Materia oscura o nueva teoría

Urbain Le Verrier
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La ciencia estudia hechos concretos y trata de explicar por qué ocurren. Las teorías científicas son tanto más creíbles cuantos más hechos explican o predicen. Basta que un hecho se oponga a la teoría, o que esta dé lugar a una predicción no confirmada, para que haya que plantearse revisarla. En el método científico, las teorías nunca son definitivas y los hechos tienen precedencia.
Un ejemplo clásico es la teoría de la gravitación universal de Newton, que permitió explicar hechos como la caída de los cuerpos y el movimiento de los astros. Su primer logro, realizado por el propio Newton,  fue la deducción matemática de las tres leyes experimentales de Kepler, que las obtuvo empíricamente a partir de la observación de las órbitas de los planetas. Pero su mayor éxito fue una predicción correcta, cuando se detectaron discrepancias entre la órbita de Urano predicha por la teoría y la observada en la realidad. Cuando ocurre algo así, el problema se puede resolver de dos maneras:

El mito de la Ilustración

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Como mencioné en el artículo anterior, en mi obra no publicada La cuantificación de la historia y el futuro de Occidente apliqué un método cuantitativo objetivo (pues no depende de mis preferencias personales) para calificar a los principales creadores en diversas ramas de la actividad humana en las civilizaciones greco-romana y occidental: ciencia, filosofía, literatura, artes plásticas y música. La figura adjunta representa la evolución cultural global de nuestra civilización a lo largo de los siglos. Puede observarse lo siguiente:
Evolución cultural global de la civilización occidental

El mito de la Edad Oscura

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Bertrand Russell
Haciéndose eco del mito de la Edad Oscura, nombre aplicado por primera vez a la Edad Media europea por los escritores de la ilustración, Bertrand Russell escribió estas palabras en su libro Wisdom of the West (1959):
A medida que decaía la autoridad central de Roma, las tierras del Imperio de Occidente empezaron a hundirse en una era de barbarie, durante la cual Europa sufrió un declive cultural generalizado. La Edad Oscura... No es inadecuado llamar a estas épocas oscuras, especialmente si se comparan con lo que vino antes y lo que vino después.
Lo que vino antes fue el Imperio Romano; lo que vino después, el Renacimiento.
El mito de la Edad Oscura lo inventaron los escritores de la primera mitad del siglo XVIII para dar fuerza a otro mito que ellos mismos crearon, según el cual con ese siglo estábamos entrando en una nueva era, la de la razón y el conocimiento, especialmente el científico, a la que dieron el nombre de la Ilustración.
En el Diccionario Espasa 1.000 grandes científicos (1996) propuse una cuantificación objetiva de la importancia de los distintos practicantes de la ciencia, utilizando para ello medidas como el número de líneas que se les asigna en enciclopedias de distintos países (para evitar el sesgo a favor de los compatriotas). Posteriormente, en una obra aún no publicada (La cuantificación de la historia y el futuro de Occidente), apliqué el mismo procedimiento a varias ramas de la creatividad humana: ciencia, filosofía, literatura, artes plásticas y música. La figura adjunta representa la evolución de la ciencia greco-romana y occidental hasta el final de la Edad Media. Puede observarse lo siguiente:

Ideología y desprecio a la ciencia

La condena de Sócrates

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En varios artículos anteriores he avisado de algunos de los peligros que amenazan al avance de la ciencia, que durante más de dos siglos y medio parecía casi imparable. Uno de los más importantes es el predominio que están consiguiendo sobre lo que dice la ciencia ciertas ideologías con mucha influencia política, que cuando ven atacadas sus ideas, o bien pasan olímpicamente de lo que dice la ciencia, o bien lo califican directamente de seudociencia.
  • Es un hecho científicamente indiscutible que la vida de un ser humano comienza en el momento de la fecundación de un óvulo por un espermatozoide. A pesar de lo que digan ciertos políticos y periodistas, no existen discrepancias en el mundo científico respecto a esta cuestión. En un artículo anterior he resumido el consenso científico al respecto, un consenso que se mantiene desde hace más de un siglo y medio. A pesar de ello, los defensores de cierta ideología feminista radical se empeñan en proclamar un supuesto derecho al aborto que en realidad sería el derecho a matar a los hijos, y eso a sabiendas de que es claramente inconstitucional, como han señalado numerosas instancias jurídicas, aunque no hace falta ser experto en leyes para comprobarlo.  Si estas leyes aberrantes se mantienen, se debe a la cobardía de los gobernantes, que no se atreven a derogarlas, y del tribunal constitucional, que no se atreve a enfrentarse abiertamente a la ideología dominante. El resultado es un paso atrás en la defensa de los derechos humanos. Volvemos a la Edad Media, cuando los padres tenían derecho de vida y muerte sobre sus hijos (ahora se les concede ese derecho a las madres). Volvemos a las épocas esclavistas, cuando unos seres humanos (los amos) tenían derecho de vida y muerte sobre otros (sus esclavos). Volvemos a la época del Imperio Romano, cuando eran legales el aborto y el infanticidio hasta 24 horas después del nacimiento. ¿Es esto lo que llaman progreso? Yo lo llamaría más bien retroceso

La falacia de la vida en Marte

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Imagen en mosaico de Marte tomada desde el orbitador Viking 1
En un artículo anterior hablé sobre la falacia del gato invisible, cuya causa era la confusión entre una condición suficiente y una condición necesaria, tal como indica la tabla siguiente:

Deducción correcta:
condición necesaria
Deducción falaz:
condición suficiente
B es cierta sólo si A es cierta.
B es cierta.
Luego A es cierta.
B es cierta si A es cierta.
B es cierta.
Luego A es cierta.

Pues bien, hay otra falacia muy parecida, que también consiste en confundir condición necesaria y suficiente, pero al revés. En este caso, los silogismos correcto e incorrecto son los que indica esta otra tabla:

Deducción correcta:
condición suficiente
Deducción falaz:
condición necesaria
B es cierta si A es cierta.
A es cierta.
Luego B es cierta.
B es cierta sólo si A es cierta.
A es cierta.
Luego B es cierta.

Veamos un ejemplo de esta falacia, aplicable a la existencia de vida en Marte:
El agua es necesaria para la existencia de la vida.
En Marte hay agua.
Luego en Marte hay vida.