jueves, 30 de junio de 2016

La Tierra hueca en la seudociencia y la ciencia

Cyrus Reed Teed (Koresh)


En 1870 surgió, fuera del ámbito literario, una variante curiosísima de la teoría de la Tierra hueca. El estadounidense Cyrus Read Teed proclamó su convencimiento de que la Tierra es hueca, pero (aquí está la diferencia con las teorías anteriores) nosotros vivimos en el interior. A pesar de que sabemos desde hace más de dos mil años que la superficie del mar es convexa, y de los argumentos que llevaron a los filósofos griegos a asignar a la Tierra forma esférica y a situarnos en su superficie exterior, Teed estaba convencido de que en realidad la Tierra es cóncava. El espacio exterior, que parece infinito, sería sólo una burbuja hueca en el interior de un universo de roca. Teed cambió su nombre a Koresh y fundó una religión (koreshianismo) que llegó a tener miles de adeptos, aunque se dispersaron después de su muerte en 1908.
Poco después, un aviador alemán llamado Bender, prisionero en Francia durante la primera guerra mundial, encontró las publicaciones de Teed y les dio crédito. Bender desarrolló estas teorías y afirmó que el universo es una masa infinita de roca que rodea una burbuja de 13.000 kilómetros de diámetro, y que nosotros vivimos en su superficie interior. La atmósfera, de 60 kilómetros de espesor, se enrarece hasta el vacío central, en el que se mueven tres astros: el sol, la luna y el universo fantasma, una bola de gas en la que brillan puntos de luz: las estrellas. Al pasar el universo fantasma por delante del sol, provoca la alternancia del día y de la noche en las diversas regiones de la superficie interior de la Tierra.

jueves, 23 de junio de 2016

La Tierra hueca en la religión y la literatura



La idea de que el interior de la Tierra es hueco y habitado es probablemente tan vieja como el hombre. En casi todas las religiones antiguas, los habitantes de la Tierra hueca son los muertos. El origen de esta creencia depende quizá de la costumbre de enterrar los cadáveres, que se remonta al menos hasta el hombre de Neanderthal. Los volcanes y movimientos sísmicos contribuyeron también a esta idea, y las cavernas que se hunden en las entrañas de la Tierra parecían ser las entradas del mundo subterráneo.
En el antiguo Egipto, la supervivencia después de la muerte se convirtió en obsesión. Al principio, el faraón, como representante de los dioses, era el único que podía alcanzar la inmortalidad, pero el privilegio se extendió a otras personas. Hacia el segundo milenio A.E.C., la democratización de la otra vida era completa. Para los egipcios, los muertos son juzgados por un tribunal de cuarenta y dos dioses, presididos por Osiris, señor del mundo subterráneo. La vida ultra-terrena se consideraba simple continuación de esta. Por eso llenaban las tumbas de objetos útiles, de figurillas de esclavos y trabajadores, para que desempeñen el papel de sirvientes y libren al difunto de los trabajos que tenga que hacer en la otra vida. Pero los muertos egipcios no se pasan todo el tiempo bajo tierra. De noche salen, con un farol, a pasearse por el cielo: son las estrellas.

jueves, 16 de junio de 2016

El error científico de Cube

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Cube es una película de horror dirigida por Vincenzo Natali y estrenada en 1997. La película se inspira en uno de los episodios de la famosa serie de televisión de los años sesenta, The twilight zone, título traducido al español como La dimensión desconocida o En los límites de la realidad. El episodio en cuestión, emitido el 15 de diciembre de 1961, se titulaba Cinco personajes en busca de una salida, título que a su vez se inspira en el de la obra de teatro Seis personajes en busca de autor, de Pirandello. Este es el resumen del argumento de Cube:
Seis personajes se encuentran sin saber cómo en un lugar desconocido, formado por espacios cúbicos conectados entre sí. A medida que los exploran descubren que hay 17576 de esos espacios, que en conjunto forman un cubo más grande de 26 cubos pequeños de lado, que cada espacio está numerado con tres números de tres cifras, y que algunos de los cubos (aquellos en que uno al menos de sus números es primo, o la potencia de un primo) contienen trampas mortales, mientras que los cubos señalados sólo por números compuestos (producto de primos diferentes) son seguros. Antes de ser trasladados al cubo (no sabemos cómo) los seis personajes se dedicaban a actividades diferentes: un policía, un delincuente especializado en escapatorias, una médico, una estudiante de matemáticas, un genio autista y el arquitecto del cubo. El autista tiene la capacidad genial de descomponer números en sus factores primos, con lo que les ayuda a pasar sólo por celdas seguras, ya que, como dice la estudiante, descomponer un número en sus factores primos es muy difícil. Al final, sólo el autista consigue salir vivo del cubo.

Algunas veces, en mis clases, planteaba a mis alumnos el siguiente problema:
¿Cuál es el error científico de Cube?

jueves, 9 de junio de 2016

El error científico de Matrix

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Empecemos por un resumen del argumento de la famosa película de ciencia-ficción Matrix, dirigida en 1999 por los hermanos Wachowsky y origen de una trilogía:
Durante el siglo XXI, como consecuencia de una guerra total entre los seres humanos y las máquinas con inteligencia artificial, los humanos son vencidos. A consecuencia de la guerra, la Tierra es presa de un invierno nuclear y la luz del sol no puede llegar a su superficie. Para encontrar una fuente de energía alternativa, que necesitan para asegurar su funcionamiento, las máquinas recogen a los seres humanos supervivientes y los mantienen en estado de animación suspendida para extraer energía de sus cuerpos, distrayendo sus mentes con un programa de realidad virtual (Matrix) que les hace vivir en un mundo parecido al de 1999. Algunos seres humanos escapan de ese destino y llevan a cabo una guerra de guerrillas contra las máquinas, utilizando los algoritmos de Matrix para obtener superpoderes en el mundo de la realidad virtual. Uno de los humanos libres (el protagonista, un hacker excepcional representado por el actor Keanu Reeves) consigue manipular el programa de Matrix, y al final de la película es saludado como el elegido, que ha sido enviado para salvar a la humanidad de la esclavitud a la que le han reducido las máquinas.
Durante los últimos cursos en que di clase, solía plantear a mis alumnos el siguiente problema:
¿Cuál es el error científico más importante de Matrix?

jueves, 2 de junio de 2016

El antropomorfismo de los animalistas

Bandera de los animales en
Animal Farm, de George Orwell
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Hace un año publiqué un artículo en el que demostraba con múltiples argumentos que el hombre no es un animal más, a pesar de los intentos de los materialistas por rebajarlo a ese nivel. En cambio, muchos animalistas parecen hacer exactamente lo contrario: sin darse cuenta, elevan a los animales al nivel humano. Lo hacen incluso con los insectos, como cuando hablan del horror que sufre una oruga al ser devorada por la larva de un himenóptero, aunque reservan especialmente su compasión para los animales superiores: las aves y los mamíferos.
En su campaña contra los espectáculos con animales en los circos, los animalistas utilizan el siguiente lema:
El circo es una cárcel
Suelen decir lo mismo de los parques zoológicos, a pesar de que los más modernos no tienen nada que ver con los que había a principios del siglo XX, las así llamadas casas de fieras.

jueves, 26 de mayo de 2016

Decepción ante las previsiones excesivamente optimistas

Arthur C. Clarke
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El futuro es impredecible. La revolución informática que comenzó en los años 80 con el auge del ordenador personal, siguió en los 90 con la expansión mundial de Internet, y continuó en la primera década de este siglo con los teléfonos móviles inteligentes, cogió por sorpresa a casi todos los futurólogos. Hace medio siglo, todos predecían que en el futuro los ordenadores serían cada vez más grandes. En realidad, se hicieron cada vez más pequeños. En 1965, algo parecido a Internet parecía una predicción para finales del siglo XXI (véase el cuento de Arthur C. Clarke, Dial F for Frankenstein). Mirando hacia el pasado, muchos de los avances científicos del siglo XX fueron sorprendentes. ¿Por qué entonces nos empeñamos en hacer predicciones, si luego no se cumplen?
El número de marzo de 2016 de la revista Investigación y Ciencia contiene un artículo titulado Neurociencia: cómo evitar el desengaño, del catedrático de Valladolid Alfredo Marcos, en el que revisa algunas de las predicciones modernas de los investigadores sobre el cerebro humano, que considera demasiado optimistas. Si estas previsiones no se cumplen, como es de esperar, la decepción de la opinión pública y los gobiernos que patrocinan y financian estos esfuerzos científicos podría dar lugar a una ola de excesivo escepticismo. Veamos algunas de sus palabras:
Por mucho que aprendamos sobre el cerebro, no esperemos que nos brinde la curación inmediata de todos nuestros males médicos y sociales, desde el alzhéimer hasta la violencia, ni mucho menos las claves de la existencia humana.

jueves, 19 de mayo de 2016

El número de oro

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Los griegos conocían desde la antigüedad la llamada sección áurea de un segmento, que no es otra cosa que su división en dos partes, de tal manera que la más larga sea a la más corta, como el segmento total es a la más larga. Consideremos, por ejemplo, el segmento AB. Su división áurea vendrá dada por el punto X si se verifica que AX/XB = AB/AX.
 
A        X     B
Leonardo: el hombre de Vitruvio
Para los griegos, y para muchos de los grandes pintores, la sección áurea o sección de oro divide a un segmento en la forma estéticamente más atractiva. El matemático italiano Lucas Paccioli, que la llamaba la divina proporción, tuvo mucha influencia sobre Leonardo da Vinci y Alberto Durero. En el siglo XX, pintores neo-impresionistas como Seurat han utilizado la sección áurea para definir las dimensiones de algunas de sus composiciones. Arquitectos como le Corbusier utilizaron el número áureo al diseñar sus obras. Y muchos libros publicados en los siglos XVI a XVIII tenían las dimensiones de un rectángulo áureo. El número áureo ha sido utilizado también por músicos como Erik Satie y Debussy, y ha proporcionado materia de reflexión a algunos místicos.
La sección áurea tiene propiedades curiosas. Por ejemplo, se puede construir un rectángulo áureo cuyas dimensiones estén en la proporción áurea (la altura es la sección áurea de la base). Si se le quita a este rectángulo el cuadrado cuyo lado es igual a su altura, el rectángulo que queda, más pequeño, también es áureo. Este efecto puede repetirse indefinidamente a partir del nuevo rectángulo obtenido.

jueves, 12 de mayo de 2016

El dios de los huecos

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En 1977 Pergamon Press publicó un libro muy curioso titulado La enciclopedia de la ignorancia, que intentaba reunir, en forma de colección de artículos escritos por especialistas en las distintas áreas, la mayor parte de los problemas aún sin resolver (por entonces) en campos como la cosmología, la astronomía, la física de partículas, las matemáticas, la evolución, la ecología, el desarrollo de los organismos, la medicina y la sociología. Algunos de esos problemas siguen sin haber sido resueltos casi 40 años después, otros parecen haber entrado en vías de solución, como el misterio de los neutrinos desaparecidos en la radiación solar, que mencioné en el artículo anterior, lo que ha dado lugar a la aparición de nuevos problemas, como suele ocurrir frecuentemente en la ciencia.
Desde el siglo XIX, una de las acusaciones típicas de los ateos contra los creyentes ha sido la de recurrir al dios de los huecos, o sea, utilizar a Dios para explicar las cosas que aún desconocemos sobre la estructura del mundo. Aún estamos muy lejos de saberlo todo, porque la ciencia es (y probablemente siempre será) incompleta, siempre quedarán misterios. Pues bien, se acusa a los creyentes de apoyarse precisamente en los misterios (los huecos de la ciencia) para justificar la existencia de Dios. Según ese punto de vista, Dios no sería más que un tapa-agujeros, el deus ex machina de la tramoya greco-romana, que venía a resolver los problemas insolubles en que el dramaturgo había enredado a sus personajes. A medida que avance la ciencia, los agujeros irán llenándose y la necesidad de recurrir a Dios disminuirá.

jueves, 5 de mayo de 2016

La teoría del todo

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En la novela de ciencia-ficción de Joe Dacy, Esquelle and the lost enclave (2015), del género de hard science fiction (ciencia-ficción difícil), que combina hábilmente con los géneros de espionaje, aventura y política-ficción, abarca 1500 años de la historia futura de la humanidad e incluye viajes en el tiempo y manipulación del pasado, se dice lo siguiente:

En este momento, la Teoría del Todo es en realidad la Teoría de la Poca Cosa.

¿Tiene razón Joe Dacy? ¿Creemos que sabemos mucho, pero sabemos muy poco? ¿Qué es esa Teoría del Todo, que tiene un nombre tan rimbombante?
Se trata de un nombre inventado por algunos físicos y jaleado por la prensa, en la misma línea que el nombre de la partícula de Dios, aplicada al bosón de Higgs, que posiblemente se descubrió en 2012, y digo posiblemente porque, aunque la partícula descubierta tenía la masa prevista y se descompuso en algunas de las partículas previstas (no todas), aún no se ha demostrado que el campo de Higgs exista.
Lo que se quiere dar a entender con el nombre de Teoría del Todo es que ya lo sabemos todo sobre los fundamentos físicos de la materia, que no necesitamos a Dios.

jueves, 28 de abril de 2016

Conectivos lógicos, o la invasión de la forma “y/o”

George Boole
George Boole fue un matemático inglés del siglo XIX a quien se considera el padre de la lógica Booleana, que alrededor de un siglo después se utilizó espectacularmente en la implementación de los ordenadores electrónicos. En esa lógica, a cada afirmación se le asigna un valor de verdad, que puede ser, o bien cierto (o verdadero), o bien falso.
Cuando tenemos dos afirmaciones diferentes, A y B, se pueden ligar para formar afirmaciones más complejas mediante conectivos lógicos de varios tipos. Los más importantes son estos cuatro:
·         Negación: ~A es cierta si A es falsa, y viceversa (~A es falsa si A es cierta).
·         Conjunción. AÙB es cierta si y sólo si las dos son ciertas simultáneamente.
·         Disyunción inclusiva. AÚB es cierta si al menos una de las dos es cierta.
·         Disyunción exclusiva. A¹B es cierta si exactamente una de las dos es cierta. Hay, pues, dos alternativas: o bien A es cierta y B es falsa, o bien A es falsa y B es cierta. Como los valores de verdad de A y B tienen que ser diferentes cuando se unen mediante la disyunción exclusiva para que su combinación sea verdadera, este conectivo se puede representar con el signo matemático de la desigualdad.