Urbain Le Verrier |
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La ciencia estudia hechos concretos y trata de explicar por qué ocurren. Las teorías científicas son tanto más creíbles cuantos más hechos explican o predicen. Basta que un hecho se oponga a la teoría, o que esta dé lugar a una predicción no confirmada, para que haya que plantearse revisarla. En el método científico, las teorías nunca son definitivas y los hechos tienen precedencia.
La ciencia estudia hechos concretos y trata de explicar por qué ocurren. Las teorías científicas son tanto más creíbles cuantos más hechos explican o predicen. Basta que un hecho se oponga a la teoría, o que esta dé lugar a una predicción no confirmada, para que haya que plantearse revisarla. En el método científico, las teorías nunca son definitivas y los hechos tienen precedencia.
Un ejemplo clásico es la teoría de la
gravitación universal de Newton, que permitió explicar hechos como la caída de
los cuerpos y el movimiento de los astros. Su primer logro, realizado por el
propio Newton, fue la deducción matemática de las tres leyes experimentales de Kepler,
que las obtuvo empíricamente a partir de la observación de las órbitas de los
planetas. Pero su mayor éxito fue una predicción correcta, cuando se detectaron
discrepancias entre la órbita de Urano predicha por la teoría y la observada en
la realidad. Cuando ocurre algo así, el problema se puede resolver de dos
maneras:
- O bien la teoría no es correcta y tiene que ser modificada.
- O bien existe algún hecho desconocido que, manteniendo intacta la teoría, permita explicar la discrepancia.
En 1845, el astrónomo francés Le Verrier pensó
que el problema podría resolverse si existiera un
planeta desconocido más allá de Urano. El 23 de septiembre de
1846, el astrónomo alemán Galle descubrió dicho planeta, que recibió el nombre
de Neptuno. El éxito de la predicción se convirtió en una noticia científica de
primer orden y dio el espaldarazo, aparentemente definitivo, a la teoría de la
gravitación de Newton.
En 1855, Le Verrier traspasó su atención a la órbita de Mercurio, que también
presentaba discrepancias respecto a las predicciones de la teoría de Newton, y aplicó
el procedimiento que él mismo había aplicado con éxito espectacular diez años
antes. Las discrepancias podrían explicarse si existiese un planeta desconocido
entre Mercurio y el Sol. Le Verrier sugirió que se buscase, y estaba tan seguro
de que se descubriría, que incluso le puso
nombre: Vulcano.
Leonard Nimoy como el Sr. Spock |
Durante 60 años, los astrónomos buscaron el
misterioso y elusivo planeta Vulcano sin encontrarlo. En este caso, la solución
del problema era la otra: había que modificar la teoría. En 1915 Einstein
publicó la teoría general de la relatividad, que corregía la teoría de Newton y
explicaba, entre otras cosas, las anomalías de la órbita de Mercurio. El
planeta Vulcano sólo persiste hoy en la serie de televisión Star Trek, donde
el orejudo señor Spock afirma proceder de dicho planeta que nunca existió.
Ahora nos encontramos ante una situación
parecida: la teoría de Einstein no explica el movimiento de las estrellas en
las galaxias. Ante este problema, como siempre, tenemos dos posibilidades:
- O bien existe algo desconocido que aún no hemos descubierto (lo llamamos materia oscura) que explique la discrepancia.
- O bien hay que modificar la teoría: quizá la relatividad general no se aplica sin correcciones a la escala de las galaxias.
Gary Bernstein |
En una entrevista publicada el 20 de agosto de
2016 en
La Contra de La Vanguardia, el astrofísico Gary Bernstein, uno de los defensores
de la existencia de la materia oscura, explica así la alternativa:
¿Qué huellas deja
la materia oscura?
Observamos...
galaxias que se mueven más deprisa de lo que deberían, a no ser que haya [en
ellas] mucha más materia... de la que podemos demostrar.
¿Y si fuera otra
cosa lo que las acelera?
Otros
creen que es la ley de la gravedad la que falla en esas galaxias.
¿Es serio pensarlo?
Newton
sólo tomó medidas del sistema solar y las galaxias son un billón de veces
mayores... así que tal vez las leyes de Newton no se cumplan en ellas.
¿Sería eso
científico?
¿Aceptaremos
que lo que podemos experimentar y demostrar no llegará nunca a explicar todo el
universo?... O la ley de la gravedad es errónea o hay otras partículas más allá
de lo que podemos ver, tocar o experimentar hoy.
Obsérvese la sorpresa del entrevistador ante el dilema. Le parece
poco científico que se sospeche que las leyes de Newton pueden no ser correctas. Supongo que, para él, los científicos deben estar convencidos de la verdad de sus teorías. Desgraciadamente, también bastantes científicos caen hoy en ese error.
Manuel Alfonseca
No sólo el periodista se extraña de que los hechos puedan tumbar teorias, personas adineradas siguen pagando el programa que se montó para detectar extraterrestres usando tiempo de los telescopios. Las agencias estatales hace tiempo que no dan un dólar, pero hay gente que siguió la peculiar serie "cosmos " de Carl Sagan o vieron la película "Contact" de Jodie Foster y están persuadidos de que los alienígenas siguen por ahí, al acance de la mano.
ResponderEliminarLuego dicen que solo la gente religiosa tiene fe.
Pido disculpas de antemano por ser lego en la materia pero ¿qué tiene de malo que en los años 60, los de Star Trek, hubiera muchos científicos que pensaran que la galaxia estaba llena de radioaficionados? Tal vez les pareció que el invento de la radio era demasiado evidente y por todas partes habría gente emitiendo y recibiendo gracias a la radiofonía. La tele, por entonces, en la mayor parte del mundo era en blanco y negro, yo lo recuerdo. ¿Qué mejor que una buena emisora y una buena antena? Yo era un crío por entonces y suspiraba por una de ellas. He sido colaborador y donante del programa SETI durante años, tan solo se ha captado el rumor, o rubor, de millones de estrellas durante estos años y sí, los alienígenas que pasan por aquí se ríen bastante, en especial de las personas que piensan como el anterior comunicante. No, no usan la radio o la televisión, eso prácticamente les inmunizan de la tontería y la superstición, nuestros sistemas de comunicaciones les parecen tan avanzados como las señales de humo de los comanches. Y en fin, no les parezca mal, larga vida y prosperidad. Saldremos adelante.
ResponderEliminarGenial, Manuel, como siempre. Comparto con tu permiso. Un abrazo.
ResponderEliminarA pesar de las célebres frases de Pitágoras asegurando no ser sabio, de la de Sócrates asegurando no saber nada y la de Descartes cambiando todo su saber por una pequeña parte de lo que desconocía; el ser humano (científicos incluidos)sigue creyendo que pueden saberlo casi todo, y lo que es peor aún, creen que se está muy cerca de saberlo todo.
ResponderEliminarPara Santiago Avilés Quevedo: Gracias por su comentario, pero al ser una cita larga de un libro de otro autor, y no tener que ver con el tema de este artículo, he decidido no publicarlo.
ResponderEliminarPues ya he leido historias sobre la materia oscura y espero que salga mas sobre el tema.
ResponderEliminarSaludos
No me parece que la duda en la ciencia sea poco científica. Por el contrario, a través del tiempo muchas teorías han explicado satisfactoriamente fenómenos físicos, y luego algún aspecto de la misma no se cumple en determinada situación, entonces la teoría ha sido rebatida o modificada si tuviera una parte aprovechable. Las ciencias físicas tienen que evolucionar y enfrentar los desafíos que surgen ante nuevos planteamientos o descubrimientos sin desconocer las grandes contribuciones en el campo de la experimentación físico-matemática por científicos de gran talante y que en su momento fueron grandes aportes a la ciencia pero puede suceder que su aplicación vaya resultando insuficiente ante nuevos desafíos. Todo no está dicho; no existe la verdad absoluta. Hay que agradecer a Newton, a Einstein sus teorías relevantes y esclarecedoras de fenómenos del universo y esperar a otros gigantes de la ciencia que tomen su lugar y den pasos hacia adelante. Uhm… tal vez sigan buscando la materia oscura o vayan por otro recoveco.
ResponderEliminarCarmen M. Jiménez
En efecto, todas las teorías científicas se apoyan en la duda metódica. Pero no todas han tenido la misma historia. La teoría de Newton empezó ya confirmada: fue capaz de deducir matemáticamente las tres leyes experimentales de Kepler. La de Einstein recibió tres confirmaciones importantes en su primera década de existencia. Cuando una teoría como la de la materia oscura no recibe ninguna confirmación en treinta años, es preciso comenzar a dudar de ella.
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