerá cualquier orden que le dé un ser humano, excepto aquellas que se opongan a la primera ley.
Tercera Ley: Un robot protegerá su propia existencia e integridad, excepto en aquellas situaciones que se opongan a las dos primeras leyes.

jueves, 26 de diciembre de 2019

Los 25 cuentos de ciencia-ficción que más me han gustado


En Estados Unidos tienen una clasificación detallada de la ficción, en función de la longitud de la obra, con cuatro etapas:
  1. Novel, toda obra que tenga más de 40.000 palabras.
  2. Novella, obra comprendida entre 17.500 y 40.000 palabras.
  3. Novelette, entre 7.500 y 17.500 palabras.
  4. Short Story, con menos de 7.500 palabras.
Naturalmente, los límites no son estrictos, y en la práctica dependen de quien clasifica cada libro. En español, en cambio, tenemos menos categorías:
  1. Novela.
  2. Novela corta, que se aplica a obras de longitud intermedia.
  3. Cuento, protagonizado por pocos personajes y con un argumento sencillo.

jueves, 12 de julio de 2018

Los extraterrestres en la literatura


Los extraterrestres sólo pueden aparecer en dos tipos de obras literarias: en ensayos, o si hablamos de novelas, en el género de la ciencia-ficción. En cualquier otro tipo de novela, si apareciera un extraterrestre, se convertiría automáticamente en ciencia-ficción.
En la literatura de ciencia-ficción han aparecido numerosos tipos diferentes de extraterrestres:
  • Totalmente humanoides, como los hombre rojos de la serie de Marte de Edgar Rice Burroughs, que son tan humanoides que incluso son fértiles al cruzarse con los terrestres, como demuestran los dos hijos de John Carter y Dejah Thoris, y eso a pesar de que las mujeres marcianas son ovíparas (!!!). A este grupo pertenecen también los extraterrestres de la serie El Pueblo (The people), de Zenna Henderson, que sólo se distinguen de nosotros por sus capacidades mentales, y los de Perelandra de C.S.Lewis, también conocido por el título de Viaje a Venus.
  • Parcialmente humanoides, como los de Cita Galáctica (Star Ways), de Poul Anderson, cuyas mujeres también son capaces de enamorar a los terrestres. Esta novela desarrolla un argumento típico de Anderson, el de las especies extraterrestres que difieren culturalmente de nosotros porque tienen una visión del mundo más ecológica, pero que están condenados a la derrota en su enfrentamiento con unos terrestres mucho más activos y agresivos que ellos.

jueves, 28 de diciembre de 2017

Las 40 mejores novelas de ciencia-ficción que he leído

Poster de Blade Runner 

Las listas de libros favoritos han existido siempre, y ahora más aún, con el auge de Internet. Por eso se me ha ocurrido montar una lista nueva (por si no había suficientes). Pero lo que presento aquí no es simplemente la lista de mis libros favoritos de este género, sino algo un poco más complejo.
Para construirla, he partido de cuatro listas hechas por otros, de forma a veces individual, a veces colectiva. Por ejemplo, una de esas listas, la de Goodreads, la red social de libros, se llama Best Science Fiction y contiene más de 2000 libros. Para formar esta lista se utilizan los votos de los socios de Goodreads (por algún libro han votado casi 1000 personas) así como la puntuación media obtenida y el número de personas que lo ha leído (a veces varios millones).
Para formar mi lista he utilizado los siguientes criterios:
  1. Sólo contiene libros que yo he leído.
  2. No contiene libros que sí he leído, pero no me han gustado nada (es decir, a los que asignaría una estrella en las calificaciones de Goodreads o de Amazon). Como ejemplo de estos libros citaré Do androids dream with electric sheep? de Philip K. Dick. El argumento se basa en una idea interesante, pero la forma en que ha sido desarrollado en forma de novela es deplorable, a veces absurda. Este es uno de los casos raros en que la película basada en un libro (Blade Runner) resultó ser muy superior a la obra original.
  3. Por lo tanto, si alguno de sus libros favoritos no figura aquí, puede ser por tres motivos: porque no lo he leído, porque no me ha gustado nada, o porque en el promedio de las listas que he utilizado no ha quedado clasificado entre los 40 primeros.
  4. Sólo contiene libros de ciencia-ficción. The Lord of the Rings,  por ejemplo, no ha sido incluido, aunque está en alguna de estas listas, porque no lo considero ciencia-ficción.