Hilary Putnam |
El artículo anterior
describía el argumento del no milagro,
propuesto por Hilary Putnam. El artículo terminaba así:
¿Qué
dicen los anti-realistas ante este argumento? ¿Les ha convencido?
Supongo que los
lectores habrán supuesto que la respuesta a la segunda pregunta es negativa. De
lo contrario, se habría terminado el debate entre realismo y anti-realismo.
Veamos, por lo tanto, la respuesta a la primera pregunta. Ante el argumento
abductivo del no milagro, los anti-realistas responden de dos maneras
diferentes:
1.
Bas van Fraassen es un filósofo estadounidense
anti-realista que ha criticado el argumento de Putnam aduciendo que las teorías
científicas tienen éxito porque las que no lo tienen han sido eliminadas por la
selección natural (o sea, los científicos las han descartado). Por lo tanto,
preguntarse por qué la ciencia tiene éxito es semejante a preguntarse por qué
los jugadores de baloncesto son altos: porque han sido seleccionados. Veamos
cómo describe Fraassen su teoría, que se llama empirismo constructivo:
Afirmo
que el éxito de las teorías científicas actuales no es un milagro. Ni siquiera
es sorprendente para la mente científica (Darwinista). Porque cualquier teoría
científica nace en una vida de fiera competencia, una jungla ensangrentada por
garras y dientes. Sólo sobreviven las teorías que tienen éxito – las que han
encajado con las regularidades de la naturaleza.
A su vez, la teoría de van
Fraassen no está exenta de críticas. Veamos la de Anjan Chakravartty en
Stanford Encyclopedia of Philosophy, 2017:
Sin
embargo, no está del todo claro si la analogía evolutiva es suficiente para
disolver la intuición que tiene a su favor el argumento del milagro. Uno podría
preguntarse, por ejemplo, por qué tiene éxito cierta teoría en particular (en oposición
a preguntarse por qué tienen éxito las teorías científicas en general), y la
explicación buscada puede depender de ciertas características de la propia
teoría, lo que incluiría sus descripciones de entidades no observables. Sin
embargo, es una cuestión debatible si tales explicaciones han de ser ciertas.
2.
La segunda crítica al argumento del no-milagro se
debe a Larry Laudan, y consiste en negar que las teorías que han obtenido éxito
sean verdaderas, aduciendo ejemplos de teorías que tuvieron éxito y no fueron
verdaderas, (como la del flogisto en el siglo XVIII y la del éter en el XIX), y
de otras teorías que no tuvieron éxito y ahora se consideran verdaderas, como la
deriva continental de Wegener. Este argumento se llama meta-inducción pesimista,
pues mediante un meta-análisis de las teorías científicas trata de llegar por
inducción (por acumulación de ejemplos) a la conclusión de que no hay relación
entre el éxito de una teoría y que sea verdad. Si se lleva hasta el extremo,
intenta deducir que existe una correlación negativa entre el éxito de las
teorías científicas y su verdad, lo que sería un argumento en favor del
anti-realismo.
Los realistas reaccionan ante
este argumento redefiniendo el éxito
de una teoría, que sólo se aplicaría a las que han conseguido hacer predicciones
acertadas sorprendentes. De este modo se eliminan muchos
ejemplos de teorías falsas que tuvieron éxito. Habría, por lo tanto, dos tipos
de éxito:
·
Cuando Newton creó su teoría de la Gravitación
Universal, consiguió explicar muchos hechos hasta entonces inexplicados, como
las leyes de Kepler. Este sería un
éxito de segundo orden, porque esos hechos ya eran conocidos.
·
Cuando Le Verrier aplicó la teoría de Newton para
descubrir Neptuno, se trató de una predicción
acertada sorprendente, porque nadie sospechaba que pudiera existir tal
planeta. Por lo tanto, ese sí fue un verdadero éxito.
Urbain Le Verrier |
Los anti-realistas responden que
la teoría de Newton fracasó
cuando el mismo Le Verrier intentó aplicarla para explicar la precesión de la
órbita de Mercurio. Ahí se vio que la teoría estaba equivocada (era falsa),
porque no logró explicar un hecho observado.
Los realistas contraatacan
aduciendo que las teorías no son ni verdaderas
ni falsas, sino parcialmente verdaderas y parcialmente falsas. La
teoría de Newton puede considerarse como una aproximación bastante buena para
aplicarla al cálculo de las órbitas de todos los planetas del sistema solar,
excepto Mercurio. En las proximidades del sol, esa teoría no es verdadera y
tuvo que ser reemplazada por la Relatividad General de Einstein. Pero la parte
de la teoría de Newton que proporciona una buena aproximación debe considerarse
verdadera. Esa parte de la teoría no puede utilizarse como argumento para
defender que el éxito de la teoría dependía de que fuese falsa.
A esto los anti-realistas
contraatacan aduciendo nuevas listas
de teorías que, según ellos, deben considerarse falsas y exitosas, o
bien verdaderas y fracasadas, incluso con estos criterios. La discusión actual,
más que en cuestiones de índole general, se está centrando en casos concretos.
Es fácil ver que en el último siglo la discusión se ha exacerbado. En estos
momentos, los defensores de ambas posturas están muy activos, presentan
argumentos bastante sólidos, y es difícil darle toda la razón a una de ellas.
Naturalmente, cada uno de nosotros tiende a apoyar una u otra postura, pero
nadie se atreve a asegurar que haya una clara vencedora.
Como conclusión: esta es una sensación
personal y se pueden aducir muchos contra-ejemplos, pero a mí me parece que los
matemáticos y científicos profesionales tienden a ser mayoritariamente
realistas, mientras los filósofos de la ciencia tienden a ser anti-realistas.
Para más información: https://www.youtube.com/watch?v=cU8jbqsnqtM
Manuel Alfonseca
Hola.
ResponderEliminarLa trampa tendida (en mi opinión) por estos científicos, o filósofos como queramos llamarlos me parece muy saducea, y preocupante, casi me recuerda a cuando Locke sostenía, que lo moral, y lo justo es lo que emana del Parlamento. Me preocupa, porque ¿Qué es lo que se entiende por éxito? Que una cosa funcione, o sea cierta, o por el contrario, que sea popular, y este de moda. Si es lo segundo deberíamos echarnos a temblar, porque no siempre lo que está de moda es lo correcto, y lo que está bien. Hay veces, en que la verdad no gusta tanto, como el error. Hay que saber aceptarla, y hay gente que no está preparada, o no quiere estarlo, aunque los hechos sean tozudos.
El principio tomista, al que adhiere la Iglesia Católica, es que la verdad es la adecuación de la mente a la realidad. La realidad física la comprueba la ciencia. Filosóficamente se puede dudar de todo. Por eso los departamentos de policía tienen físicos entre su personal. No importa lo que diga un testigo, si es imposible físicamente entonces no es real.
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