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Theodosius Dobzhansky |
Es frecuente entre los biólogos modernos afirmar
que el hombre no tiene nada de especial, que es una especie más entre todas las
que existen. Así, por ejemplo, Colin Tudge escribe esto:
Filogenéticamente somos una avanzada,
un pequeño producto de la vida, al igual que la Tierra es un cero a la
izquierda cosmológico que ninguna otra forma de vida inteligente en el Universo
se molestaría en poner en sus mapas celestes. (The variety of life, Oxford
University Press, 2000).
Todo esto no es más que la aplicación
indiscriminada de un dogma seudocientífico que pocos biólogos se atreven hoy a
discutir, y que suele expresarse de alguna de estas formas equivalentes:
- Todas las especies de seres vivos son
equivalentes, ninguna es superior a las demás.
- No existen criterios que permitan
comparar la importancia de las especies.
- El hombre no es superior a los
chimpancés, las hormigas, las bacterias…
- La evolución no tiene dirección.