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jueves, 22 de mayo de 2025

La ciencia no puede demostrar que Dios no existe

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En varios artículos he señalado que es imposible demostrar científicamente que Dios existe, como también es imposible demostrar científicamente que Dios no existe. La razón es que el objeto de la investigación científica es el mundo material, y Dios no es parte de ese mundo, y por tanto está fuera del alcance de la ciencia.

En un artículo anterior critiqué un libro que intentaba hacer lo primero, desde el punto de vista de autores creyentes. En este voy a criticar otro libro que intenta hacer lo segundo, desde el punto de vista ateo. Se trata de M-E: The God Within, cuyo autor es Joseph R. Abrahamson.

Aunque el autor dice que se apoya en los principios de la lógica y del método científico, comete errores importantes que indican que no conoce a fondo esas disciplinas. El argumento que presenta como demostración de que Dios no existe, aunque no aparece explícitamente en el libro, está difuso en él, se deduce de su lectura y puede resumirse así:

jueves, 16 de mayo de 2024

¿Cambiará el multiverso el método científico?


Antony Flew

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Termino de comentar el artículo de Man Ho Chan, que revisa y refuta los intentos recientes de conseguir que las teorías de los multiversos sean científicas. Aquí voy a referirme a aquellos que proponen renunciar al método científico para conseguir que las teorías del multiverso sean científicas. Este tipo de propuestas, las más drásticas posibles, puede resumirse así:

  • Anarquía epistemológica: Propuesta por Feyerabend en 1988, sostiene que la ciencia es una empresa esencialmente anárquica: el anarquismo teórico es más humanitario y tiene más probabilidades de fomentar el progreso que sus alternativas de ley y orden. Con otras palabras: Más vale que renunciemos a aplicar el método científico, no vaya a ser que se nos escape alguna teoría seudocientífica que hubiera podido sernos útil.

jueves, 28 de diciembre de 2023

Respuestas a un lector que rechaza el Cristianismo

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Un lector muy fiel a mi blog, que alaba mi forma de tratar la ciencia, en cambio rechaza el Cristianismo, y parece que le molesta que de mis artículos se pueda deducir que yo soy católico creyente. En una andanada de comentarios que lanzó en uno de mis artículos, detalla sus argumentos. Allí no le contesté porque no era oportuno hacerlo, dada la longitud de sus comentarios, que en total contienen 3346 palabras, mientras que mi artículo sólo tiene 644 (más de cinco veces menos).

Creo que a este lector conviene calificarle más bien como agnóstico que como ateo, como parece deducirse de estas palabras:

Divagar sobre la posible existencia de Dios y caer del lado de "voy al 100% con que sí existe" no tiene nada de estúpido. El universo es TAN complejo que, mientras no haya ninguna prueba en contra, creer que puede existir alguien/algo que "diseñó" todo esto… no se puede tachar de "pensamiento estúpido".

Creo que las diversas críticas del lector pueden resumirse citando estas palabras, que también aparecen en su primer comentario:

El problema viene cuando se pretende utilizar todos estos razonamientos (que, en principio, hablan de Dios como algo completamente etéreo e impersonal) para tratar de validar la historia de Jesucristo, que parece que es la finalidad.

Está claro, ¿no? El lector acepta que yo hable de Dios, pero no de Jesucristo. Al parecer, le molesta profundamente que lo haga. He nombrado a Jesucristo en ocho artículos entre más de 450, aunque es posible que mi cristianismo se desprenda también de artículos en los que no le nombro. Y me acusa de tratar de llevar el agua a mi molino (o de barrer para casa). Se trata de un caso de libro de la falacia ad hominem. Ya sabemos que a esa falacia (que en este caso puede resumirse así: dices esto porque eres católico) se puede responder de la misma manera: dices eso porque eres ateo, o agnóstico, o lo que corresponda.

La mayor parte de sus comentarios (2092 palabras) se dirige contra la posibilidad de que haya milagros, y en particular contra el milagro de Fátima, al que he dedicado varios artículos de este blog. Sospecho que el lector piensa que sus argumentos contradicen lo que yo dije en esos artículos, pero en conjunto pienso que no ha hecho más que confirmarlo. Yo dije en su momento que:

  1. O bien ese hecho ocurrió de verdad, o sea, los testigos que lo atestiguan dijeron la verdad.
  2. O bien el hecho no ocurrió, y los testigos mintieron deliberadamente.
  3. O bien el hecho no ocurrió, pero los testigos no mintieron, simplemente estaban equivocados, o habían sido presa de una alucinación colectiva, o alguna explicación equivalente.

Y añadí:

Los escépticos sostienen que el milagro fue una alucinación colectiva, o bien un efecto óptico debido a la contemplación del sol. Los creyentes preferimos la primera opción.

G.K.Chesterton

¿Y qué hace el lector? Sostener que las únicas alternativas válidas de mi trilema son la segunda y la tercera. O sea, lo mismo que yo había previsto que haría quien esté en su caso. Un agnóstico o un ateo tiene que negar la posibilidad de que haya milagros, luego tienen que adoptar forzosamente las otras dos alternativas. Un creyente dispone de una alternativa más, la primera. (Los católicos no aceptamos automáticamente todo lo que se nos dice que es un milagro, como demuestran los cuentos de G.K. Chesterton agrupados en la colección La incredulidad del Padre Brown). Luego esas 2000 y pico palabras confirman lo que yo había previsto.

Por cierto, en el caso del milagro de Fátima, muchos protestantes se suman a los ateos y los agnósticos contra los católicos, porque uno de sus dogmas de partida (que la Virgen María no puede participar en nuestra salvación) les impide aceptarlo. Lo contrario ocurre con la resurrección de Cristo, que sí aceptan los protestantes.

Hay también alguna referencia al otro argumento que suelen usar los ateos para negar la existencia de Dios: el problema del mal. A este respecto dice:

Que los aviones que iban a impactar contra las Torres Gemelas se hubieran quedado congelados en el aire a 20 metros del impacto… hubiera sido alucinante, no hubiera habido explicación de ningún tipo y hubiera quedado registrado en vídeo… Sin embargo eso no ocurrió… Y murieron miles de personas. Y otras tantas sufrieron un impacto psicológico alucinante. Parece ser que los milagros sólo ocurren para hacer tonterías intrascendentes.

Este es el problema del mal humano, al que la respuesta usual es señalar que se está tratando de echar a Dios la culpa del mal que hacen los hombres. O como parece que dijo Mark Twain: Hay muchos chivos expiatorios, pero el más frecuente es la Providencia. En este caso concreto se echa en cara a Dios no haber realizado un milagro para evitar un acto humano de barbarie. Otros suelen nombrar Auschwitz. Esta exigencia de milagros delata un concepto mágico-mecánico de Dios, que sólo sería el corrector automático del mal que realizamos los seres humanos. Los tiempos no cambian; eso fue también lo que le dijeron a Cristo crucificado: ¡Sálvate a ti mismo bajando de la cruz! (Mc. 15:30).

Es curioso: antes de que el lector pusiera estos comentarios en mi blog, yo había utilizado argumentos parecidos en una discusión sobre la existencia de Dios entre dos inteligencias artificiales en mi última novela de ciencia-ficción: Operación Viginti. El debate termina en tablas, que es lo que suele ocurrir en este tipo de discusiones. Es casi imposible llegar a un acuerdo, porque ambas partes del debate parten de axiomas diferentes: uno afirma que Dios existe, el otro lo niega o lo pone en duda, y es difícil encontrar un argumento que sea capaz de convencerles.

Hilo Temático sobre Ciencia, Fe y Ateísmo: Anterior Siguiente

Manuel Alfonseca

jueves, 4 de mayo de 2023

El cerebro y la consciencia

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El psicólogo canadiense Barry Beyerstein publicó un artículo con el mismo título que este y con un subtítulo adicional, que indica que se opone a las teorías que defienden la percepción extrasensorial (ESP), telequinesia (TK) y otros fenómenos supuestamente paranormales. Sin embargo, aprovecha para arremeter contra la existencia del alma humana y de Dios (aunque no le nombra), y para lanzar una confesión de fe en la identidad de la mente y del cerebro (Psychoneural Identity, PNI); o sea, en la teoría monista, aunque no deja claro si prefiere el monismo reduccionista o el emergentista. En apoyo de esta teoría, aduce los siguientes argumentos:

jueves, 10 de noviembre de 2022

¿Hay vida en el sistema solar fuera de la Tierra?

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A finales de 1981, editorial Mezquita (filial de Editorial Alhambra) me publicó un libro titulado La vida en otros mundos, uno de cuyos capítulos abordaba la pregunta que da título a este artículo. Cuando el libro fue descatalogado, volvió a ser publicado en 1992, en versión actualizada, por la Editorial MacGraw Hill de España, en una colección dedicada exclusivamente a la divulgación científica, que lo mantuvo en su catálogo durante alrededor de una década. Actualmente está agotado.

Desde entonces, las cosas no han cambiado demasiado. Investigaciones posteriores han añadido algún satélite, que no se consideraba en los años 80 y 90, a la lista de astros en los que quizá sería posible encontrar vida microscópica. Por supuesto, nadie espera encontrar vida inteligente fuera de la Tierra, ni tampoco animales y plantas pluricelulares, en ningún astro del sistema solar, aunque en la literatura de ciencia-ficción esas cosas sí ocurren.

jueves, 7 de marzo de 2019

La abducción y el argumento del no milagro



El gato de Cheshire,
famoso gato invisible
En un artículo anterior de este blog expliqué con un ejemplo el modo de razonamiento basado en la abducción que, aunque no tiene tanta fuerza como la deducción y la inducción, permite alcanzar altos grados de confianza en campos como la historia, la crítica del arte y otros, menos científicos que las matemáticas o las ciencias naturales.
En otro artículo publicado en marzo de 2016 describí la falacia del gato invisible, que consiste en confundir una condición suficiente para que ocurra algo, con una condición necesaria, pero no suficiente. Esta situación se presenta cuando existen varias causas posibles que pueden haber dado lugar al mismo fenómeno.
En algunos casos, si aplicamos la abducción a una situación donde podría darse la falacia del gato invisible, sí se puede llegar a alguna conclusión. Pensemos en el caso que propuse para describir dicha falacia:

jueves, 1 de septiembre de 2016

La falacia de la vida en Marte

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Imagen en mosaico de Marte tomada desde el orbitador Viking 1
En un artículo anterior hablé sobre la falacia del gato invisible, cuya causa era la confusión entre una condición suficiente y una condición necesaria, tal como indica la tabla siguiente:

Deducción correcta:
condición necesaria
Deducción falaz:
condición suficiente
B es cierta sólo si A es cierta.
B es cierta.
Luego A es cierta.
B es cierta si A es cierta.
B es cierta.
Luego A es cierta.

Pues bien, hay otra falacia muy parecida, que también consiste en confundir condición necesaria y suficiente, pero al revés. En este caso, los silogismos correcto e incorrecto son los que indica esta otra tabla:

Deducción correcta:
condición suficiente
Deducción falaz:
condición necesaria
B es cierta si A es cierta.
A es cierta.
Luego B es cierta.
B es cierta sólo si A es cierta.
A es cierta.
Luego B es cierta.

Veamos un ejemplo de esta falacia, aplicable a la existencia de vida en Marte:
El agua es necesaria para la existencia de la vida.
En Marte hay agua.
Luego en Marte hay vida.

jueves, 31 de marzo de 2016

La falacia del gato invisible

Isaac Newton
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En el capítulo 1 de su libro Astrología, ¿ciencia o creencia?, publicado en 1992, Manuel Toharia escribe lo siguiente:
Por muy sabio que sea para ciertas materias, siempre existe algún elemento que contradice el mito del genio perfecto. Porque, por ejemplo, también es sabido que Newton era hombre colérico, terriblemente antipático y probablemente homosexual reprimido. Para que no haya malentendidos conviene añadir inmediatamente que lo que nos parece mal en esta supuesta homosexualidad del sabio inglés es la represión que tuvo que hacer de ella lo que le convirtió sin duda en una persona amargada y, sin duda, con dosis mínimas de autoestima.
¿Probablemente homosexual reprimido? Y eso ¿cómo podemos saberlo, si es verdad que Newton lo reprimió? ¿O es que Toharia (o quien fuese su fuente original) dispone de información privilegiada, o quizá ha llegado a esa conclusión porque sabe que Newton sufrió al menos dos crisis psíquicas durante su vida, y considera que la causa tuvo que ser su homosexualidad reprimida? (Observen la repetición del calificativo sin duda). Si es así, su razonamiento sería un ejemplo de manual de la falacia del gato invisible:

jueves, 7 de enero de 2016

Sobre la consciencia

Mirror Self-Recognition
(
Steve Jurvetson, Menlo Park)
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Una de las dificultades más graves a los que se enfrentan los materialistas es el problema de la consciencia, eso que a veces se llama autoconsciencia, la consciencia del yo, de ser quien somos y no otra persona u otro objeto, la sensación que tenemos de ser el mismo individuo desde nuestro primer recuerdo hasta la muerte, aunque cada cierto número de años cambian todos nuestros átomos, y por tanto la materia concreta de la que está hecho nuestro cuerpo.
Como la ideología materialista parte de la base de que sólo existe la materia (en el sentido amplio del término), se ve forzada a adoptar una postura reduccionista, según la cual nuestra consciencia tiene que ser, por definición, un epifenómeno, el resultado de la acción conjunta de nuestras neuronas. Es una postura dogmática, sin apoyo científico, puesto que, en el estado actual de nuestros conocimientos, la neurociencia no tiene la menor idea de cómo puede formarse la consciencia.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Falacias lógicas

Stephen Hawking

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En el artículo anterior mencioné que los defensores del materialismo cientificista incurren a menudo en falacias lógicas, aunque no suelen darse cuenta de ello, probablemente porque sus conocimientos de filosofía no son muy profundos. A menudo, por otra parte, desprecian la filosofía, sin darse cuenta de que la lógica (que es una parte de la filosofía) estudia nuestro modo de pensar, y que sin ella la ciencia se queda sin base de sustentación. Así, Stephen Hawking escribió al principio de su libro El gran diseño:
La filosofía ha muerto… Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha de los descubrimientos en nuestra búsqueda de conocimiento.
Y a partir de ahí se dedica a hacer filosofía en un libro de divulgación científica.
En mis debates con partidarios del cientificismo materialista, a menudo he tenido que señalar a mis adversarios que estaban incurriendo en alguna falacia lógica. Generalmente se resisten a reconocerlo, pero cuando se les explica acaban por hacerlo (supongo, porque usualmente la discusión termina ahí). Con esto no quiero dar a entender que yo esté exento de cometer falacias lógicas, porque todos somos humanos, pero al menos hasta ahora no me han señalado ninguna. Claro que es posible que las haya cometido, y quienes estaban debatiendo conmigo no se hayan dado cuenta.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Sobre la inteligencia


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En su libro On intelligence Jeff Hawkins escribe esto:
Francis Crick escribió un libro sobre el cerebro titulado La hipótesis asombrosa. La hipótesis asombrosa era simplemente que la mente es una creación de las células del cerebro. No existe otra cosa, ni magia, ni una salsa especial, sólo neuronas y un baile de información... Al llamar a esto una hipótesis, Crick era políticamente correcto. Que las células de nuestro cerebro crean la mente es un hecho, no una hipótesis. Es necesario que comprendamos lo que hacen estos treinta mil millones de células y cómo lo hacen.
¡Maravilloso! Por un lado, se afirma que es un hecho, no una hipótesis, que las neuronas del cerebro crean la mente. Por otro, se reconoce que no sabemos qué hacen ni cómo lo hacen. Entonces, ¿por qué sabe Hawkins que es un hecho y no una hipótesis? ¿Por ciencia infusa? ¿Cómo ha sido capaz de detectar ese hecho? ¿En qué argumentos se apoya? No da ninguno, simplemente lo afirma. ¿Esto es ciencia?