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jueves, 21 de noviembre de 2024

La productividad científica disminuye

Teoría de cuerdas

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Un equipo de investigadores chinos y estadounidenses ha publicado en arXiv en septiembre de 2024 un artículo que resume su estudio sobre el desarrollo de la ciencia y la tecnología a lo largo de más de dos siglos. El estudio analiza 213 millones de artículos científicos publicados entre 1800 y 2020, junto con 7,6 millones de patentes concedidas entre 1976 y 2020.

El resultado de su estudio es que, mientras el número de publicaciones científicas ha crecido exponencialmente, el conocimiento obtenido por la humanidad crece linealmente; o sea, que la velocidad de adquisición de conocimientos es constante y no crece en la misma proporción que el número de publicaciones.

jueves, 16 de marzo de 2023

Proyectos científicos de perogrullo

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La investigación científica se ha convertido en una carrera contra el reloj. Los investigadores se ven obligados a publicar cuanto más mejor en ciertas revistas, porque su sueldo depende de ello. Otra de sus obligaciones es proponer proyectos de investigación que reciban financiación oficial, de la que dependerá su capacidad de contratar becarios y financiar doctorandos, y la posibilidad de realizar viajes y pagar inscripciones a congresos donde presentarán el estado de sus investigaciones.

El problema es que algunos investigadores carecen de la imaginación suficiente para diseñar y proponer proyectos de investigación nuevos. ¿Cuál es la consecuencia? Que a menudo plantean problemas cuya solución todo el mundo conoce, y diseñan un plan de investigación para demostrarlo estadísticamente o de otra manera que parezca científica. Si el diseño es suficientemente astuto, las entidades oficiales que conceden proyectos se sentirán inclinadas a financiarlo. Por otra parte, al hacer esto, los investigadores apuestan sobre seguro, pues saben cuál va a ser el resultado de sus investigaciones antes de realizarlas.

jueves, 9 de junio de 2022

¿Ciencia o imaginación?

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Una gran parte de la investigación “científica” que se está desarrollando actualmente, más que en ciencia, consiste en el ejercicio de la imaginación de los “científicos”. Parece que, para que a alguien se le considere científico, basta con que se dedique a hacer elucubraciones matemáticas que poco o nada tienen que ver con la realidad. Y naturalmente, todo lo que hace un científico tiene que ser “ciencia”. Al menos, las revistas científicas y los medios de alta divulgación lo consideran como tal.

jueves, 12 de diciembre de 2019

La edad de los Premios Nobel científicos

Edad de los Premios Nobel científicos, por décadas


En mi conferencia de clausura del curso 1997-98 en la Universidad Autónoma de Madrid, titulada El mito del progreso en la evolución de la Ciencia, escribí esto:
Una medida interesante de la evolución del progreso científico durante el siglo XX viene dada por los premios Nobel, que recompensan los avances más significativos en los campos de la Física, la Química, la Fisiología y la Medicina. De la cuantificación realizada se deducen algunas tendencias preocupantes, como el envejecimiento progresivo de los científicos que los han recibido. Se ha pasado de una media de edad de 47 años a los 60 de la década de los noventa. En contraposición, el número de premios Nobel recibidos por personas con menos de 40 años ha descendido desde nueve en los años treinta y cincuenta, hasta cero en los noventa. Sirva de señal de esta evolución el hecho de que aún no ha recibido un premio Nobel ninguna persona nacida después de 1950.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Medidas de productividad del aumento de la esperanza de vida



En mi artículo anterior de este blog comenté el artículo titulado Are ideas getting harder to find?, que puede descargarse de la web de la Universidad de Stanford, en el que los autores analizan también el aumento de la esperanza de vida en los EE. UU. y el esfuerzo necesario para lograrlo, y alcanzan los siguientes resultados:

jueves, 16 de mayo de 2019

La ideología dominante se atreve a censurar la ciencia



En uno de los artículos más leídos y polémicos de este blog, Lo que dice la ciencia sobre la vida humana, que tuvo 92 comentarios (hasta ahora el récord del blog), expliqué cómo, por razones puramente ideológicas, los partidarios del aborto cierran los ojos a lo que dice la ciencia, que no duda en afirmar (y lo hace desde hace siglo y medio) que la vida de cada ser humano comienza en la fecundación del óvulo por el espermatozoide. Frente a esto, los abortistas se empeñan en hacer afirmaciones falsas como estas: un feto no es más que una parte del cuerpo de la madre; un feto no es un ser humano; un feto no es más que un conjunto de células (¿pues qué son los abortistas?)

jueves, 2 de mayo de 2019

¿Se investiga bien?

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Gato atigrado
Oliver-Bonjoch, CC BY-SA 3.0
A veces, al leer las noticias científicas que divulgan revistas como Science News, parece como si algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo fueran de perogrullo. O bien se descubren cosas que todo el mundo sabe, o se dedican tiempo y esfuerzos inauditos a investigar en campos que a nadie interesan. Ya se sabe que muchos investigadores están ansiosos por publicar, y que tienen que justificar de algún modo los fondos que reciben para investigar, pero ¿hasta ese punto?
Veamos una noticia muy reciente (abril 2019):
Los gatos reconocen su nombre. Un estudio sugiere que nuestros amigos felinos distinguen de otras palabras el sonido peculiar de su nombre. Y el final del texto de la noticia añade: Si un gato entiende o no lo que es un nombre, eso sólo el gato lo sabe. 
Cualquier persona que haya tenido un gato (yo tuve uno hace medio siglo) sabe que los gatos reconocen su nombre. ¿Hacía falta hacer una investigación al respecto, probablemente gastando dinero público, para descubrir algo que todo el mundo sabe?

jueves, 12 de enero de 2017

Tres años de divulciencia

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Esta semana se cumplen tres años desde la inauguración de este blog de divulgación científica. La versión inglesa del blog apareció algo más tarde, el 12 de agosto de 2014. En estos tres años he publicado 140 artículos, uno por semana. Sólo se ha interrumpido la publicación durante las vacaciones de verano, y se ha ralentizado algo en las Navidades.
Aprovechando la efemérides, voy a hacer balance de lo que se ha hecho hasta ahora y de los objetivos que me planteé cuando comencé esta actividad. Si he logrado alguno de esos objetivos en todo o en parte, queda abierto a la consideración y al juicio crítico de los lectores.

jueves, 10 de septiembre de 2015

El fin de la ciencia

Servers at LAAS
by Guillaume Paumier
Licensed under CC BY 3.0
via Wikimedia Commons
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En mi artículo anterior escribí esto: Habrá que ver si nuestra civilización científica resiste hasta el siglo XXII. Es a esto a lo que me refiero con el título de este artículo (el fin de la ciencia), no a la posibilidad de que la ciencia se acabe porque ya se ha descubierto todo lo que se puede descubrir, lo cual es muy improbable, como indiqué en otro artículo.
La ciencia ha sido parte integral de nuestra civilización desde hace muchos siglos, más de los que usualmente se cree, pues su actividad científica fue ya palpable durante la Edad Media. ¿No parece absurdo pensar que esa actividad pueda acabarse? ¿Por qué podría suceder esto? Aquí propongo algunas consideraciones, que distan de ser exhaustivas:

jueves, 27 de noviembre de 2014

Consecuencias del fraude científico: una lección para los políticos

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En un artículo anterior sobre el fraude científico mencioné una de sus consecuencias morales: el problema de la presunción de inocencia, en relación con el caso que afectó al premio Nobel David Baltimore y a su colaboradora Thereza Imanishi-Kari, que durante diez años tuvo que luchar contra una acusación de fraude que finalmente resultó infundada.
También pueden presentarse problemas éticos cuando se descubre que el fraude científico sí ha tenido lugar. La novela policíaca Gaudy night (1936) de Dorothy L. Sayers, traducida al castellano como Los secretos de Oxford, plantea un ejemplo concreto. Cuando está a punto de presentar su tesis, un investigador descubre un documento poco conocido que la echa por tierra. La tentación es demasiado fuerte: el investigador hace desaparecer el documento y sigue adelante con su tesis. Desgraciadamente para él, uno de los miembros del tribunal conocía el documento, y al ir a consultarlo descubre que ha desaparecido y quién fue el último que lo consultó. El fraude queda, pues, al descubierto, la tesis es rechazada, el caso se hace público y el investigador es despedido con pronunciamientos desfavorables, lo que le obliga a abandonar la carrera investigadora. Como tiene que mantener una familia, tiene que aceptar un trabajo por debajo de su capacidad y termina suicidándose.

jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Para qué sirve un niño?

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La importancia de la investigación básica.

El secretario de la Real Sociedad Británica de Ciencias se levantó y dijo, dirigiéndose a la concurrencia:
Tiene la palabra el señor Faraday.
Señores miembros de la Real Sociedad de Ciencias, invitados y colaboradores: en la conferencia de hoy, en lugar de disertar sobre un tema científico, voy a realizar ante ustedes un experimento. Pero antes, permítanme una breve introducción histórica. Como saben, Oersted, Ampère y Arago han demostrado que la corriente eléctrica puede dar lugar a fenómenos magnéticos. Cuando se coloca una aguja magnética (una brújula) sobre un alambre de cobre inactivo, la aguja toma la dirección norte-sur. Al hacer pasar corriente por el cable, la aguja se desvía. Si el alambre se arrolla en forma de una bobina y se hace pasar corriente, la bobina se comporta como un imán, con dos polos norte y sur, exactamente iguales que los polos correspondientes de un imán ordinario.

jueves, 10 de julio de 2014

¿Tiene futuro la investigación científica?

Acelerador LHC del CERN

En las últimas décadas ha proliferado en los países de la Unión Europea y los Estados Unidos la tendencia a dar preferencia a la investigación aplicada sobre la investigación básica. Ya sé que existen convocatorias especiales de financiación para proyectos de investigación básica, pero habría que aclarar qué es lo que entienden por tal los organismos encargados de asignar los presupuestos de investigación.

Esta es la definición que da la Wikipedia de la investigación básica: ciencia o investigación científica que se lleva a cabo sin fines prácticos inmediatos, sino con el fin de incrementar el conocimiento de los principios fundamentales de la naturaleza o de la realidad por sí misma.

La investigación básica por excelencia es la Matemática pura. Otro ejemplo de investigación básica es el esfuerzo de los sistemáticos y taxonomistas por catalogar la biodiversidad. En un mundo amenazado, en el que muchas especies vivas están en peligro de extinción, apenas hemos catalogado la mitad de las existentes (algunos expertos piensan que muchas menos). Se trata de un trabajo con aplicaciones prácticas potencialmente enormes, pero no inmediatas, pues nos exponemos a perder muchas especies que podrían proporcionarnos sustancias útiles. 

Por otra parte, el trabajo de los investigadores (de todos, no sólo de los que se dedican a la investigación básica) se está convirtiendo en una carrera de obstáculos. 
  • Para ser bien evaluados, hay que publicar lo más posible. 
  • Para mantenerse al día, hay que leer cada vez más artículos, en Internet o en revistas especializadas, cuyo número también prolifera. 
  • Hay que dedicar un tiempo considerable (algunos lo evalúan en el 50%) a maquillar las propuestas de proyectos de investigación, de manera que se adapten a lo que los gestores de los fondos de investigación quieren encontrar en ellas. 
No parece muy lejano el momento en que los investigadores no podrán hacer otra cosa que leer y escribir artículos y realizar labores administrativas, sin que les quede tiempo para investigar. Cuando esto ocurra, la investigación científica se detendrá. La tecnología seguirá avanzando por inercia durante bastante tiempo: hubo avances tecnológicos importantes durante la edad Media europea.

Todo esto se complica, porque los criterios utilizados por los gestores de los fondos de investigación cambian con la misma frecuencia que las personas que ocupan dichos cargos. En las últimas décadas, hemos asistido al vaivén entre favorecer los grupos de investigación grandes (que se supone aprovechan mejor los recursos) y pequeños (que pueden estar menos esclerotizados). Por otra parte, la crisis económica ha afectado negativamente los presupuestos dedicados a la formación, con lo que cada vez se hace más difícil encontrar financiación para los doctorandos. La consecuencia es que los grupos de investigación no se remozan ni rejuvenecen, un fenómeno que tiene mayor impacto en los campos de investigación básica sin aplicación inmediata.

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Manuel Alfonseca

jueves, 26 de junio de 2014

La ciencia es una herramienta

Francis Bacon
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La utopía La nueva Atlántida, de Francis Bacon, contemporáneo de Galileo y pionero de la moderna filosofía de la ciencia, describe una sociedad perfecta que surge automáticamente de la práctica de la ciencia, a la que los habitantes de la isla de Bensalem han convertido en la base de su sociedad y de su gobierno. Como muchos de sus seguidores enciclopedistas, que un siglo después crearon el mito del progreso indefinido (véase mi artículo El mito del progreso en la evolución de la ciencia), Bacon creía que la ciencia del futuro llegará a salvar al hombre, que algún día conseguirá resolver todos los problemas humanos, abriendo paso al paraíso en la Tierra.

Este error es muy frecuente. A menudo se confunden las herramientas con el bien que se puede hacer con ellas, olvidando que las mismas herramientas también pueden emplearse mal. Veamos algunos ejemplos, entre otros miles que podrían aducirse:

·         Un martillo se puede utilizar para colocar una obra de arte donde todo el mundo pueda verla, pero también puede servir para destruirla, como intentó hacer un loco con la Piedad de Miguel Ángel.
·         Un escalpelo puede salvar una vida, ayudando a un cirujano a extirpar un tumor maligno, pero también puede servirle a un asesino para matar a su víctima.
·         Una bomba atómica podría desviar un asteroide que amenaza provocar una catástrofe al estrellarse contra la Tierra, pero también puede obliterar una ciudad, matando a cientos de miles de personas.
Isaac Asimov
·         En un artículo publicado en 1970 (The sin of the scientist, incluido en la colección The stars in their coursesIsaac Asimov se pregunta si la ciencia puede utilizarse para hacer el mal. Su respuesta es inequívoca: ¡Sí!. Y señala, como el peor pecado de los científicos en toda la historia, la invención de los gases venenosos durante la primera guerra mundial (hoy se llaman armas químicas).

La ciencia es una herramienta y las herramientas no son ni buenas, ni malas. Lo que es bueno o malo es el uso que se haga de ellas. La ciencia puede contribuir, y lo ha hecho, a la mejora del mundo y de la humanidad, pero no puede salvar al hombre de su propia maldad, porque también le proporciona mayores medios para ejercerla.

¿Hay, por tanto, algo por encima de la ciencia? ¡Por supuesto! La ciencia estudia los fenómenos y formula teorías para explicarlos. Funciona exclusivamente en el modo indicativo: esto es así (descripción); esto lo causa aquello (explicación). Desde que Aristóteles formalizó la lógica, se sabe que no se puede deducir, de dos premisas en indicativo, una premisa en imperativo. La ciencia no puede llevar a una conclusión del tipo: debes hacer esto y no lo otro.


Como cualquier otra herramienta, la ciencia debe estar bajo el control de la ética. No vale decir: puede hacerse, luego debe hacerse. Gracias a la ciencia, hoy podemos destruirnos a nosotros mismos. ¿Debemos hacerlo?

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Manuel Alfonseca

jueves, 8 de mayo de 2014

¿Se ha frenado la investigación sobre el genoma humano?

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Todos conocemos el proyecto Genoma Humano, que se puso en marcha oficialmente en 1990, aunque ya venía funcionando de forma parcial desde 5 años antes. Su objeto era identificar y descifrar en 15 años todos los genes del ADN humano. El proyecto se completó en 2003, dentro del plazo previsto, aunque ya en el año 2000 se publicaron resultados parciales. Desde el punto de vista científico, el proyecto fue un éxito, pero es posible que para una parte del público parezca un fracaso, teniendo en cuenta las expectativas exageradas que despertaron algunos medios de comunicación.
Los medios saludaron el proyecto como la puerta abierta a una nueva revolución médica. Entre las aplicaciones revolucionarias que se anunciaban estaban: la terapia génica para prevenir o corregir enfermedades genéticas; el diagnóstico prematuro de enfermedades reales o potenciales, incluso desde la fase embrionaria; o la medicina personalizada, que adaptará los tratamientos de cada enfermedad a la persona que la padece. También se discutieron posibles peligros, como la manipulación de embriones humanos para adaptar sus genes a los deseos de sus padres o de gobiernos dictatoriales; y la utilización de los datos genéticos para seleccionar personal, o para conceder o denegar seguros y créditos...