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Ilustración del artículo del Sun |
En los primeros años del siglo XX se produjo una verdadera inundación
de títulos que dio lugar al reconocimiento de un género literario que los
norteamericanos llamaron science fiction, nombre que pasó incorrectamente
al castellano como ciencia-ficción.
Habría sido más correcto traducirlo como ficción
científica, pero el otro término ya ha cuajado y es definitivo.
Pero las novelas de ciencia-ficción, entendidas como obras que utilizan la ciencia, (especialmente sus avances futuros) como elemento esencial del argumento de una novela, son muy antiguas. Suele considerarse creador del género a Luciano de Samósata, escritor satírico sirio del siglo II que en una de sus obras (Vera Historia) relata un viaje de la Tierra a la luna en un barco que, elevado por una tromba de agua, es lanzado al espacio. La luna está habitada por una civilización avanzada, que ha cruzado el espacio y está en guerra con los habitantes del sol por un conflicto de intereses respecto a la colonización del planeta Venus. Puesto que se ignoraba la existencia del vacío interplanetario, Luciano no se plantea explicar cómo podían sus personajes respirar durante el viaje.