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Portada de la 1ª edición de Brave New World |
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Así como una utopía es una obra
literaria que describe una sociedad perfecta, desde el punto de vista de su
autor, una distopía es la descripción de una sociedad en la que ciertas
características del mundo en el que vive el autor, que este considera
inaceptables, son exageradas y llevadas hasta el extremo, con intención
satírica o de denuncia.
Las dos guerras mundiales
provocaron en Occidente una sensación de desilusión que dio lugar a las dos
distopías más famosas de la historia reciente: Un Mundo
Feliz, de Aldous Huxley (Brave New World, escrita en 1931,
publicada en 1932) y Mil novecientos
ochenta y cuatro, de George Orwell (Nineteen-Eighty-Four, escrita en
1948, publicada en 1949). Estas dos obras son originales en otro sentido:
mientras otras distopías anteriores (como Erewhon,
de Samuel Butler, 1872) estaban situadas en lugares remotos, como las
Antípodas, las dos distopías modernas tienen lugar en el futuro.
La sensación de opresión que se
apodera del lector de estas dos novelas es casi insoportable. En ambos casos,
los rarísimos inconformistas que puedan aparecer en la sociedad son excluidos
de ella: en la primera, se les destierra
a una isla; en la segunda, la exclusión es sólo temporal: se somete al rebelde a un lavado de cerebro,
con el objetivo de destruir su espíritu y convertirlo en un desecho mental,
materia prima sobre la que el planificador social puede actuar, remodelar y
educar hasta conseguir su recuperación y readaptación a la sociedad. Las dos
distopías son horribles, pero tienen un poder de convicción, una verosimilitud,
muy grandes.