¿Somos especistas?

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En el capítulo 6 de su libro ¿Qué es la Antropología? (2020), Francisco de Paula Rodríguez Valls escribe:

Especismo humano sería actuar conforme a la lógica de la supervivencia aprovechando en su beneficio todo el poder de sus facultades. El resto de las especies lo haría, por supuesto... El ser humano es el único que puede no [ser especista] haciéndose cargo de la totalidad del planeta bajo la categoría de cuidado. Poniendo su poder al servicio de todo el reino de la vida.

El diccionario de la Real Academia define así la palabra especismo:

1.      Discriminación de los animales por considerarlos especies inferiores.

2.    Creencia según la cual el ser humano es superior al resto de los animales, y por ello puede utilizarlos en beneficio propio.

Se trata de una palabra de creación reciente, adoptada en nuestra lengua a partir de la palabra inglesa speciesism. Es uno de esos neologismos asociados con la ideología de la corrección política, que se empeña en que no debemos molestar a nadie, ni con nuestras acciones, ni con nuestras palabras, ni con nuestros pensamientos. Partiendo de una postura antirracista loable, lo fueron extendiendo a situaciones cada vez más exageradas y absurdas (hay multitud de ejemplos), y en particular a todas las demás especies animales, partiendo de la base ideológica de que ninguna especie es superior a las demás, lo cual, como he explicado varias veces en este blog, es muy discutible.

En el artículo cuyo enlace acabo de incluir, enumero una lista de diferencias entre la especie humana y todas las demás especies de seres vivos. En particular, repito aquí la última diferencia, marcada con la letra g): El hombre es la única especie que se ha planteado su responsabilidad moral respecto de otros seres vivos. Es decir, el hombre es miembro de la única especie que intenta no ser especista.

Eso es precisamente lo que significa el párrafo que he escogido del libro de Rodríguez Valls. Lo cual implica, como consecuencia, que el hombre es superior (al menos éticamente en ese punto) al resto de los animales. O sea, que el hombre, la única especie cuyos individuos pueden no ser especistas (aunque también pueden serlo), es la única que, precisamente por eso, tendría derecho a ser especista. Como pasa casi siempre con las afirmaciones de la ideología dominante, esta también se contradice a sí misma.

¿Y qué es la lógica de la supervivencia, a la que hace referencia el párrafo citado más arriba?

El capítulo 3 del libro de Rodríguez Valls plantea la existencia de tres lógicas de lo humano:

a)      La lógica de la supervivencia, el objetivo del animal humano. Este es también el objetivo de todos los seres vivos, cualquiera que sea su especie: sobrevivir, no como especie, sino como individuo, pues sólo los seres humanos conocemos el concepto de especie. (Sí, ya sé que la conservación de la especie es consecuencia del impulso de la reproducción, pero sólo el hombre se da cuenta de esa consecuencia). Aplicar a fondo esta lógica es lo que nos convierte en especistas.

b)      La lógica de la existencia, el fin del hombre como agente moral. La especie humana es la única que puede actuar de acuerdo con esta lógica, pues sólo nosotros tenemos imperativos morales, uno de los cuales es, precisamente, el que nos mueve a no ser especistas.

c)      La lógica de la razón pura, el fin del hombre como sujeto intelectual. Tiene como objeto la búsqueda de la verdad. También es propia y exclusiva del hombre.

Las tres lógicas deben orientarse conjuntamente de algún modo, que es distinto para cada persona individual. Veamos un par de citas de ese capítulo:

El saber puede confabularse con la vorágine del mundo y hacerse su cómplice e, incluso, someterse a proclamas ideológicas que quieren transformar la realidad social para que se asuman, incluso inconscientemente, sus ansias de pensamiento único y, argumentando tolerancia, se erradique una legítima pluralidad. El saber se convierte en instrumento económico y de poder político, se convierte en técnica y en instrumento puesto al servicio de ideologías ajenas a lo que antes era su fin: la verdad.

El humano es singular en la forma de decidirse. Puede optar por priorizar cualquiera de las tres lógicas y cualquiera de sus combinaciones. Y en esa búsqueda puede que se pierda...

El primer párrafo lo he seleccionado porque denuncia que la lógica de la razón pura puede desvirtuarse al combinarse con una ideología que intente uniformizar a todos los individuos, sometiéndolos a los dictados de esa ideología y negándoles la libertad de expresión, e incluso la de pensamiento. Es lo que está ocurriendo ahora, y seguir en esta línea acabará con el avance de la ciencia, cuyo objetivo es, precisamente, descubrir la verdad. El segundo destaca la singularidad humana, y añade un punto más a la lista de diferencias con los demás seres vivos que recopilé en mi artículo mencionado más arriba.

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Manuel Alfonseca

7 comentarios:

  1. Hola, Manuel,

    El autor, buen amigo mío, no es Francisco de Borja sino Francisco de Paula. (Puedes borrar esta frase del comentario si quieres.)

    Yo pienso que en la cosmovisión judeocristiana siempre ha estado presente la idea de que el hombre es el señor de la naturaleza: su misión es dominarla. Pero la "lógica del dominio" se puede interpretar de dos maneras: lógica de la explotación o lógica del cuidado (en lugar de "lógica" se podría decir también "ética"). Pero solo en tiempos muy recientes, desde la revolución industrial, la lógica/ética de la explotación se ha hecho predominante; y solo en tiempos aún más recientes nos hemos hecho conscientes del peligro de sus excesos, lo que ha llevado a recuperar la lógica/ética del cuidado, y considerar que la lógica/ética de la explotación es una perversión de la idea original. La acusación al cristianismo de promover la explotación indiscriminada es injusta, puesto que de la misma cosmovisión cristiana surge con naturalidad el cuidado de la creación: justamente porque somos la única especie capaz de hacerse consciente de que solo nosotros podemos asumir esa responsabilidad.

    Hace un tiempo escribí en mi blog (La técnica y la transformación de la naturaleza):

    La visión de la naturaleza como un jardín, como un paraíso, no es una enseñanza de la propia naturaleza (vista con ojos científicos “asépticos”), sino más bien de las distintas tradiciones culturales y religiosas. Cultivar un jardín no es mero respeto a su espontaneidad, sino llevarlo a una plenitud que es más que plenitud botánica. Podríamos decir, en pocas palabras, que un jardín es una creación profundamente artificial, que no se limita a respetar los “ritmos naturales” de crecimiento de la maleza y las malas hierbas. ¿Por qué son malas, las malas hierbas? La justicia y la armonía no pueden surgir espontáneamente como resultado del equilibrio de fuerzas mecánicas “naturales”; la justicia y la armonía no se encuentran de hecho en el mundo, y no triunfarán salvo que nos empeñemos en que lo hagan.

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    1. Corregida la errata. Gracias.

      En efecto, la lógica de la explotación, de la que se acusa al Cristianismo, no empezó a predominar hasta que el Cristianismo empezó a decaer y su ética fue sustituida por la ética utilitaria. Como suele suceder, quienes atacan al Cristianismo tergiversan la historia.

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  2. A los que atacan el Cristianismo por promover la explotación de la Naturaleza, les recomiendo que se informen de la historia de Dorothy, el Ángel del Amazonas. Una mártir por defender la selva contra la desforestación.

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  3. Bruno, no puedo aceptar el comentario que ha mandado, porque contiene un artículo entero que ha sido publicado por otros. Sin embargo, le contestaré. El párrafo final dice: "No obstante, si algo nos ha enseñado la historia de la ciencia es que esos vacíos de conocimiento, llenos de hipótesis, eventualmente se transforman en hechos comprobados con pruebas suficientes, datos y verificaciones."

    A veces sí, a veces no. Hay dos problemas que atraen la atención del hombre desde hace milenios: el del tiempo, y el de la consciencia. En ambos casos se han propuesto muchas teorías, pero ninguna ha llegado a ninguna parte. El párrafo que he citado es una declaración de fe en el cientificismo.

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  4. Lo de científismo se refiere a que no podemos explicarlo pero ya lo haremos materialismo promisorio como decía John eccles

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  5. Se podría decir que buscar la conciencia o reducirla a neuronas sería como reducir las ondas de radio y la canción a los circuitos de la radio o tratar de explicar el hobbit el señor de los anillos etc como celulosa y tinta

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