Cuestiones científicas en Blade Runner


La novela de ciencia-ficción de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas?, publicada en 1968, se convirtió rápidamente en una obra de esas que llaman de culto, con muchísimos partidarios y, eso sí, no pocos detractores, entre los que me cuento. Catorce años después de su publicación, su adaptación al cine bajo el título Blade Runner multiplicó el número de sus partidarios.
En otro artículo en este blog he mencionado que, en mi opinión, la película es mucho mejor que la novela, que cuando la leí no me gustó nada. Ha llegado el momento de explicar por qué. El argumento  es este:
En un mundo futuro, en el año 2019, el avance de la tecnología permite construir androides (replicantes en la película), seres de apariencia idéntica a la humana, dotados de inteligencia, pero que no han nacido de la manera usual, sino que han sido construidos. Dicha sociedad futura intenta mantener segregados a los replicantes para que no se mezclen con los humanos tradicionales. Para conseguirlo, aparece una nueva profesión, la del destructor de replicantes que intentan hacerse pasar por humanos. En cuanto se detecta que uno de ellos lo está haciendo, el destructor lo persigue y lo elimina (o sea, lo mata) a sangre fría, sin necesidad de juicio alguno.
El resumen anterior puede aplicarse casi por igual a la novela y a la película. Hasta aquí, el argumento es interesante, original y atractivo. ¿Por qué entonces he dicho que la novela no me gustó, pero la película sí?

En una obra literaria hay que considerar dos cosas: el argumento, fondo o tema, y la forma en que ese argumento ha sido plasmado o construido. Para mí, la forma es tan importante como el fondo. Si el fondo es muy bueno pero la forma es mala, la obra pierde para mí todo su valor. Igual que si la forma es muy buena, pero el fondo no me resulta atractivo. Veamos algunos ejemplos:
  • La fotografía de la película es maravillosa, pero lo que nos muestra es un basurero. Aquí la forma es buena, pero el fondo no.
  • El argumento de la novela es muy original, pero la obra está muy mal escrita. En este caso, el fondo es bueno, pero la forma no.
  • En esta novela de ciencia-ficción hay cosas que no tienen sentido y no se da ninguna explicación. De nuevo el fondo es bueno, pero la construcción no. Esto es lo que pasa en la novela de Philip K. Dick.
Philip K. Dick
Daré un ejemplo: En cierto momento, el protagonista (un destructor de androides camuflados de humanos), mientras persigue a un androide camuflado, descubre una infraestructura completa preparada por los androides, una ciudad paralela, un mundo social duplicado, en el que los androides llegan a contratar humanos para destruir androides camuflados. Cuando el androide perseguido se refugia en el centro de mando de esa infraestructura, el protagonista, una vez lo ha matado, no hace nada al respecto, simplemente se olvida del asunto, a pesar de que los androides que han montado la infraestructura deberían ser destruidos, según las reglas, porque se están haciendo pasar por humanos. La ciudad paralela no vuelve a aparecer, desaparece por completo de la novela. No se nos dice para qué la construyeron los androides, ni por qué contratan humanos para destruir androides. Esta parte de la novela no tiene relación con el resto, está apoyada en el vacío. Este es uno de los detalles que desapareció (afortunadamente) del guion de la película.
Se pueden citar otras cuestiones científicas sin resolver, algunas de las cuales son comunes a la novela y la película. La principal es esta:
  • No se aclara si los androides-replicantes son seres humanos biosintéticos (copias construidas sintetizando ADN y sometidas a desarrollo biológico, fuera del procedimiento habitual) o robots humanoides electrónicos dotados de cuerpos biológicos. De hecho, se menciona que son androides orgánicos, pero este término podría aplicarse a ambos tipos, porque lo que importa no es la composición del cuerpo, sino la estructura del cerebro. A primera vista parece que debería ser lo primero, de lo contrario no sería tan difícil distinguir a los humanos normales de los replicantes. En efecto, para distinguirlos se recurre a un test psicológico. Si los replicantes son seres humanos sintéticos, este procedimiento es razonable, pues los replicantes habrán sido sometidos a un tipo de educación distinto. Si son robots con cerebro electrónico, es absurdo recurrir a este procedimiento, porque habrían sido diseñados con algunas diferencias internas y bastaría con mirarlos por rayos X. Por supuesto, en la actualidad ambos procedimientos de fabricación de replicantes están fuera de nuestro alcance y seguirán estándolo durante mucho tiempo, posiblemente para siempre. No estamos hablando de ciencia ni de tecnología, sino de ciencia-ficción.
Si los replicantes son humanos sintéticos, como parece probable, la situación planteada por la novela y la película es inmoral. En efecto, si fuese así, los replicantes deberían ser considerados como seres humanos de pleno derecho, cualquiera que sea la forma en que hayan sido concebidos. Negarles el derecho a la vida sería un abuso. Claro que esta novela, al igual que la película basada en ella, es una distopía, presenta un futuro nada agradable. Además, ¿quiénes somos nosotros para condenarles? ¿No hemos negado el derecho a la vida a una enorme proporción de seres humanos, todos los menores de nueve meses de edad a contar desde la fecundación? ¿No se está matando a millones delante de nuestros ojos? Baste recordar que actualmente, en España, se somete a aborto provocado (es decir, se mata) a uno de cada seis fetos o embriones concebidos.

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Manuel Alfonseca
Agradezco a Marc Pesaresi, que me sugirió este artículo.

6 comentarios:

  1. Por lo general y sobre todo en temas de gran calado suelo estar en abierta oposición con el Sr. Alfonseca, pero hay que reconocer que en este tema estoy de acuerdo.

    En verdad el libro (“¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” –Ediciones en editoriales Minotauro, Cátedra y Edhasa) está bastante mal escrito, farragoso e inconexo, pero esto bien podía deberse al “momento pre/post alucinatorio” en que se encontrase el autor, cuya situación es bien conocida.

    En todo caso tiene gracia que esta sea la obra más conocida de Dick (gracias al cine) siendo la peor; en mi opinión Dick es quizá el mejor autor del genero o cuando menos el más imaginativo y profundo, además de creativo. Tiene una enorme cantidad de obras que, a saber el motivo, cuando se hacen encuestas no figuran entre las elegidas, figurando otras que son poco menos que cuentos infantiles. Sin duda en esto interviene mucho fanático joven que desconoce la mayor parte de la ciencia-ficción o “progresistas” en el sentido literario de la modernidad.

    En lo que no estoy tan de acuerdo es que sea igual de importante la forma que el fondo, en este o cualquier tema. Es cierto que un buen fondo puede ser estropeado por una mala forma y viceversa, pero cuidado, una buena forma no puede salvar a un mal fondo pero sí un buen fondo puede trascender a la forma, ya que aunque su unión no sea literariamente aceptable, el fondo por sí solo puede dar lugar a ideas y otros modos de tratarlo que saquen a relucir su potencial y mostrarlo en toda su bondad.

    En parte eso es lo que sucede con el libro tratado, que es malo de solemnidad en la forma, pero el público o parte de él ha captado “algo”, que no es otra cosa que la brillantez y originalidad del autor, mucho más profunda que la de la mayoría de sus colegas. Ese intangible, ese “fondo” es lo que ha hecho que la “forma” en que fue llevada al cine, bastante mejor que la novela, haya hecho posible el efecto diferencial con otras producciones, ese halo que otras no tienen.

    No puedo finalizar sin recomendar las obras del autor, desde “Ojo en el cielo”, “La penúltima verdad”, “Fluyan mis lagrimas”, “Dr. Bloodmoney”, “Ubik”, “Aguardando el año pasado”, y un largo etc. así como sus creativos y muchas veces delirantes relatos cortos. En fin, Dick y está todo dicho.

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  2. En mi opinión, el hecho de que no se aclare si los replicantes son humanos sintéticos o robots humanoides electrónicos dotados de cuerpos biológicos es uno de los mayores aciertos de la novela/película. La inmensa mayoría de la ciencia ficción que trata de seres artificiales que por alguna razón llegan a ser libres –incluso en obras que son muy buenas– asume que son robots electrónicos, lo cual es en realidad contradictorio con el concepto de robot (una máquina algorítmica no puede ser libre sin dejar de ser máquina algorítmica, como ya comenté en una entrada anterior). De modo que no ser explícito en cuanto a la naturaleza de los replicantes los hace más plausibles.

    En cuanto a la inmoralidad de la situación, yo añadiría que no solo es inmoral retirar a los replicantes; también es inmoral producirlos, fabricarlos en un proceso industrial y con el fin de utilizarlos como esclavos.

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    1. Gonzalo, estoy totalmente de acuerdo con el último párrafo.

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  3. Baste recordar que actualmente, en España, se somete a aborto provocado (es decir, se mata) a uno de cada seis fetos o embriones concebidos.

    Se le olvida a los embriones criopreservados, los cuales, teniendo en cuenta la durabilidad de la ultracongelación (millones de años), son cientos de miles en España.

    Estos serán, con el tiempo, cesados de conservar y morirán.

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  4. En Blade Runner 2049 aparecen mencionados varios tipos de replicantes. Hay una rebelión en ciernes ya que nunca aceptaron, desde la primera película, ser esclavos de los humanos y además, como si fuera poco, se produce un "milagro" (así lo define uno de los replicantes antes de ser "retirado" por otro más sofisticado) que consiste en que es posible la procreación entre un humano y una de estas creaciones.

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  5. Me puse a releer el articulo y caí en cuenta que me enviaba un saludo. Muchas gracias don Manuel. Es cierto lo que usted afirma: la película, sobre todo la segunda que le animo a mirar, niega el derecho a la vida a criaturas -no se como llamarlas de otro modo- creadas por hombres. En la primera película si aplico la alegoría, parecería que el rol de buscar la inmortalidad se ha invertido y ahora los replicantes buscan en su creador -el dueño de la corporación Tyrrell- que este les de más vida. Como es imposible, uno de ellos lo asesina. Más o menos como hace ahora la humanidad que, al no encontrar satisfacción en la idea de un creador, muchos acaban "matándolo". En la segunda película lo que resalta es el milagro. ¿Se imagina este término en una película distópica donde todo es ciencia para mal? El milagro se relaciona con la fe. Efectivamente que un bebé nazca de una replicante parece improbable pero..., ahí está el azar, la mutación o bien, alguna sorpresa preparada por el creador de estas criaturas que trastoca todo. En la tercera, se presume, se mostrará la rebelión de los hijos de los humanos que fungen como dioses imperfectos que hay que desterrar porque solo le hemos dado dolor, sufrimiento y muerte a organismos que son más fuertes que los humanos. Hasta aquí todo parece ser un refritado del drama humano con respecto a Dios. Queremos vivir más, pero no podemos, por lo tanto, creamos vida para ser el dios que nos niega la inmortalidad pero esta vida es imperfecta. Ambas películas dejan de lado las batallas multicolores y se sumergen en las preguntas sin respuestas que muchos se hacen desde que se dan cuenta que los hombres podemos amigarnos o enemistarnos de Dios por cuestiones trascendentales.

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