Gottlob Frege |
El debate secular entre realismo y nominalismo o anti-realismo, nombre
preferido ahora, se ha plasmado en varias teorías nuevas de la llamada filosofía
analítica, cuyo origen se remonta a principios del siglo XX con
Gottlob Frege, Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, el Círculo de Viena y varios
nombres del último medio siglo, que han surgido especialmente en el mundo
anglosajón.
En la actualidad, los dos campos, realista y anti-realista, están de
acuerdo en una cosa: que la ciencia funciona. Pero aunque esto se
considera un hecho incontrovertible, para explicarlo se plantean posturas muy
divergentes.
Como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia, ninguno de los dos campos está unido.
Tanto el realismo como el anti-realismo se dividen en dos ramas, por lo menos.
Empecemos por describir la postura realista:
Las teorías
científicas surgen como consecuencia de la observación, pero no sólo de ella.
En la investigación científica tiene lugar un efecto acumulativo. Así, la
teoría de Newton explicó los movimientos de los cuerpos celestes, pero también
realizó predicciones correctas, como el descubrimiento de Neptuno. Lo malo es
que de vez en cuando surgen observaciones nuevas, antes desconocidas, que la
teoría estándar no puede explicar, como pasó con la precesión de la órbita de
Mercurio. En este caso hubo que llegar a la conclusión de que la teoría no era
correcta.
Bertrand Russell |
Veamos otro
ejemplo: A principios del siglo XIX, John Dalton propuso la teoría atómica para
explicar las reacciones químicas. Durante mucho tiempo (prácticamente todo el
siglo XIX), la existencia del átomo se consideró simplemente como una hipótesis
útil. Ernst Mach, por ejemplo, negaba la realidad de los átomos. Sin embargo,
desde principios del siglo XX prácticamente todos los físicos consideran real
la existencia de los átomos, porque esta hipótesis ha dado lugar a incontables
avances tecnológicos.
En este contexto, los filósofos realistas se dividen en dos corrientes:
- Realismo de
la verdad, que
sostiene que las teorías
científicas funcionan porque son verdaderas. Podemos afirmar que los
átomos existen, porque tenemos evidencias abrumadoras que lo confirman.
- Realismo de
las entidades, que
afirma que, aunque las entidades
(como los átomos) existen,
nuestras teorías sobre ellas pueden
estar equivocadas. Quizá las propiedades que les atribuimos no sean
exactas; es posible que investigaciones posteriores nos fuercen a
retocarlas.
Frente a esta postura, los filósofos anti-realistas se dividen también
en dos ramas:
- Los que dicen que no tenemos razones para afirmar que existen las entidades
(átomos, electrones, genes...)
- Los que sostienen que tenemos razones para afirmar que no
existen las entidades.
Obsérvese que las cuatro posturas (dos realistas y dos anti-realistas)
forman una escala que va desde el realismo casi-platónico al anti-realismo
total, de forma bastante parecida al debate entre realistas y nominalistas que
tuvo lugar en Edad Media. Podríamos decir que la historia tiende a repetirse,
aunque no exactamente igual. Volveremos a esto en el próximo artículo.
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Manuel Alfonseca
Es una muy buena digresión de las diferentes tendencias, que hay actualmente, y que proceden de Platón-Aristóteles, y de los griegos como Demócrito. Esto demuestra, que gran parte de la ciencia actual tiene un enfoque más filosófico, que científico. Aunque en este campo, al menos en las matemáticas me agrada, que haya una ventaja del realismo, como del moderado, frente a la corriente nominalista. También está muy bien explicado las diferentes visiones de los realistas, y de los nominalistas.
ResponderEliminarEstoy seguro de que Manuel conoce ya esta excelente diserción de Eddington que pone en cautela a los realistas radicales, pero no me resisto a incluirla: : “No familiar conceptions can be woven round the electron… The tossing up of the electron is a conventional way of depicting a particular change of state of the atom which cannot really be associated with movements in space as macroscopically conceived. Something unknown is doing we don't know what –that is what our theory amounts to. It does not sound a particularly illuminating theory. I have read something like it elsewhere: The slithy toves, did gyre and gimble in the wabe. There is the same suggestion of activity. There is the same indefiniteness as to the nature of the activity and of what it is that is acting. And yet from so unpromising a beginning we really do get somewhere. We bring into order a host of apparently unrelated phenomena; we make predictions, and our predictions come off. The reason –the sole reason– for this progress is that our description is not limited to unknown agents executing unknown activities, but numbers are scattered freely in the description. To contemplate electrons circulating in the atom carries us no farther; but by contemplating eight circulating electrons in one atom and seven circulating electrons in another we begin to realize the difference between oxygen and nitrogen. Eight slithy toves gyre and gimble in the oxygen wabe; seven in nitrogen. By admitting a few numbers even 'Jabberwocky' may become scientific. We can now venture on a prediction: if one of its toves escapes, oxygen will be masquerading in a garb properly belonging to nitrogen. In the stars and nebulae we do find such wolves in sheep's clothing which might otherwise have startled us. It would not be a bad reminder of the essential unknownness of the fundamental entities of physics to translate it into 'Jabberwocky'; provided all numbers –all metrical attributes– are unchanged, it does not suffer in the least. Out of the numbers proceeds that harmony of natural law which it is the aim of science to disclose. We can grasp the tune but not the player.” (The Nature of the Physical World, 1928)
ResponderEliminarEn efecto, aún ahora los electrones son partículas fundamentales que no podemos explicar, sólo describir. Los protones y neutrones, por el contrario, no son partículas fundamentales, porque se pueden explicar a través de la teoría de quarks. Hablé de esto en otro artículo del blog:
EliminarPor qué la ciencia no puede explicarlo todo.