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jueves, 22 de mayo de 2025

La ciencia no puede demostrar que Dios no existe

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En varios artículos he señalado que es imposible demostrar científicamente que Dios existe, como también es imposible demostrar científicamente que Dios no existe. La razón es que el objeto de la investigación científica es el mundo material, y Dios no es parte de ese mundo, y por tanto está fuera del alcance de la ciencia.

En un artículo anterior critiqué un libro que intentaba hacer lo primero, desde el punto de vista de autores creyentes. En este voy a criticar otro libro que intenta hacer lo segundo, desde el punto de vista ateo. Se trata de M-E: The God Within, cuyo autor es Joseph R. Abrahamson.

Aunque el autor dice que se apoya en los principios de la lógica y del método científico, comete errores importantes que indican que no conoce a fondo esas disciplinas. El argumento que presenta como demostración de que Dios no existe, aunque no aparece explícitamente en el libro, está difuso en él, se deduce de su lectura y puede resumirse así:

jueves, 2 de mayo de 2019

¿Se investiga bien?

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Gato atigrado
Oliver-Bonjoch, CC BY-SA 3.0
A veces, al leer las noticias científicas que divulgan revistas como Science News, parece como si algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo fueran de perogrullo. O bien se descubren cosas que todo el mundo sabe, o se dedican tiempo y esfuerzos inauditos a investigar en campos que a nadie interesan. Ya se sabe que muchos investigadores están ansiosos por publicar, y que tienen que justificar de algún modo los fondos que reciben para investigar, pero ¿hasta ese punto?
Veamos una noticia muy reciente (abril 2019):
Los gatos reconocen su nombre. Un estudio sugiere que nuestros amigos felinos distinguen de otras palabras el sonido peculiar de su nombre. Y el final del texto de la noticia añade: Si un gato entiende o no lo que es un nombre, eso sólo el gato lo sabe. 
Cualquier persona que haya tenido un gato (yo tuve uno hace medio siglo) sabe que los gatos reconocen su nombre. ¿Hacía falta hacer una investigación al respecto, probablemente gastando dinero público, para descubrir algo que todo el mundo sabe?

jueves, 14 de enero de 2016

La celebración de la Navidad

Iluminación de la Tierra
en el solsticio de invierno
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El tiempo del solsticio de invierno fue ocasión de celebraciones importantes en casi todos los pueblos de la antigüedad, pues representa el momento en que el sol, después de ir perdiendo altura durante seis meses, se recobraba y comenzaba de nuevo el movimiento ascensional. Para los antiguos siempre quedaba el temor de que algún año el sol no lograra recobrarse y siguiera descendiendo hasta desaparecer para siempre, lo que sería catastrófico para la humanidad.
En el imperio romano, las Saturnales desempeñaban ese papel, pues Saturno era el dios de la agricultura, y la recuperación del sol era una condición sine qua non para el éxito de la próxima cosecha. Además, justo por esas fechas el sol entraba en el signo de Capricornio del zodiaco, que estaba ligado astrológicamente con el planeta Saturno. La fiesta, que comenzaba el 17 de diciembre, se prolongaba durante varios días, hasta el 23 del mismo mes. En estos días se celebraban banquetes, se repartían regalos, y los amos servían a sus esclavos.
Una de las divinidades tradicionales de los pueblos indoeuropeos, Mitra, tuvo un destino desigual, según el pueblo concreto del que estemos hablando. Así, en la India védica fue uno de los dioses principales, junto con Varuna y los demás asuras, pero pasó a desempeñar un papel secundario, casi demoniaco, cuando en la India hinduista se impusieron los devas, otro grupo de dioses entre los que destacan Siva y Visnú.