Charles Darwin |
Como toda teoría
científica, la de la evolución será siempre provisional, pero en siglo y medio ha
quedado muy bien contrastada. No es probable que venga una revolución que la
declare obsoleta o equivocada, quizá tan sólo algún ajuste fino, como le pasó a
la física de Newton con la teoria de la relatividad general de Einstein. Cualquier ataque contra la teoría de la evolución debería basarse en
la constatación de hechos discrepantes, que hasta ahora no se han presentado.
El problema es que algunos
de los que defienden la teoría de la evolución dan un paso más y caen en el
mismo pecado del que acusan a sus oponentes, presentando elucubraciones
filosóficas y afirmaciones dogmáticas como si fuesen teorías científicas
contrastables.
Como cualquier teoría científica, la teoría de la evolución es un
conjunto de hipótesis para explicar hechos conocidos, susceptibles de que se
pueda demostrar que no son correctas. Se basa en la constatación comprobada de
que las especies cambian, y estudia los mecanismos que pueden llevar a ello:
mutaciones, ADN, selección natural... Cualquier connotación filosófica que se
añada no tiene carácter científico, tanto si se afirma, con los creyentes, que detrás
de todo hay un diseño inteligente, como si se dice, con los ateos, que todo
es únicamente consecuencia de la casualidad.
Los partidarios de
la teoría científica del diseño inteligente aducen supuestas pruebas,
como la existencia de órganos y procesos muy complejos (los flagelos rotatorios de
las bacterias, ciertos ciclos químicos delos seres vivos) o conductas complicadas (como las avispas que paralizan
arañas inyectando veneno en cada ganglio nervioso). Estos
argumentos se presentan hoy a veces como si fuesen nuevos e incontestables, cuando muchos tienen más de un siglo de antigüedad y hace tiempo fueron refutados por
los biólogos evolucionistas, empezando por el propio Darwin.
Es imposible que
las dos partes lleguen a un acuerdo. Si se descubriera algo en los seres vivos
que fuese imposible de explicar con nuestros conocimientos actuales, un
científico ateo dirá que alguna causa aún desconocida explicará, cuando se
descubra, la cuestión pendiente. Por otra parte, aunque todo lo que se sabe
sobre los seres vivos fuese compatible con la acción de fuerzas aparentemente
casuales, no por ello queda excluida la hipótesis del diseño inteligente, pues
Dios puede haber incluido un azar aparente entre las herramientas asociadas a la
creación del universo. No se puede negar a Dios la posibilidad de usar mecanismos que nosotros sí podemos utilizar.
Experimento de vida artificial |
Existe una rama de
la informática (la programación evolutiva) que construye programas de ordenador
inspirados en la evolución biológica. Se habla de vida artificial cuando
estas técnicas se emplean para construir sistemas de agentes que remedan el
comportamiento de los seres vivos. Simulando colonias de hormigas, por ejemplo, se arroja
luz sobre el comportamiento de enjambres de seres que actúan juntos, lo que
permite formular hipótesis sobre la aparición de entidades de nivel superior,
como los organismos pluricelulares o las sociedades humanas.
Un experimento de
vida artificial es un ejemplo de diseño inteligente por parte del programador,
pero los agentes interaccionan bajo el control de algoritmos seudo-aleatorios, es
decir, de algo parecido al azar. Ahora bien, Gregory Chaitin demostró que azar y seudo-azar son matemáticamente indistinguibles. Si alguna vez aparecieran agentes inteligentes en estas
simulaciones, no podrían deducir la existencia del programador por experimentación,
pues está fuera de su mundo, y podrían llegar a la conclusión falsa de que su
existencia es consecuencia del azar. De igual manera, nosotros tampoco
podemos demostrar la verdad ni la falsedad de la hipótesis que afirma que el universo
no ha sido diseñado por nadie. Por lo tanto, dicha hipótesis debe considerarse
extra-científica.
Ni el diseño inteligente ni la evolución puramente
casual son teorías científicas, pues es imposible demostrar que sean falsas. Las
dos son teorías metafísicas y deben presentarse como tales. Los libros de texto
de ciencias naturales no tienen por qué presentar el diseño inteligente como
alternativa a la teoría científica de la evolución, pero
tampoco deben sugerir que la ciencia ha demostrado que Dios no existe o que el
universo y la evolución biológica son consecuencia únicamente del azar, porque estas afirmaciones son
falsas. La ciencia no puede demostrar ninguna de esas cosas.
Acabo de conocer su blog al que he dado un somero repaso (la escasez de tiempo nos aflige a todos) pero que iré leyendo con mucho interés.
ResponderEliminarEn el caso de este artículo su posición, como creyente, queda bastante desdibujada casi se diría imposible de mantener a no ser que su creencia proceda de alguna iluminación sobrenatural o similar.
Por otros artículos he observado que usted considera los “indicios” como datos muy fuertes a favor del diseño por lo que no acabo de entender esa puesta en paridad de las dos posibilidades, pues el diseño debería ser para usted mucho más confiable y seguro que el puro azar (la teoría evolutiva se fundamenta en posiciones no teleológicas, luego esencialmente en lo fortuito).
Se puede argumentar que usted dice no ser comprobables científicamente ambas hipótesis pero creo esto un error, ya que la contundente suma de “indicios” le da aunque solo sea probabilísticamente (¿la teoría de la probabilidad no es ciencia? ¿no tiene la misma mecánica cuántica un corazón probabilista y es la teoría científica más contrastada?) mucha mayor verosimilitud al diseño.
Simplemente la generación de información o lo que es igual, de vida, es completamente inexplicable al azar y la teoría evolutiva realmente ni siquiera lo estudia; hasta el mismo Darwin reconocía que ese problema era un imposible para la selección natural (y actualmente por cualquier otro concepto) que solo se aplicaría en organismos ya existentes; entonces ¿puede decirse o no científicamente si tal teoría es cierta o falsa, o al menos solo aplicable a los problemas menores de la naturaleza?
Ese es, por ejemplo, uno de los “indicios” de diseño, que unido a las decenas de otros existentes e incluso comentados por usted (y a los que saldrán!) apoyan cada vez más una teoría y debilitan o hacen menor a la otra. NO es demostración matemática pura basada en axiomáticas estrictas, pero sí lo es si se entiende el mundo probabilísticamente o al menos se admite que tales probabilidades extremas sí representan argumento a favor de una posición y no de la otra, por tanto aunque la ciencia no es nunca definitiva y está expuesta a revisión, con todos los conocimientos actuales sí se puede decir que el diseño es casi infinitamente más probable que el azar, lo que de hecho le convierte en ciencia estándar que habría que refutar, no al revés.
Eso del irenismo, ser equidistante cuando no se debe, no es lógico y menos contra oponentes que no le concederán nada, ni el dato o razón más evidente.
Enhorabuena por su blog, que seguiré leyendo con placer.
José Luis González Sanz
Gracias. No le contesto aquí, porque estoy preparando una serie de artículos sobre este tema que saldrán en mi blog a partir de mediados de enero. De todos modos, debe tener en cuenta que el cálculo de probabilidades aplicado a la evolución, tal como lo aplicó Lecomte du Nouy, no es correcto. Y que un conjunto de indicios, por grande que sea, no es equivalente a una prueba, como sabe todo lector de novelas policíacas (:-)
EliminarMuchas gracias por su pronta contestación; espero con impaciencia sus artículos.
ResponderEliminarNo estoy familiarizado con los cálculos de Lecomte du Nouy pero sin con muchos otros, como los de Salet, etc. totalmente validos en este sentido.
Sobre los indicios puede que sea cierto como indico anteriormente que no es una prueba matemática estricta, pero si que cuando van siendo numerosos, incluso apabullantes o sin contrapartida lógica que los refute pasan a ser practicamente una prueba.
Aún refiriendonos al ámbito jurídico que plantea ¡cuantas personas han sido condenadas a las peores penas con indicios ridiculos, practicamente inexistentes comparados con los que aquí tratamos, y eso en la más estricta legalidad! Esto ya nos indica que según nuestros prejuicios unas veces el tema es "irrefutable" y otras "risible", según nuestra particular opinión.
Quedo a la espera de sus artículos y excelente trabajo.
José Luis González Sanz
Como usted dice, con indicios que no eran pruebas se ha condenado a muchos inocentes. Por eso es tan importante distinguirlos.
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