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S.Agustín, por Louis Comfort Tiffany Lightner Museum |
Desde la más remota antigüedad, el hombre se ha
interesado por el enigma del tiempo. Porque el tiempo, a pesar de que todos lo
experimentamos, es un enigma. Ya lo dijo San Agustín en sus Confesiones (L.XI C.XIV): ¿Qué
es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero
explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.
Como dije en otro artículo, las explicaciones ideadas para resolver el enigma del tiempo se dividen en dos: las que lo consideran cíclico, con o sin repeticiones múltiples, lo que permitiría representar geométricamente el paso del tiempo mediante un círculo, y las que lo consideran lineal, que lo representan mediante una línea recta. A su vez, este último caso se divide en varios: se puede admitir, o no, que el tiempo tuvo principio; y se puede admitir, o no, que habrá un momento final del tiempo. Combinando estas dos alternativas, tenemos cuatro casos diferentes. En total suman seis posibilidades, que vamos a analizar a la luz de la cosmología moderna: