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jueves, 13 de diciembre de 2018

La ciencia y las civilizaciones



En mi libro Evolución biológica y evolución cultural en la historia de la vida y del hombre, al que hice referencia en un artículo anterior en este blog, analizo la historia cultural de 23 civilizaciones para comparar su evolución. En el caso particular de la ciencia, escribí esto:
...las civilizaciones de primera generación (Mesopotamia, Egipto y las americanas) alcanzaron su máximo desarrollo científico en las matemáticas y la astronomía. Egipto y Mesoamérica sumaron a esas ciencias la medicina. Una civilización de segunda generación (la greco-latina) y una de tercera (el Islam) practicaron también las ciencias de la naturaleza. En cuanto a Occidente, constituye un caso único y sin precedentes, pues su desarrollo científico ha sido abrumador.
...la astronomía [fue] la primera ciencia que se cultivó... Paralelamente [emergieron] las matemáticas... Pronto se comprobó que [ambas] ciencias estaban relacionadas, pues las matemáticas prestaban apoyo a la astronomía, permitiendo a sus practicantes realizar cálculos y predicciones complejos.
Las religiones paganas... entraron en el campo de la predicción del futuro, utilizando para ello animales sacrificados, [lo que] llevó a una acumulación de conocimientos anatómicos que no tardó en aplicarse al hombre, y que mezclado con conocimientos antiquísimos sobre las propiedades de las plantas medicinales, dio lugar a la formación de un corpus de doctrinas médicas.
Por el contrario, el desarrollo de las ciencias físicas, químicas y biológicas tenía menos urgencia... por lo que sólo fue abordado por las [civilizaciones] que habían alcanzado un nivel suficiente como para liberar de las necesidades de supervivencia gran parte del tiempo de trabajo humano... Esto ocurrió por primera vez en Grecia, cuna de la filosofía y de la mayor parte de las ciencias modernas.

jueves, 26 de febrero de 2015

La selección natural es más complicada de lo que se pensaba

Jacques Monod
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En su famoso libro de divulgación Le hasard et la nécessité (1970), Jacques Monod dijo que la evolución es consecuencia de la interacción de dos tipos de fenómenos: el azar (las mutaciones, las alteraciones ambientales) y la necesidad (la selección natural).
Más exactamente: la selección natural puede considerarse como la acción de un elemento aleatorio (el medio ambiente) sobre otro elemento aleatorio (la constitución genética de los seres vivos). De acuerdo con la teoría sintética de la evolución, que está cumpliendo 80 años, esa acción es cuasi-determinista (la nécessité de Monod).
Un desarrollo posterior de la teoría sintética de la evolución es la teoría del gen egoísta de Richard Dawkins, según la cual los seres vivos adultos no somos más que instrumentos que permiten a los genes perpetuarse. Aunque tuvo algunos detractores significativos (como Stephen Jay Gould), esa teoría fue aceptada por muchos biólogos durante las dos décadas posteriores a su enunciado.
Sin embargo, en los últimos años, los avances en la genómica y la biología evolutiva están empezando a poner en duda la exactitud de la teoría sintética de la evolución y la del gen egoísta. No nos confundamos: no se trata de que la teoría de la evolución esté en entredicho, sino que se está descubriendo que las cosas no son tan simples como parecían. Lo que sigue es una muestra de algunos de los problemas que se van detectando, entresacados del libro The year in evolutionary biology, Annals of the New York Academy of Sciences (2008).

jueves, 18 de diciembre de 2014

Cómo clasificar los seres vivos: cladística o niveles de complejidad

El árbol de la vida
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Desde los tiempos de Aristóteles, los seres vivos se han clasificado en reinos. Al principio se distinguían dos: el vegetal, formado por seres poco capaces de cambiar activamente de posición, y el animal, que en su inmensa mayoría sí son capaces de ello.
Cuando Antony van Leeuwenhoek descubrió los microorganismos, se intentó mantener la dicotomía integrándolos, unos entre los animales (amebas y paramecios), otros entre las plantas (bacterias, algas y hongos microscópicos). Pero a ese nivel la separación entre animales y plantas se difuminaba hasta tal punto, que a mediados del siglo XX se decidió añadir un tercer reino a los dos existentes: el de los protistos, los seres vivos unicelulares.
Poco después, los biólogos llegaron a la conclusión de que el reino vegetal debía dividirse en dos: por un lado, los hongos; por otro, todas las demás plantas (los metafitos). Hacia 1975, por consiguiente, se hablaba de cuatro reinos.

jueves, 23 de octubre de 2014

El espejismo de Dawkins

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La traducción al español del título del libro The God Delusion de Richard Dawkins (2006) no es fácil. La palabra inglesa delusion significa un engaño en que alguien cae de forma involuntaria. El título utilizado usualmente en las traducciones castellanas (El espejismo de Dios) me parece acertado, aunque espejismo no sea el equivalente literal de delusion.
Empezaré señalando un par de inconsistencias. Hay muchas más, pero detallarlas todas exige el tamaño de un libro, y eso ya se ha hecho (A.J.Wilson, Deluded by Dawkins?, 2007).
·         En el capítulo 3, Dawkins desmonta el argumento teísta de los admirados científicos religiosos (¿cómo no creer en Dios, si tantos admirados científicos creyeron?). Estoy de acuerdo con él, este argumento no tiene peso. Pero entonces, ¿por qué se empeña en aducir tantas veces el argumento de los admirados científicos ateos? La mitad del capítulo 1 se dedica a contarnos que Einstein no creía en un Dios personal. En el capítulo 2 afirma, más de una vez, que la mayor parte de los políticos fundadores de los Estados Unidos eran ateos, aunque muy pocos se atrevieron a reconocerlo públicamente. (Supongo que por eso imprimieron In God we trust en sus billetes de banco). También sugiere que Thomas Huxley, que inventó la palabra agnóstico para aplicársela a sí mismo, en realidad debía de ser ateo, aunque no lo reconoció por plegarse a las exigencias de la época. Confiesa que Newton... afirmaba ser religioso. Lo mismo hizo casi todo el mundo [en su época]. Le ha faltado poco para afirmar que Newton también fue un ateo oculto.

jueves, 9 de octubre de 2014

60 preguntas sobre ciencia y fe respondidas por 26 profesores de Universidad

Frente a la idea generalizada de que ciencia y fe son incompatibles, los 26 autores de este libro de la Editorial Stella Maris ofrecen una lectura diferente: despojan a los conocimientos científicos de la capa ideológica con que el materialismo los ha ido recubriendo desde el siglo XVIII, para dejar clara la necesidad de colaboración entre ciencia, razón y fe para ampliar el ámbito de nuestro conocimiento.
Más allá del significado que puedan poseer las convicciones particulares de cada especialista, hay un hecho significativo que podemos tomar como punto de partida: el siglo XX y lo que llevamos del XXI ha asistido al fracaso de las predicciones decimonónicas relativas a la muerte de Dios y el fin inminente de la religión, especialmente la predicción positivista de que el pensamiento religioso moriría a manos de la ciencia. Se puede afirmar que el escenario positivista de la muerte de la religión a manos de la ciencia, ni se ha cumplido, ni lleva visos de cumplirse. Y no se ha cumplido porque estaba equivocado.
El objetivo de este libro es contribuir a la limpieza y rehabilitación de la parte del pensamiento fronteriza entre ciencia y fe, que ha sido devastada por un cientificismo que no supo entender, ni la teología, ni la propia ciencia. Para ello, las sesenta preguntas que contiene el libro se agrupan temáticamente en diez subdivisiones:

jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Para qué sirve un niño?

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La importancia de la investigación básica.

El secretario de la Real Sociedad Británica de Ciencias se levantó y dijo, dirigiéndose a la concurrencia:
Tiene la palabra el señor Faraday.
Señores miembros de la Real Sociedad de Ciencias, invitados y colaboradores: en la conferencia de hoy, en lugar de disertar sobre un tema científico, voy a realizar ante ustedes un experimento. Pero antes, permítanme una breve introducción histórica. Como saben, Oersted, Ampère y Arago han demostrado que la corriente eléctrica puede dar lugar a fenómenos magnéticos. Cuando se coloca una aguja magnética (una brújula) sobre un alambre de cobre inactivo, la aguja toma la dirección norte-sur. Al hacer pasar corriente por el cable, la aguja se desvía. Si el alambre se arrolla en forma de una bobina y se hace pasar corriente, la bobina se comporta como un imán, con dos polos norte y sur, exactamente iguales que los polos correspondientes de un imán ordinario.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Precariedad de las teorías científicas

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Respecto a las teorías científicas, es bueno mantener cierta dosis de escepticismo. No se trata sólo de que estas teorías sean siempre simples aproximaciones que se van afinando con avances sucesivos, como pasó con la gravitación de Newton y la relatividad general de Einstein, caso citado en un artículo anterior. También es posible que una teoría científica, después de décadas, siglos o incluso milenios de dominio total, resulte ser simplemente errónea. Esto ha ocurrido tantas veces en todas las ciencias, que no es malo recordarlo con una muestra de algunos de los casos más señeros.
·         En astronomía, la teoría de la quintaesencia de Aristóteles, que sostenía que los cuerpos celestes no están hechos de la misma materia que los de la Tierra, fue la teoría estándar durante casi dos mil años.
·         En matemáticas, el problema de la cuadratura del círculo con regla y compás acaparó esfuerzos durante siglos, hasta que se demostró que no tiene solución. A pesar de ello, los aficionados siguen intentándolo, pero al menos los profesionales ya no tienen que perder el tiempo con las supuestas demostraciones que les presentan regularmente.
Lavoisier
·         En química, la teoría del flogisto, que dominó durante casi un siglo, trataba de resolver el problema de la combustión suponiendo que un cuerpo que se quema pierde una parte de su sustancia (el misterioso flogisto). La realidad resultó ser precisamente la opuesta. En lugar de perder flogisto, los cuerpos que arden absorben oxígeno, como demostró Lavoisier a finales del siglo XVIII.
·         En física, durante casi medio siglo, a finales del siglo XIX, nadie dudó de la existencia del éter, una sustancia misteriosa, con propiedades extrañas, que debía servir de soporte para el desplazamiento de las ondas electromagnéticas. A principios del siglo XX se llegó a la conclusión de que tal éter no existe.

jueves, 3 de julio de 2014

La partícula de Dios

Peter Higgs
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Con el descubrimiento hace dos años del bosón de Higgs, la prensa generalista y algunos científicos han lanzado las campanas al vuelo. Tal como lo presentan, este descubrimiento completa la teoría estándar de física de partículas, por lo que ya lo sabemos todo y no necesitamos a Dios. De ahí el nombre impuesto al bosón de Higgs, con el que Higgs, por cierto, no está de acuerdo.
Es verdad que el descubrimiento de una partícula cuya existencia se predijo casi medio siglo antes es un éxito espectacular de la teoría estándar, comparable al éxito que alcanzó en 1846 la teoría de la gravitación universal de Newton con el descubrimiento del planeta Neptuno, cuya existencia había sido predicha poco antes por Le Verrier y Adams. También entonces se dijo que ya lo sabemos todo

Quedaba, es verdad, un cabo suelto, una discrepancia de apenas 43
Urbain Le Verrier
segundos de arco por siglo en la precesión de la órbita de Mercurio. Le Verrier intentó repetir su éxito y predijo que esa discrepancia se debía a un planeta desconocido situado entre Mercurio y el Sol, al que incluso dio nombre: Vulcano. Durante 60 años, los astrónomos buscaron el misterioso planeta sin encontrarlo, porque el problema, en este caso, estaba en la propia teoría de Newton, que acabó convirtiéndose en una primera aproximación y pasó el testigo a una nueva teoría que sí explicaba la discrepancia:
la relatividad general de Einstein.

¿Podría pasarle algo parecido a la teoría estándar de física de partículas? ¿Vendrá también su mayor éxito seguido por su primer fracaso? ¿Queda algún cabo suelto en esta teoría, algo que aún no hemos sabido resolver?

La respuesta a la última pregunta es afirmativa. La teoría estándar de física de partículas tiene pendientes las siguientes cuestiones:

jueves, 26 de junio de 2014

La ciencia es una herramienta

Francis Bacon
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La utopía La nueva Atlántida, de Francis Bacon, contemporáneo de Galileo y pionero de la moderna filosofía de la ciencia, describe una sociedad perfecta que surge automáticamente de la práctica de la ciencia, a la que los habitantes de la isla de Bensalem han convertido en la base de su sociedad y de su gobierno. Como muchos de sus seguidores enciclopedistas, que un siglo después crearon el mito del progreso indefinido (véase mi artículo El mito del progreso en la evolución de la ciencia), Bacon creía que la ciencia del futuro llegará a salvar al hombre, que algún día conseguirá resolver todos los problemas humanos, abriendo paso al paraíso en la Tierra.

Este error es muy frecuente. A menudo se confunden las herramientas con el bien que se puede hacer con ellas, olvidando que las mismas herramientas también pueden emplearse mal. Veamos algunos ejemplos, entre otros miles que podrían aducirse:

·         Un martillo se puede utilizar para colocar una obra de arte donde todo el mundo pueda verla, pero también puede servir para destruirla, como intentó hacer un loco con la Piedad de Miguel Ángel.
·         Un escalpelo puede salvar una vida, ayudando a un cirujano a extirpar un tumor maligno, pero también puede servirle a un asesino para matar a su víctima.
·         Una bomba atómica podría desviar un asteroide que amenaza provocar una catástrofe al estrellarse contra la Tierra, pero también puede obliterar una ciudad, matando a cientos de miles de personas.
Isaac Asimov
·         En un artículo publicado en 1970 (The sin of the scientist, incluido en la colección The stars in their coursesIsaac Asimov se pregunta si la ciencia puede utilizarse para hacer el mal. Su respuesta es inequívoca: ¡Sí!. Y señala, como el peor pecado de los científicos en toda la historia, la invención de los gases venenosos durante la primera guerra mundial (hoy se llaman armas químicas).

La ciencia es una herramienta y las herramientas no son ni buenas, ni malas. Lo que es bueno o malo es el uso que se haga de ellas. La ciencia puede contribuir, y lo ha hecho, a la mejora del mundo y de la humanidad, pero no puede salvar al hombre de su propia maldad, porque también le proporciona mayores medios para ejercerla.

¿Hay, por tanto, algo por encima de la ciencia? ¡Por supuesto! La ciencia estudia los fenómenos y formula teorías para explicarlos. Funciona exclusivamente en el modo indicativo: esto es así (descripción); esto lo causa aquello (explicación). Desde que Aristóteles formalizó la lógica, se sabe que no se puede deducir, de dos premisas en indicativo, una premisa en imperativo. La ciencia no puede llevar a una conclusión del tipo: debes hacer esto y no lo otro.


Como cualquier otra herramienta, la ciencia debe estar bajo el control de la ética. No vale decir: puede hacerse, luego debe hacerse. Gracias a la ciencia, hoy podemos destruirnos a nosotros mismos. ¿Debemos hacerlo?

Hilo Ciencia en General: Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca

jueves, 19 de junio de 2014

El tiempo, ¿una ilusión?

Albert Einstein, 1947
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Los físicos tienen tendencia a negar la existencia real del tiempo irreversible y a veces lo consideran una ilusión, un fenómeno psicológico, una apariencia. En una carta de pésame que escribió Einstein en 1955, dijo: ...la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, aunque persistente. Curiosa manera de consolar a quien ha perdido a un ser querido. Sus razones para decirlo fueron estas:

·         Si en las ecuaciones de la gravitación universal de Newton se cambia el signo de la variable que representa el tiempo, las ecuaciones no cambian. Si viésemos la película de un proceso gravitatorio, la teoría predice que no seríamos capaces de detectar si la proyección está al derecho o al revés.
·         Lo mismo ocurre con las ecuaciones de Maxwell, que describen el comportamiento de las ondas electromagnéticas.
·         Lo mismo ocurre con las ecuaciones de Einstein, que sustituyen a las de Newton para describir la gravedad.
·         Lo mismo ocurre con la ecuación de Schrödinger, base de la mecánica cuántica.

El problema es que las ecuaciones mencionadas no constituyen toda la física. El segundo principio de la termodinámica implica la existencia de una flecha del tiempo. Y como dijo en 1928 el inventor de este término (Eddington), si tu teoría se opone al segundo principio... le espera el colapso en la más profunda humillación.

Toda teoría física es una abstracción en la que siempre se simplifica, se eliminan partes de la realidad. Si la irreversibilidad del tiempo es una de esas simplificaciones, no es de extrañar que el resultado final sea reversible. En los hechos reales, en cambio, no hay abstracción que valga. Hay que aplicarles a la vez todas las teorías de la física. También el segundo principio de la termodinámica. Si lo hacemos, la supuesta simetría temporal desaparece.

  • Una de las primeras aplicaciones de la teoría de Newton describe la caída de una manzana. Si se
    Newton y su manzana
    proyecta una película que muestra en el suelo varios pedazos de manzana, que de pronto se ponen en movimiento y se reúnen en una sola pieza de fruta, que después sube hacia arriba hasta quedar sujeta a un árbol, ¿tendríamos dificultad para saber si está proyectada al derecho o al revés? El hecho de que no la tengamos es consecuencia del segundo principio de la termodinámica.
  • Esto se aplica también a los movimientos de los cuerpos celestes. Imaginemos una grabación de la órbita de Mercurio en la que se pueda ver el sol. Estudiando el movimiento de las manchas solares podríamos deducir si la película está proyectada al derecho o al revés. Las manchas solares son consecuencia de fenómenos termodinámicos.
  • La desintegración radiactiva es otro ejemplo de un proceso reversible en teoría, pero irreversible en la práctica, hasta el punto de que la proporción de uranio-238 y plomo-206 en una roca nos proporciona un método fiable para calcular su edad. La cadena de desintegraciones del uranio al plomo es muchísimo más probable que la cadena inversa, aunque las teorías físicas digan que podría ser reversible.
  • Diga lo que diga la ecuación de Schrödinger, la mecánica cuántica, en la interpretación de Copenhague, exige la irreversibilidad del tiempo. Si un fotón impacta contra un electrón con cierta energía, el electrón queda en dos estados de espín superpuestos. Si se mide el espín, la superposición cuántica colapsa en un valor positivo o negativo. Este proceso implica una dirección del tiempo: primero viene el impacto del fotón, luego el electrón en dos estados superpuestos, finalmente una medida y un colapso cuántico. El proceso inverso no puede darse.

En todos estos ejemplos, en cuanto se hace intervenir toda la física sin excluir la termodinámica, la supuesta reversibilidad del tiempo desaparece.

Parece que los físicos tienen tendencia a poner sus teorías por encima de la realidad, haciendo lo contrario de lo que exige el método científico. Ni siquiera grandes hombres como Einstein estuvieron exentos de ello.

Otro día hablaremos de la causalidad.

Hilo El Tiempo: Siguiente
Manuel Alfonseca

jueves, 15 de mayo de 2014

Lo que dice la ciencia sobre la vida humana

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En relación con las discusiones sobre el aborto, la protección de la vida del concebido y los derechos de la mujer embarazada no está de más recordar sucintamente el consenso científico respecto a la vida humana:

·        La vida de todo ser vivo generado por medio de la reproducción sexual comienza con la fecundación del gameto femenino por el masculino, es decir, con la formación del zigoto. En ese momento aparece un nuevo ser de la misma especie que sus padres, cuya dotación genética (el ADN) es diferente del de sus padres y del de cualquier otro ser vivo de esa especie, excepto en el caso de gemelos idénticos. Este nuevo ser vivo conservará la misma dotación genética desde ese instante hasta su muerte. Por eso se protegen los huevos de las tortugas marinas y de otras especies en peligro, porque son individuos de esas especies.
·        En todas las especies de seres vivos que no pasan por etapas de metamorfosis (lo que incluye a todos los reptiles, aves y mamíferos y, por supuesto, al hombre) no hay solución de continuidad en el desarrollo desde el zigoto hasta la muerte. Las fases que acostumbramos distinguir en el desarrollo de los seres humanos (embrión, feto, neo-nato, niño, adolescente, adulto y anciano) son arbitrarias y sin solución de continuidad. Ni siquiera lo es el parto, que anatómicamente consiste en el corte de un vaso sanguíneo (fisiológicamente tiene también otros efectos). De lo que no cabe duda es que, en todas esas fases, de principio a fin, se trata del mismo individuo.
·        En todos los mamíferos placentarios (incluido el hombre), la primera fase de la vida del nuevo individuo tiene lugar dentro del cuerpo de la madre. El periodo del embarazo es equivalente y sustituye al desarrollo dentro el huevo, que en los reptiles y las aves tiene lugar fuera de la madre. En ambos casos, la maternidad comienza en el momento de la fecundación, no en el del parto, que corresponde a la ruptura de la cáscara del huevo. Desde el momento en que se queda embarazada, la mujer ya es madre.

Todo esto no son descubrimientos modernos, se sabe desde hace más de un siglo. Es el consenso de la biología, aceptado por todos los biólogos. Entonces, ¿por qué hay biólogos abortistas? Porque siguen la ética relativista, porque afirman que todo lo que quiere la sociedad es moralmente aceptable. Porque piensan que la decisión a este respecto no tiene que ver con la ciencia, sino con las leyes.

Ante la decisión de realizar un aborto, una mujer debería disponer de toda la información, que a veces parece que se intenta ocultarle. Hay muchas personas cultas que no conocen conceptos biológicos tan elementales como que un embrión es un ser vivo que pertenece a la especie humana y es diferente del cuerpo de su madre


Hilo: ¿Qué es el hombre? Anterior Siguiente
Manuel Alfonseca

jueves, 24 de abril de 2014

El gran diseño

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En el año 2010, los medios dedicaron mucha atención a un libro de divulgación científica de Stephen Hawking y L.Mlodinow, The Grand Design. Ahora que ha pasado algún tiempo, me parece oportuno hacer algunos comentarios, para lo que me voy a basar en algunas citas del libro que me parecen más significativas:
·         La filosofía ha muerto… Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha de los descubrimientos en nuestra búsqueda de conocimiento.
Estas frases aparecen al principio del capítulo primero. Aunque la mayor parte del libro es divulgación científica e historia de la ciencia, es irónico que plantee una sola aportación original (el realismo de modelos), que es pura filosofía.
·         La realidad objetiva no es cognoscible y por tanto no podemos suponer que exista… Sólo existen los resultados de las observaciones y los modelos que construimos para explicarlos… Cada modelo es válido (real) en su campo de aplicación…Dos modelos que tienen el mismo poder de explicación son igualmente válidos… El modelo de Ptolomeo es tan válido como el de Copérnico… Sólo se distinguen porque el segundo es más sencillo que el primero.
Lo anterior no es una cita literal, sino una paráfrasis resumida del capítulo 3, que describe el realismo de modelos, la aportación original del libro (con permiso de Berkeley). Los autores olvidan que el modelo de Copérnico predijo correctamente la paralaje de las estrellas próximas, que no tiene fácil explicación en el de Ptolomeo. En este mismo capítulo, Hawking y Mlodinow descartan el modelo del universo estacionario basándose en su incapacidad para explicar ciertas observaciones realizadas sobre el universo. ¿No deberían hacer lo mismo con el de Ptolomeo?
·         [El universo] no tiene una historia, sino todas las historias posibles… El pasado es indefinido y sólo existe como un espectro de posibilidades.
Estas afirmaciones del capítulo 4 las sacan de la formulación de Richard Feynman de la mecánica cuántica, un artificio matemático alternativo y equivalente a la mecánica de matrices de Heisenberg y a la función de onda de Schrödinger, que calcula la probabilidad de un suceso cuántico integrando sobre todas las trayectorias posibles. Para poder sacar esas conclusiones, Hawking y Mlodinow necesitan que el artificio represente de algún modo la realidad (esa realidad cuya existencia objetiva niegan), y por eso han inventado el realismo de modelos. Pero no dicen nada de las paradojas que surgen cuando estas teorías se aplican a objetos macroscópicos, como la del gato de Schrödinger. En cambio, la aplican alegremente al universo entero, sin justificar por qué puede hacerse eso. Además, ¿no habíamos quedado en que la realidad objetiva no es cognoscible? Entonces, ¿cómo podemos saber si el universo existe? Los autores ni siquiera se lo plantean, quizá porque de hacerlo acabarían en una contradicción.
·         ¿Cómo podemos saber si un ser tiene voluntad libre?... No sabemos resolver las ecuaciones de tres o más partículas en interacción. Un [ente] del tamaño de un ser humano contiene mil cuatrillones de partículas… sería imposible resolver las ecuaciones y predecir su comportamiento.
Esta discusión del capítulo 8 es absurda. Una calculadora mecánica tiene también cuatrillones de partículas; sin embargo, observando su comportamiento pasado podemos deducir que no tiene voluntad libre y predecir su comportamiento futuro. Los autores olvidan que el comportamiento de los objetos macroscópicos puede analizarse sin necesidad de aplicar la física de partículas. Además, la idea de la voluntad libre no proviene de la resolución de ecuaciones, sino de la introspección.
·         No hay restricción a la creación de universos enteros… La creación espontánea es la razón por la que existe algo en lugar de nada, la razón por la que existimos.
Suponiendo que esto sea verdad (lo que es mucho suponer), aún quedaría sin explicar por qué existen leyes que permiten que esto ocurra, con lo que estamos como al principio. Por lo demás, todo lo que dice el libro respecto al multiverso como posible explicación del ajuste fino no añade nada a lo que ya sabíamos.

Los científicos que se meten a hacer filosofía (esa misma filosofía que desprecian y consideran muerta) deberían tomarse la molestia de estudiarla un poco más a fondo. Así, al menos, tendrían cuidado en no transgredir algunas de sus bases fundamentales, como el principio de no contradicción. Esta crítica no sólo se aplica a Hawking, también a otros científicos conocidos, como Richard Dawkins, que al invadir el campo de la filosofía suelen demostrar su ignorancia.

Es una pena que los errores filosóficos de bulto en que caen los autores tiendan, para el lector cuidadoso, a desacreditar la totalidad del libro. Aunque proceda de aficionados a la filosofía, sería bueno que la única propuesta original de El Gran Diseño (el realismo de modelos) fuese analizada más a fondo.

Para terminar, una cita de Woody Allen (Getting even, 1971):

¿Es cognoscible el conocimiento? De no ser así, ¿cómo podemos saberlo?

Hilo: Multiverso y Ajuste fino Siguiente

Manuel Alfonseca

sábado, 18 de enero de 2014

Por qué la ciencia no puede explicarlo todo

La dificultad de explicarlo todo no se debe a nuestra debilidad mental, sino a la estructura misma del universo. En los últimos siglos hemos descubierto que la trama del cosmos puede abordarse en varios niveles diferentes. Mientras no se descubre el siguiente nivel, lo que ocurre en el anterior no se puede explicar, sólo puede describirse. En consecuencia, para el último nivel que se conoce en cada momento nunca hay explicaciones, sólo puede haber descripciones.

Veamos un poco de historia: