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jueves, 17 de octubre de 2019

Por qué no hay grandes hombres

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G.K. Chesterton
Lo primero, una aclaración: no voy a dejarme arrastrar por la corrección política. No voy a cambiar el título de este artículo por “grandes seres humanos”, porque para mí la palabra “hombre” (del latín homo) sigue teniendo una acepción genérica principal, distinta de la acepción cuyo antecedente latino es vir (varón), que se opone a mujer.
La ausencia de grandes hombres es un lugar común hoy día y afecta a casi todos los campos:

jueves, 13 de abril de 2017

Turguéniev y el amor desgraciado

Alfred L. Kroeber
M
Junto con Spengler, Toynbee y Sorokin, el antropólogo estadounidense Alfred Louis Kroeber fue uno de los cuatro grandes filósofos de la historia del siglo XX. Padre de la famosa escritora de ciencia-ficción, Ursula Kroeber Le Guin, A.L. Kroeber formuló la hipótesis de que los movimientos culturales empiezan con algún genio precursor, continúan con una etapa de florecimiento máximo, y después entran en un periodo de decadencia más o menos prolongado.
La historia de Rusia durante los siglos XIX y XX proporciona dos ejemplos perfectos para el análisis de Kroeber, asombrosamente paralelos y simultáneos en dos campos diferentes de la cultura: la literatura y la música.
  • En la literatura rusa podemos señalar un claro precursor (Pushkin), una época de florecimiento máximo (Gógol, Lérmontov, Dostoievski, Turgéniev, Tolstói y Chéjov), y un periodo de lenta decadencia (los autores rusos del siglo XX).
  • En la música rusa hubo también un precursor (Glinka), una época de máximo florecimiento (Borodín, Músorgski, Chaikovski, Rimski-Kórsakov) y otra de lenta decadencia (Rajmáninov, Stravinski, Prokófiev, Shostakóvich).

jueves, 29 de octubre de 2015

Dostoievski y la función de una sola variable

Fiodor Dostoievsky
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En su novela Los demonios (o Los endemoniados, pues hay dos versiones del título), publicada en 1872, Dostoievski demuestra ser un profeta político que exhibe un conocimiento profundo del comunismo y de la forma de pensar de los comunistas. En este libro predice correctamente, con 45 años de antelación, que Rusia sería el primer país donde se impondría el comunismo, una idea que Marx y Engels desecharon debido a la ausencia de proletariado industrial en ese país. Veamos cómo lo dice uno de los personajes de Dostoyevski:
Sabemos que un dedo misterioso apunta a nuestro delicioso país como la tierra más adecuada para la realización de la gran tarea.
Los comunistas del libro, los demonios o endemoniados, quieren conseguir los mismos objetivos que sus camaradas que triunfaron en la Unión Soviética, entre ellos acabar con la religión. Para ello proponen dos métodos diferentes. Oigamos las palabras que pone en su boca Dostoievski: