El calendario gregoriano

Roger Bacon
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Después de la caída del imperio romano de occidente, el calendario juliano mantuvo su vigencia durante más de un milenio. Aunque muy aproximado, no era perfecto. La duración que asignaba al año era de 365,25 días, mientras su duración real es de 365,2421988… días. Por consiguiente, el error cometido es de 0,0078011... días por año, unos 11 minutos y 14 segundos, lo que puede parecer poco, pero a lo largo de mil años se acumulan varios días. El error asciende aproximadamente a un día cada 128 años, o unos tres días cada 400 años.
En el siglo XIII, desde el concilio de Nicea, se habían acumulado ocho días de diferencia, por lo que el equinoccio de primavera ya no caía en el 21 de marzo, sino que se había adelantado al 13 del mismo mes. El filósofo y científico inglés Roger Bacon se dio cuenta. En 1263, escribió al papa Urbano VII explicándolo. Sin embargo, aunque el proyecto de Bacon contó con el apoyo de su sucesor, el papa Clemente IV, la época no era propicia para reformas: el Sacro Imperio Romano-Germánico de los Hohenstaufen se había venido abajo. La segunda mitad del siglo XIII se caracteriza, en Europa central, por la lucha de facciones: güelfos y gibelinos en Italia. En esas condiciones, no se emprendió ninguna reforma del calendario. Tampoco tuvieron éxito, dos siglos más tarde, los intentos del erudito alemán Nicolás de Cusa y del astrónomo alemán Regiomontano.
Gregorio XIII
En el último cuarto del siglo XVI, el papa Gregorio XIII decidió resolver el problema. Para entonces, el error del calendario juliano acumulaba ya diez días, y el equinoccio de primavera caía en el once de marzo. El interés de la Iglesia se debía a que el cálculo de la fecha de la Pascua, de acuerdo con las normas del concilio de Nicea, fija el equinoccio en el 21 de marzo. El papa convocó un equipo de científicos y clérigos, a los que encargó la preparación de un proyecto de reforma. La comisión adoptó la solución propuesta por el astrónomo jesuita Christof Clavius, formulada originalmente por Luigi Lilio, profesor de medicina nacido en Verona. Según la Wikipedia, la solución adoptada había sido propuesta por la Universidad de Salamanca ya en 1515 (infructuosamente) y de nuevo en 1578 con más éxito, aunque el mérito se atribuyó a otros personajes. El papa promulgó el nuevo calendario, que en su honor se denominó gregoriano, en la bula del 24 de febrero de 1582.
Para restablecer el equinoccio de primavera en el 21 de marzo se suprimieron diez días, saltando desde la noche del jueves 4 de octubre de 1582 a la mañana del viernes 15 del mismo mes. Además, para corregir en lo sucesivo el error del calendario juliano, se suprimieron tres años bisiestos cada cuatrocientos años, con la siguiente regla: se mantiene la periodicidad de tres años ordinarios de 365 días (los que no son múltiplos de cuatro) y un año bisiesto (los múltiplos de cuatro). Sin embargo, entre los años que con el calendario Juliano habrían sido bisiestos, se excluyen los que son múltiplos de cien, pero no de cuatrocientos. Desde la instauración del calendario gregoriano, esto ha ocurrido tres veces: los años 1700, 1800 y 1900. El año 2000, sin embargo, sí fue bisiesto. El próximo año diferente será el 2100, que no será bisiesto.
Cada cuatrocientos años se introducen en el calendario gregoriano 97 días adicionales, en lugar de los 100 del calendario juliano. Como consecuencia, la duración media del año deja de ser igual a 365,25 días y pasa a ser de 365,2425. Compárese esa cifra con la verdadera, 365,2421988... días. Sigue habiendo un error, pero es más pequeño: 0,0003011... días por año (unos 26 segundos). Con el tiempo, el error acumulado en el equinoccio de primavera volverá a alcanzar el valor de un día, pero para que eso ocurra tendrán que pasar 3321 años, contados a partir de la fecha del Concilio de Nicea (325), es decir, hacia el año 3646. No parece que deba preocuparnos por el momento.
Al hombre de la calle no le afectó la reforma del sistema de años bisiestos, pero eso de saltarse diez días del calendario le llegó al alma. Algunos se preguntaron si la reforma desorientaría a las aves migratorias, que precisamente en octubre debían elegir el momento adecuado para marchar hacia el sur.
En 1582, como consecuencia de la reforma de Lutero, la Iglesia se había dividido. Los países protestantes, recelosos de la autoridad del papa, se negaron a adoptar el calendario gregoriano, que sólo fue oficial al principio en los países católicos. Poco a poco, la evidencia de los hechos se impuso: el calendario gregoriano es más exacto que el juliano. Los estados alemanes protestantes, Holanda y Dinamarca resistieron hasta 1699: la proximidad del 1700, en el que su calendario acumularía el undécimo día de error, precipitó la adopción del gregoriano.
George Washington
Gran Bretaña lo hizo medio siglo más tarde: el cambio tuvo lugar el 2 de septiembre de 1752, del que se saltó al 14 del mismo mes. Hubo protestas públicas, en las que se acusaba al gobierno de robar once días de vida a los ciudadanos. Suecia lo adoptó en 1753. Este cambio de calendario ocurrió un cuarto de siglo antes de la independencia de los Estados Unidos de América, pero después del nacimiento de su artífice, George Washington, que tuvo lugar el 11 de febrero de 1732 por el calendario juliano, entonces en vigor. Sin embargo, en los Estados Unidos el cumpleaños de Washington se celebra el 22 de febrero, fecha gregoriana equivalente.
Europa oriental y la Iglesia ortodoxa siguieron más tiempo con el calendario juliano. Albania, Bulgaria, Rumania, Estonia, Letonia, Lituania, Yugoslavia, la Unión Soviética y Grecia adoptaron el gregoriano entre 1912 y 1923. Algunos países no europeos fueron adoptando también el calendario gregoriano. Japón fue uno de los primeros, en 1873; China lo hizo en 1912. Hacia 1924, Mustafá Kemal Atatürk lo impuso en Turquía.
Actualmente, sólo algunas ramas de la Iglesia ortodoxa (entre ellas la rusa) utilizan el calendario juliano para las celebraciones litúrgicas. Puesto que el retraso de dicho calendario asciende ya a trece días, esas iglesias celebran la Navidad el 7 de enero del año siguiente.


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Manuel Alfonseca

6 comentarios:

  1. Interesante esta serie sobre el calendario.

    ¿Había alguna razón astronómica para restablecer el equinoccio de primavera el 21 de marzo? ¿No hubiera sido más fácil mantenerlo el 11 de marzo, y simplemente evitar ulteriores desfases?

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    1. No había ninguna razón astronómica. Como digo en el artículo, se debe a que el Concilio de Nicea estableció el cálculo de la fecha de Pascua como la primera luna llena después del equinoccio de primavera, por lo que la Iglesia decidió mantener fija la fecha del equinoccio en el 21 de marzo (el día en que cayó en que cayó el año del Concilio de Nicea) para evitar errores y confusiones.

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  2. Agradezco a JL Gonzalez, que me ha señalado la participación española en el diseño del calendario Gregoriano, lo que me ha servido para corregir un párrafo del artículo.

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  3. Perdona ayer estuve casi sin coger el móvil y se me pasó lo del artículo. Me ha gustado mucho comprobar que ya Bacon y Nicolás de Cusa se dieron cuenta del error. También es interesante como el calendario gregoriano ha llegado a ser universal y casi aceptado. Salvo en el caso de la Iglesia Ortodoxa. Sobre todo a mí me ha gustado como lo fueron aceptando los países protestantes. La historia de los calendarios es absolutamente fascinante.

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  4. Chicxulub Kukulkan24 de junio de 2020, 23:11

    Buen día, Dr. Alfonseca.

    Uno de los intentos más conocidos por sustituir el Calendario Gregoriano fue, como sabemos, el Calendario Republicano Francés (el del famoso 18 brumario del año VII). Otro ejemplo que me viene a la cabeza es el aplicado por Aldous Huxley en "Un mundo feliz", donde los años se cuentan como antes de Ford y después de Ford. Otro más (que leí en el Blog de Banderas :) ) fue el del expresidente de Turkmenistan, Saparmurat Niyázov, que le cambió el nombre a los meses del año. Mi pregunta es, ¿se sabe de algún otro intento por sustituir el calendario que nos rige y cuáles son sus cimientos astronómicos, de tenerlos?

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    1. Hay que distinguir varios conceptos:
      1. Calendario (longitud del año, división en meses, semanas, etc.)
      2. Era (cuándo se empiezan a contar los años).
      El caso de Aldous Huxley no afecta al calendario, sino a la era.
      Hay otros intentos de sustituir el calendario actual, pero no en cuanto a la longitud del año, que es lo que hizo el calendario Gregoriano, sino a la división en meses y semanas. Hablaré de eso en otro artículo, pero ya a partir de septiembre.

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